Un partido para no quejarse fue lo que dejó el encuentro de la tarde del sábado, ya entrada la noche, en el Gran Parque Central. Con propuestas dinámicas y alto grado de verticalidad, bolsos y sastres dejaron un buen espectáculo.

Era un escenario algo previsible, pensando en las necesidades de cada uno. El Boston venía de quedar afuera de la Copa Sudamericana y muy lejos en el Apertura. Nacional, con un nivel nada regular, dudas tácticas y rendimientos individuales bajos, en busca de seguir en la pelea.

Hubo un intento de arranque de apropiarse de la pelota por parte del local, recibiendo una presión alta por parte de los delanteros sastres. La asociación de buen pie por el centro del campo de Gastón Pereiro y Franco Fagúndez dio esperanzas de lo que podría venir a la gente que en buen número asistió al Parque. Ramírez fue el primer beneficiario de esa asociación, que no pudo definir cómodo.

Boston River recuperaba y salía disparado al ataque, con justificada razón ya que tenía en ofensiva a velocistas como Christian Olivera y Jonathan Urretaviscaya. Y fue Olivera quien sacó más partido a su condición ganándole la pulseada a Lozano y pelotas al área que no definieron bien los atacantes. Pasados los primeros minutos la presión ya no era la misma, sino que la lógica era esperar a Nacional mucho más atrás, tanto que sus delanteros se encontraban en campo propio.

Fagúndez pareció ser el faro ofensivo del local, no por cosas mágicas sino por tener la posibilidad de varios balones a espaldas de los volantes centrales y de allí armar ataques. El Boston salió rápido y estuvo en poco tiempo en posición ofensiva, y el bolso tuvo también falta de balance y recuperación y sólo Montiel hizo de recuperador desde el arranque.

Alfonso Trezza, de Nacional y Santiago Silva, de Boston River, el 11 de febrero en el Gran Parque Central

Alfonso Trezza, de Nacional y Santiago Silva, de Boston River, el 11 de febrero en el Gran Parque Central

Foto: Camilo dos Santos

La falencia más evidente en el tricolor fueron las marcas en pelotas aéreas en zona (el rival como referencia pero no marca personal), asunto que arrastra desde el arranque de la temporada y no logra corregir.

El quiebre fue el penal cobrado por Matías de Armas a Alfonso Trezza y que ejecutó bien el Colo Ramírez. Quedó en el aire si fue o no penal, lo que pudo haber sucedido es que el arbitro fuera a la pantalla del VAR y confirmara o cambiara la decisión inicial. Tampoco fue revisado un codo excesivo de Olivera a Ramírez que quedó sólo en una amarilla.

Si Boston tuvo chances por arriba en la primera parte, no descuidó ese costado flaco en el local y aprovechó con un gran cabezazo de su centrodelantero Acuña tras una zambullida y pelota a la red. Las salidas rapidísimas eran una constante por parte de los delanteros y volantes externos, y enseguida del empate su autor tuvo una nueva que Cándido sacó de la línea evitando el gol.

El bolso optó cargar por arriba -motivado por el empuje del público- con el ingreso del argentino Emmanuel Gigliotti acompañado de su compatriota Noguera. Con esta herramienta a mano llegó un centro de Cándido al segundo palo que empujó el colombiano Daniel Bocanegra para ponerse al frente.

El trámite se partió en ataques y defensas, con el mediocampo casi inexistente. Como si fuera un ejercicio táctico de entrenamiento que alternaban roles. El cansancio jugó su papel en una jornada capitalina de altas temperaturas.

Y en estas transiciones de pocas pausas fue que Diego Zabala -tras pocos minutos en cancha- asistió al Puma Gigliotti, que definió notable para sorpresa de nadie.

Para cada uno

Nacional lo necesitaba y ganó. Las formas no convencieron y algunas dudas que merodeaban en fechas pasadas aún están. En una institución que recibe y genera tanta presión ganar importa y a veces sus medios no cobran relevancia. El bolso se pone a dos puntos del líder Peñarol con el clásico ahí nomás, a la vuelta.

Boston River no gana y seguirá al momento mirando la tabla desde las últimas posiciones. La preocupación puede venir pensando en lo que es el cierre de la temporada y no volver a tener problemas con el descenso. Al contrario de su rival, el sastre tiene herramientas claras y a utilizar. Tiene equipo, juego e individualidades que complican a cualquiera. Deberá mejorar en la definición para conseguir resultados que lo saquen del fondo.