45 minutos le alcanzaron a Nacional para liquidar su último partido del torneo Apertura. El tricolor, con gran capacidad goleadora, le hizo cuatro a Torque en el primer tiempo y fue un montón. Un doblete de Juan Ignacio Ramírez y uno cada uno que convirtieron Diego Zabala y Yonatan Rodríguez fueron los goles del bolso.

1. Cuatro son multitud

Eran prácticamente las caras opuestas del torneo. Nacional no tenía chances de pelear el título, pero sí se sabía segundo pasara lo que pasara; Torque, en cambio, esta temporada deambula en las últimas posiciones y ya empieza a hablar de permanencia y descenso.

Con eso sobre la mesa, los de Álvaro Gutiérrez demostraron en la cancha lo que dicen los números. Fue letal Nacional y también fue seguro en defensa: casi no se dejó atacar, salvo en jugadas puntuales (y el montón de tiros de esquina a favor). Y si un equipo es letal cuando ataca y no deja que le conviertan goles, la probabilidad de ganar es muy alta.

Nacional llegó y las veces que lo hizo hubo goles. De arranque, Yonatan Rodríguez, que juega con la 5 pero tiene mucha clase, quebró el cero con una volea exquisita, bien apretada.

Zabala está on fire desde hace unos cuantos partidos, y en este, igual que contra Inter por la Libertadores, le gustó para mandarse en largo, driblear y llegar al área para patear. Le rinde la receta a Didí, que facturó con un tiro prácticamente a la carrera.

Nacional golpeando y Torque frágil, muy débil como para sostener resultados, mucho más débil como para reivindicar su propio juego y dar vuelta resultados, en este caso ante el tricolor, que no es de los más vistosos jugando, pero sí es uno de esos a los que muy pocos les hacen goles.

Después apareció el factor Ramírez, ese por el que a veces baja como un rumor desde la tribuna, pero que en los últimos partidos hace bajar aliento del bueno, aplausos de fe, cánticos que comprueban su capacidad goleadora. Ramírez no hizo uno, sino dos goles en diez minutos.

2.Tiempo al tiempo

Que los goles de Ramírez empezaran a ser un montón en Nacional era cuestión de tiempo y oportunidades. Desde que el mercedario llegó al bolso proveniente del fútbol francés (donde tuvo pocas chances de jugar), no tuvo una buena historia con los goles, que es precisamente lo que lo ha llevado a estar en la consideración tanto del fútbol local como del extranjero.

Su titularidad siempre fue esquiva, en parte por (des)mérito propio –eso que llaman goles errados–. Después también tuvo que lidiar con la competencia del argentino Emmanuel Gigliotti y de nada más ni nada menos que Luis Suárez, de gran paso por el bolso el año pasado. Al Colo le tocó morder la desolación del banco de suplentes, también el garrón de algunas lesiones.

Pero un día volvió. No hoy, sino antes. Aprovechó las oportunidades. Ya no está Suárez, Gigliotti es el que lidia con lesiones y goles errados, y Ramírez aprovecha: en pocos partidos su puntería fue implacable y terminó siendo el goleador del Apertura con 11 goles, dos más que Matías Arezo.

3. Resetear

Ahora viene el Intermedio, ese torneo que suele ser usado para mejorar y, sobre todo, para sumar puntos para la tabla Anual. En unas semanas arrancará esa nueva instancia. Esta historia ha terminado.

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