Luis Rubiales había sido suspendido por la FIFA mientras en su país está procesado penalmente luego de que Jenni Hermoso, la futbolista a la que besó sin consentimiento, lo denunciara por agresión sexual. Sin embargo, sus apariciones públicas habían sido desafiantes y no parecían admitir su lamentable comportamiento. Hasta este domingo, cuando públicamente, primero en una entrevista con un periodista inglés y luego con un comunicado público en sus redes sociales, Rubiales comunicó su renuncia a la presidencia de la Federación Española de Fútbol (y, por lo tanto, a su puesto de vicepresidente de la UEFA).

“Tras la veloz suspensión realizada por FIFA, más el resto de procedimientos abiertos contra mi persona, es evidente que no podré volver a mi cargo. Insistir en quedarme a la espera y aferrarme a ello no va a contribuir a nada positivo, ni a la Federación ni al fútbol español. Entre otras cosas, porque hay poderes fácticos que impedirán mi vuelta”, comienza diciendo Rubiales en dicho comunicado. En el breve texto, además, dice que no quiere que “el fútbol español pueda resultar perjudicado por toda esta campaña tan desproporcionada y, sobre todo, tomo esta decisión tras haberme asegurado de que mi marcha contribuirá a la estabilidad que va a permitir que tanto Europa como África sigan unidas en el sueño de 2030, que permitirá traer a nuestro país el mayor evento del mundo”.

Haciendo muestra, una vez más, de que está decidido a defender su verdad, Rubiales cierra su escrito diciendo que “ahora hay algo que me ocupa con firmeza. Tengo fe en la verdad y voy a hacer todo cuanto esté en mi mano para que prevalezca”. Tras asegurar que tanto él como “la gente que me quiere” sufrieron “los efectos de una persecución desmedida, así como muchas falsedades”, concluyó que “es cierto que en la calle, cada día más, la verdad se está imponiendo”.