El equipo aurinegro controló a Independiente de Barranquilla desde el comienzo del encuentro disputado este domingo por la tarde, logrando una inobjetable victoria 3-1, a la que llegó a través de los goles de Brandon Díaz, el argentino Ramiro Caresani y el español Manuel Suazo.

La incorporación de extranjeros puntualmente para la Copa Libertadores es una apuesta que Peñarol viene realizando ya desde 2022, oportunidad en la que alcanzó la final del torneo, una campaña inédita hasta el momento para el fútbol sala uruguayo. A partir de ahí, y al igual que sucede con varios rivales, la llegada de jugadores internacionales para potenciar al equipo aumenta cada vez más en número y calidad.

Este año el conjunto carbonero, que es dirigido por el argentino Facundo Ruscica, viajó con cinco extranjeros en sus filas. Además de Caresani y Suazo, fueron parte del plantel los peruanos Sebastián Obando y Toni Alvarado, y el venezolano Jesús Viamonte, un conocido de la casa que supo ser campeón uruguayo en 2019 con la casaca mirasol.

Sin embargo, Peñarol tuvo que atravesar ciertas dificultades en esta Libertadores. La primera de ellas, el hecho de disputarla con 12 jugadores en lugar de 14. Un cambio de nombres en la lista que no fue aprobado por Conmebol –situación que también afectó a Cerro Porteño- complicó de entrada, considerando además la intensidad con que se juega este deporte y la consecución de los partidos.

Otro contratiempo fue el que se dio con Manuel Suazo, el español que llegó desde el ascenso italiano, suspendido para el choque de cuartos de final por una sanción “de oficio” de Conmebol. ¿La razón? Un codazo que no llegó a destino en el partido de la primera fecha contra los ecuatorianos, tras una denuncia del equipo rival.

Foto: Conmebol Libertadores Futsal, sin datos de autor.

Foto: Conmebol Libertadores Futsal, sin datos de autor.

Pero más allá de estas cuestiones, el rendimiento en cancha del equipo en general estuvo a la altura, con la base de uno de los mejores arqueros del continente como es Mathías Fernández, y de jugadores de la talla de Brandon Díaz y Maximiliano Navarro.

El camino

Peñarol superó la serie como segundo clasificado. Tras el empate en el debut 2-2 ante el Bocca de Ecuador, los aurinegros cayeron 4-1 contra Magnus de Brasil, finalmente el campeón del torneo, y golearon 7-0 a Santiago Wanderers de Chile.

El gran reto vino en cuartos de final, contra San Lorenzo, un equipo rápido y muy peligroso en las acciones de pelota quieta. Peñarol hizo un trabajo espléndido en todo sentido, pese a lo corto del plantel, accediendo a semifinales. Otro argentino, Barracas Central, fue el que dejó afuera de la final tras un partido en donde fue superior y lo selló con victoria 5-2.

Para el cierre, el ya mencionado triunfo sobre los colombianos, que puso nuevamente en un podio al conjunto aurinegro, con la sangre en el ojo por no haber contado a pleno con sus armas para un mayor rendimiento, pero convencido de que su objetivo de tutearse con los mejores de Sudamérica, y figurar en la definición final, se sigue cumpliendo.

Nicolás Ordoqui tras el 3er puesto

"Había que dejar el resto. No es lo que veníamos a buscar pero siempre hay que poner esta camiseta lo más alto posible. Teníamos que cambiar rápidamente el chip de la semifinal para poder llevarnos algo. Con el correr del tiempo lo vamos a valorar más de lo que lo estamos valorando en este momento.

Antes no competíamos, no podíamos estar a la altura. Después podés ganar o perder, pero creo que estamos a la altura. Hace dos años estuvimos en la final, ahora logramos un tercer puesto. Por todo el esfuerzo que se está haciendo, tanto económico como del plantel, nos queda la sensación amarga, pero es lo que nos tocó".