Jorge Giordano fue, según consigna su web el director técnico uruguayo con mayor continuidad durante el período 2010-2020 y con mayor cantidad de minutos dirigidos en 2017 a partidos oficiales de Torneos de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF). Sin embargo, hace dos años que se alejó de la línea punteada a orillas de la cancha para ocupar el rol de director de selecciones nacionales de la AUF. Además, es docente en el Instituto Universitario de la Asociación Cristiana de Jóvenes (IUACJ) en el Curso de Técnicos Deportivos, y Experto Técnico de la FIFA.

Giordano carga todas esas medallas con humildad y luego de más de 30 años como director técnico aún acepta comentarios de los de afuera, que hace ya tiempo no son de palo. En Del libro a la cancha muestra su faceta de autor y da lugar a que quien lea deje apuntes en dos páginas al final de cada capítulo.

Con minuciosa descripción de metodología, procesos de entrenamientos, organización de proyectos y recursos, la obra apunta a la utopía de abarcar los procesos del deporte desde su etapa juvenil hasta los planes de siembra de terrenos dedicados a la competencia. “Si a alguien le aporta algo, el objetivo está cumplido, que es tener bibliografía de consulta hecha en Uruguay, y no recurrir tanto a autores extranjeros; aunque ellos tienen aportes importantes, hay que destacar nuestro valor”, sostuvo en diálogo con la diaria durante el análisis de su libro y extensa trayectoria.

Tu carrera como técnico está condensada en las 368 páginas de Del libro a la cancha, las lecciones más importantes están consolidadas allí, ¿pueden ser útiles para quienes recién comienzan en el fútbol profesional?

Totalmente. Uno nunca termina de ser entrenador, continuamente te van sucediendo cosas. La experiencia es importante y es normal que lo que le pasó a un entrenador ayude a otro que está empezando. Es un proceso, y el libro muestra varios métodos que pueden ayudarle.

Contaste con la revisión y los aportes de Marcelo Bielsa, ¿qué se sintió haber recibido una devolución de tu obra por parte de un técnico de esta categoría?

Cuando le mostré algunos capítulos recibí muy buenas devoluciones, y le pedí autorización para poder comentarlo en el libro. Es un elemento más que posiciona al libro como buen material para alguien que se esté desarrollando en el fútbol.

“Nos postulamos a un Mundial y nos respondieron que reestructuremos el Estadio”.

En los capítulos de gestión e infraestructura hay ejemplos de clubes con abundantes recursos humanos y edilicios. ¿Es reflejo de lo que has visto en tu carrera a nivel internacional o refieren al fútbol uruguayo?

Indudablemente no tenemos resuelto el tema de la infraestructura. Nos postulamos a un Mundial y nos respondieron que reestructuremos el Estadio. Mejoramos los campos de juego de la competencia, pero estamos en debe en los centros de entrenamiento, sobre todo en su diseño. Siete u ocho equipos se han preocupado al respecto, pero hay un número importante de centros de entrenamiento que deben mejorar. Son pasos que deberíamos dar para no quedarnos atrás porque este aspecto influye en la formación de los futbolistas.

En el fútbol uruguayo es común que una misma persona se encargue de varias tareas, ¿cómo influye esta situación en la organización de la gestión deportiva?

En el libro presento un ideal de elementos que existen en los equipos y en las selecciones. Actualmente un staff de un equipo en Brasil está compuesto por entre 20 y 25 personas; a veces hay más staff que jugadores. Es increíble, pero se ha profesionalizado enormemente.

Se puede gestionar un equipo con menos personas; tener demasiados recursos humanos está visto como una patología. Un entrenador que cuenta con una organización que tiene tantos recursos humanos y no los sepa gestionar, puede tener un problema en potencia.

En un capítulo se menciona el seguimiento a los jugadores en aspectos emocionales, socioafectivos o motivacionales, ¿cómo se prepara un técnico para acompañar ese lado del futbolista que no es cuantificable o entrenable?

Cuando dirigía y estaba preparando un partido o una charla me intrigaba en qué piensan los jugadores cuando uno está hablando, porque quizás están pensando en el partido, tal vez me miran y en su cabeza piensan en algo personal. El principal atributo de un entrenador o futbolista es lo anímico, porque es algo que se transfiere, al igual que los pensamientos positivos. Tener empatía y contagiar a tus jugadores te habilita a generar motivación o convencerlos con base en un conocimiento; hay que tener mucha claridad conceptual para ser creíble ante los futbolistas.

En tu libro hay numerosas referencias a Uruguay, a las características del trabajo local y latinoamericano, ¿crees que esos conocimientos pueden ser aplicables en el resto del mundo también?

Ningún entrenador uruguayo va a pasar vergüenza en ninguna liga. He recorrido siete países observando entrenamiento y los colegas uruguayos pueden desarrollar su actividad sin problema donde sea. Lo único que me preocupa es que hoy en día los entrenadores están más tiempo planificando y gestionando que desarrollando el entrenamiento. El entrenamiento se resuelve en una hora y media o dos, y luego dedican entre diez y ocho horas de trabajo a la planificación, el seguimiento y a generar acuerdos con el grupo de trabajo.

En cancha

¿Cómo ves al fútbol uruguayo hoy?

Soy defensor del fútbol uruguayo, de los futbolistas y entrenadores uruguayos. Tengo la obligación por la selección de seguir a los equipos, pero cuando no coincide con mis tareas, igual miro fútbol uruguayo porque me gusta, porque no es tan malo como la gente cree. Sobre todo porque es muy difícil de jugar para el futbolista y eso se comprueba con el hecho de que los futbolistas extranjeros no siempre sobresalen en nuestro fútbol.

Es un fútbol que tiene cualidades, tiene eso de que con poco logra mucho. Eso es una constante de los equipos que se están desarrollando, porque hoy hay diez equipos con su economía resuelta o equilibrada, y el resto vive del día a día.

Es admirable por cómo se continúan desarrollando los clubes, pero no es lo ideal.

Foto del artículo 'Jorge Giordano y su manual sobre la gestión deportiva: Del libro a la cancha'

En el libro mencionás que hay momentos en el año donde “casi que no hay tiempo para entrenar los equipos, se concentran en recuperar y competir”, ¿crees que los calendarios deportivos están al límite?

En Sudamérica hay casos como Brasil, Argentina o Colombia, que ya tienen dos o tres torneos a nivel local, ahí es difícil para los futbolistas. En Uruguay todavía tenemos espacio para entrenar un poco más y preparar a nuestros equipos. De aquellas preparaciones de 45 días previo a los torneos al inicio del año, no queda nada. Hoy quien juega la primera fase de copa continental se estrena el 5 de febrero, tenemos tiempos de preparación cada vez más cortos y por eso son muy importantes los períodos postemporada. Es ahí cuando se arma la transición de una temporada a la otra.

¿Afecta esto a los jugadores, entrenadores e instituciones?

A los futbolistas por el cansancio y el agotamiento, los entrenadores se limitan a conformar el mejor equipo no por cualidades, sino por sanciones o lesiones y las instituciones cuando rinden a buen nivel tienen un gran retorno económico, porque eso ha aumentado muchísimo. Las otras instituciones, las que van quedando por el camino en aquellas competencias eliminatorias, cargan con que sus futbolistas van a estar cansados sin aumentar su retorno económico, por eso hay que gestionar muy bien durante el período de cierre de año porque es un momento anímico difícil.

¿Qué consideras indispensable para mantenerte vigente como director técnico o como gestor deportivo en un ámbito que cambia tan dinámicamente?

Hay cosas que no cambian, como que el resultado es quien evalúa tu continuidad, por más que el proyecto esté funcionando o haya conformidad. Una secuencia de resultados malos, o a veces un mal resultado, saca al entrenador.

“Ningún entrenador uruguayo va a pasar vergüenza en ninguna liga”.

Es relativo, en algunos momentos en los que el club viene ganando tiene que sacar el entrenador y hay momentos en los que no tiene éxito y no tiene que sacar el entrenador. Esa es una tarea de identificación de los directivos.

El fútbol es una actividad donde quienes te evalúan, en algunos casos, no tienen idoneidad. En tus funciones, te evalúa un par a quien reportás, pero que, en ocasiones y sin generalizar, no está preparado para acompañar lo que sucede.

A lo largo de la historia se han profesionalizado los jugadores, los directores técnicos, los asistentes, ¿creés que es momento de que los directivos sean profesionalizados también?

Existen algunos síntomas de profesionalización y son bienvenidos, hay un cambio generacional que también es oportuno. Creo que les cuesta mucho a los dirigentes sudamericanos analizar durante momentos de adversidad y por lo general se toman decisiones que no son las más correctas.

Hay que dar un paso más allá de analizar en etapas de éxito. Hay que tener la suficiente apertura para analizar los casos de éxito y también al resto, que son la mayoría de los casos, ya que sale campeón uno sólo.

Formato papel

El equipo que compaginó el libro luego de la Copa América tuvo la posibilidad de presentarse en la Universidad de Texas A&M, gracias a la gentileza del poeta, periodista y docente uruguayo allí radicado, Eduardo Espina. El uruguayo dicta la cátedra de Fútbol Mundial y Literatura, en inglés, y convocó a sus estudiantes, en su mayoría hijos de latinoamericanos y amantes del deporte, para disfrutar de una exposición que se transformó en conversatorio. “Debería tener mayor circulación porque no aparecen libros de este tipo tan seguido en el mundo del fútbol”, aseveró Espina a la diaria.

¿Cómo fue la experiencia de presentar el libro en Estados Unidos?

Nos sorprendió que una universidad con el prestigio de Texas A&M nos invitara a una cátedra sobre fútbol y literatura para hablar del libro. Más aún nos sorprendió el público que quedó afuera: nos pidieron volver en otro momento. Era un público joven con mucha avidez por preguntar y conocer sobre nuestro fútbol.

Tras más de 30 años de carrera, ¿contás con una percepción más global del fenómeno del fútbol?

Cuando empecé a gestionar en Atlético Florida me di cuenta de que es tan importante hacer un buen entrenamiento como conformar un equipo, no hacer cosas a lo loco, porque el fútbol es todo gestión. Me fui capacitando y después el fútbol me fue llevando. Hoy estoy en un lugar donde soy feliz, no hay una gran definición de lo que es ser director deportivo, la gente cree que es un gerente o un coordinador y son cosas distintas.

La metodología y el entrenamiento me apasionan. En este rol tengo la cercanía con los planes y con la metodología de trabajo, aunque me falta la cancha, pero es lo que me toca hoy. Al finalizar el contrato, el fútbol me seguirá llevando, por ahora estoy contento desarrollando esta actividad.