Cómo se vivió Inter-River en Porto Alegre es una muestra cabal de cómo se siente la Copa Libertadores en Sudamérica. Hubo pasión, las tribunas explotaron, hubo mucha emoción, buenos goles, final agónico y definición por penales, donde la figura fue Sergio Rochet, pero no necesariamente por lo que atajó.

La tanda de penales estaba en el mata-mata. En el séptimo penal convierte Pablo Solari para River Plate, pero el jugador tocó la pelota con los dos pies -se resbaló en el golpe- y se dio el penal por inválido. Parecía que ganaría Inter, pero el uruguayo Carlos de Pena tuvo la mala suerte de dar su tiro en el palo.

Cuatro tiros después, o sea para el décimo tiro de cada uno, el árbitro, Andrés Mattonte, decidió cambiar de arco porque el piso del punto de penal desde donde se estaba pateando estaba desecho. Ahí fueron y Robert Rojas dio el tiro en el travesaño. El décimo penal lo pateó Rochet: tiro con pie abierto y a festejar el pase a cuartos de final.

Agónico todo

El primer tiempo estuvo bien jugado, pero terminó sin goles. Así le servía a River, porque en la ida había triunfado 2-1. Pero, en los últimos 20 minutos pasó de todo.

Primero, a los 70 Inter abrió el marcador con gol de Gabriel Mercado, quien metió un certero cabezazo tras un córner desde la derecha. Con ese resultado, se iba a penales. Pero no sucedió ahí: a los 78 Alan Patrick pateó un tiro libre, la pelota rozó un defensor millonario y le cambió la trayectoria, metiéndosele a Armani sobre su izquierda.

Así, Inter avanzaba. El telón se bajaba y la noche era absolutamente roja. River se desesperó y tiró todo lo que encontró al área, buscando el descuento que le diera la posibilidad de definir por penales. En la última, tras un córner, el Sicario Rojas entró por el segundo palo, se llevó puesta la pelota y fue 2-1. De ahí a los penales, donde Rochet se hizo gigante.