En el Parque Viera, bajo lluvia y con una cancha que aguantó muy bien, Montevideo Wanderers y Deportivo Maldonado empataron 0-0. ¿Y cómo puede ser interesante un partido que termina 0-0 entre equipos que no están peleando la punta? Puede ser y lo fue, como el que jugaron Wanderers -dirigido interinamente por Juan Manuel Martínez mientras Antonio Pacheco lo miraba desde una cabina pronto para empezar- y Deportivo Maldonado.

Fue un partido que tuvo un montón de alternativas de ataque de uno y otro lado, con incidencia de los arqueros, en algunos casos con atajadas muy buenas, y que además sumó variables no tan ordinarias como las salidas por lesión de dos futbolistas en la primera parte, Maximiliano Cantera -determinante futbolista del Depor, muchas veces el eje del juego rojiverde-, que sufrió un rodillazo en la zona lumbar tras un choque de juego con Mauro Silveira, o el golpe de Emiliano García en Wanderers, que cayó en otra acción de juego y también debió salir cuando había sido elegido para formar zaga en el debut de Fabricio Formiliano como zaguero central bohemio.

El buen drenaje del Viera permitió que se pudiera jugar sin inconvenientes pese a la lluvia, pero le puso el turbo a la pelota y tal vez también al juego, a veces ingobernable por el ritmo que ponía la cancha rapidísima.

Había otras variables anímicas, emocionales, por ejemplo ver a este Wanderers dirigido por un técnico distinto al que tuvieron todo el año hasta el miércoles pasado, pero distinto también al que tendrán mañana, y con ello una suerte de revancha permanente de los futbolistas, tratando de dar lo que la gente sabe que pueden dar como colectivo y también como desarrollo de individualidades.

El juego de lado a lado y el de las atajadas, los revolcones y los ¡ahhh! de los estoicos hinchas que se mojaron y enfriaron bajo el agua fueron más en la segunda parte que en la primera. Al principio, la mayor cantidad de ataques de peligro fue de la visita, pero Wanderers, cargando con Nicolás Ferreira, Matías Fonseca y fundamentalmente el más chico de los Albarracín, Agustín, puso en riesgo la valla del mercedario Guillermo Reyes, que después sabríamos que por primera vez en lo que va del Apertura terminó en cero.

Wanderers cargó con todo lo que pudo, sus futbolistas querían ganar y salir del pozo, pero también los de Maldonado, que en los últimos minutos colocaron al goleador Marcos Rubén, que tuvo las suyas, pero Silveira manoteó.

Buen partido, un punto para cada uno, que tal vez no genere las mismas sensaciones, y la potencialidad de dos colectivos prontos para poder crecer.