Gracias a un muy buen cierre de partido, con completo juego tanto en defensa como en ataque, Hebraica y Macabi dio vuelta un partido en el que llegó a perder por 15 para ganarlo 84-71. Es el cuarto título de Liga Uruguaya de los macabeos, tras los campeonatos conseguidos en 2011-12 y el doblete 2015-16 y 2016-17.

Tanto a tanto

En el primer cuarto Nacional fue el protagonista por méritos propios. Primero, porque fue un infierno en defensa, con muy buenos cambios de marca aunque sin perder el foco de siempre: Luciano Parodi. El bolso marcó intenso, forzó los tiros de Macabi y cargó bien el rebote, cosa de hacerse de la pelota y salir con transiciones rápidas. Pero, además, arrancó encendido en ataque, con un Alejandro Acosta haciendo jugar desde el armado pero también mandándola adentro cuando le quedaron los tiros. Se fue 12 arriba el bolso, 26-14. No llamó la atención el inicio del bolso: desde la mismísima primera pelota al aire sabía que no tenía mañana, que la historia era ganar para seguir luchando el título.

La primera preocupación de Hebraica fue mejorar la tarea defensiva. Intentó con zona, que tanto le había servido en finales anteriores, pero Nacional la vulneró con un juego inteligente y de pase extra; entonces Hebraica decidió cambiar y pasar al hombre, pero para eso el tricolor puso la pelota en manos de Branden Frazier y este se dedicó a iniciar las jugadas con un pick central, por lo general de Gary McGhee. Le sacó jugo a eso Frazier, porque la embocó de todos lados. Cuando la máxima fue de 15, Leonardo Zilberstein pidió minuto. Desde ahí hubo un 7-0 de Hebraica y volvió a meterse en partido. La pieza fundamental fue Adonys Henriquez, que demoró en encenderse pero, cuando lo hizo, metió puntos clave.

El segundo tiempo comenzó 42-37 arriba Nacional. En un minuto y medio Hebraica pasó a ganar. Esa diferencia, un punto, en realidad fluctuó a favor de uno y otro durante buena parte de ese tercer período. Nadie sacó diferencias y la razón principal fue que las ofensivas fueron de extrema desprolijidad, con malas decisiones de tiro, peores pases y muy pocas segundas oportunidades porque los bloqueos defensivos se quedaron con todos los rebotes. A falta de tiros cómodos, buenos fueron los libres: en el cierre Macabi estuvo fino desde la línea del personal y ahí sacó su máxima ventaja, seis puntos.

Esos seis fueron estando 59-53, que fue el tanteador del inicio del último cuarto. Henriquez cada vez fue más figura, Parodi nunca dejó de serlo por puntos o asistencias, y se sumó Javier Carter, el pivot que desde que llegó no había andado bien, pero apareció en la sexta final. Hebraica llegó a sacar diez puntos de ventaja. Y si algo sabe Hebraica, sobre todo por la experiencia de Parodi, es manejar los tiempos de un partido que va ganando.

Habiéndose armado para el título, a grito de “dale campeón”, Hebraica levantó la copa.