En el que alguna vez fue el país del matemáticamente tenemos chances, a falta de cuatro fechas para terminar las Eliminatorias Uruguay está muy cerca de asegurar definitivamente la clasificación al próximo Mundial.

El aumento de cupos le restó emoción a la fase clasificatoria, al menos para algunos países. En las últimas Eliminatorias cuatro selecciones sudamericanas clasificaban de forma directa al Mundial y la que ocupaba el quinto puesto disputaba un repechaje, aquel que, sin ir más lejos, nos llevó a Sudáfrica en 2010 y a Brasil en 2014.

Sin embargo, en la actualidad, son seis las selecciones que clasifican directamente al Mundial, mientras que la séptima juega un repechaje. El 60% de las selecciones de Sudamérica clasifican de forma directa y, además, una selección más tiene una posibilidad de jugar dos partidos más que lo dejen en el Mundial.

Luego de la derrota con Argentina y el empate con Bolivia en El Alto, Uruguay alcanzó los 21 puntos que lo colocan en la tercera posición, a igualdad de puntos con Brasil y Paraguay, pero con un mejor saldo de goles. A su vez, está a seis puntos de la séptima posición y a ocho puntos del octavo.

Las Eliminatorias tuvieron un cambio de fixture en esta edición, pero se puede realizar un comparativo con las anteriores considerando los rivales y las sedes. De esta forma, los dirigidos por Marcelo Bielsa obtuvieron cinco puntos más que Uruguay rumbo a Qatar, un punto menos que en la clasificatoria al Mundial 2018 y un punto más que en la clasificación al repechaje para Brasil 2014.

Puntos conseguidos por Uruguay con igualdad de fixture

Mundial 2010 2014 2018 2022 2026
Puntos 19 20 22 16 21
Posición final A definir

Los números no mienten, mienten los que hacen los números

Ante este panorama hacemos una simulación de Montecarlo basada en un sistema de puntuación ELO, en este caso la puntuación determinada por el Ranking FIFA, y con algunas ponderaciones con respecto a las localías.

Esta simulación se repite unas 10.000 veces y calcula las probabilidades de ganar, empatar o perder cada partido restante y así definir las diferentes posiciones finales en la clasificación.

De esta forma, al considerar los cruces restantes en las últimas cuatro fechas y el potencial de cada selección, obtenemos que Uruguay tiene un 99,8% de probabilidad de clasificar de forma directa al próximo Mundial.

Argentina es la única selección que ya tiene garantizada su clasificación al Mundial, mientras que la probabilidad indica que Ecuador, Uruguay, Brasil, Paraguay y Colombia están con medio pie adentro.

En las restantes cuatro fechas Uruguay debe visitar a Paraguay, recibir a Venezuela y a Perú, y cierra su participación visitando a Chile, probablemente eliminado. Chile tiene 2,3% de probabilidad de alcanzar el séptimo puesto, unos números nada alentadores.

En el fútbol, como en la vida, nada es seguro, y estos cálculos son un indicativo de las posibilidades que tiene cada selección de ir al próximo Mundial. De todas maneras, con sentido común nos alcanza para pensar que es muy difícil que Bolivia sume ocho puntos de 12 posibles y así pase a Uruguay. Además, hay que tener en cuenta que en la próxima fecha Venezuela recibe a Bolivia en un enfrentamiento clave para determinar el futuro de ambas selecciones.

Uruguay necesita cuatro puntos para sellar su clasificación directa sin depender de nada más. Un empate en Paraguay y un triunfo de local ante Venezuela lo dejarían con 25 puntos. En el imaginario de que Venezuela le gane a Bolivia y pierda con Uruguay, quedaría con 18 puntos a falta de seis por jugar. Incluso perdiendo ante Paraguay y ganando ante Venezuela en el estadio Centenario, prácticamente sellaría la clasificación por la diferencia en el saldo a favor de goles que tiene Uruguay frente a Venezuela y Bolivia.

La calculadora que tantas veces alimentó las esperanzas de clasificación, hoy en día, casi que nos asegura el lugar en el Mundial 2026.

No todo lo que es oro brilla

Los resultados de la última doble fecha de Eliminatorias dejaron a Uruguay con medio pie en el próximo Mundial, pero con algunas interrogantes a resolver desde lo táctico.

La derrota con Argentina en el estadio Centenario confirmó la regla de que Uruguay nunca le ganó dos partidos seguidos a Argentina por Eliminatorias. A su vez, rompió el invicto que llevaban los dirigidos por Marcelo Bielsa jugando como locales en el que acumulaban cuatro victorias y dos empates.

Luego de perder con Argentina, Uruguay viajó a El Alto para rescatar un punto ante Bolivia que termina teniendo una gran valía de cara a la clasificación al próximo Mundial. Ese empate en condiciones adversas mantuvo en siete puntos la diferencia entre Uruguay, tercero en la tabla de posiciones, y Bolivia, octavo en estas Eliminatorias, un punto por debajo del repechaje.

Estos dos partidos permiten, más allá de sus condicionantes, sacar información de cara a lo que viene. Para ello analizaremos brevemente lo sucedido en ambos cotejos con los datos y los apuntes tácticos más destacados.

Foto del artículo 'Matemáticamente tenemos chances'

Dale, vení

La postura de Argentina fue un tanto atípica a lo que viene demostrando el conjunto dirigido por Lionel Scaloni en estas Eliminatorias. Al menos en los primeros minutos del partido se vio una tendencia de esperar en un bloque medio y darle la iniciativa a Uruguay.

Uruguay fue la primera selección que tuvo más la posesión que Argentina en lo que va de las Eliminatorias; terminó en un valor del 55%, pero en los primeros 20 minutos del partido llegó a tener más de un 70% de posesión ante la selección que más la tenía en el torneo. Argentina promediaba 65,8% de posesión en las Eliminatorias e incluso es uno de los equipos que estando en ventaja en el marcador más se impone desde la tenencia con 63,4%.

Esta tónica de partidos es una de las que le trae dificultades a Uruguay. Únicamente ganó frente a Bolivia (3-0 en el estadio Centenario) cuando se impuso desde la tenencia: 68,3% en ese partido. Ante Chile obtuvo una victoria por 3-1 en un partido de tenencia repartida: 50,6% a favor de Uruguay, y todas las victorias ante Brasil, Colombia y Argentina se dieron en situaciones en las que el rival la tuvo más que Uruguay.

Por su parte, para Argentina fue el único partido de las Eliminatorias donde el rival tuvo más la pelota que el conjunto albiceleste. Esta tónica del partido no parece algo casual, sino un plan para neutralizar a Uruguay, cederle terreno, liberar más en salida a José María Giménez que a Ronald Araújo y una marca muy clara de Enzo Fernández sobre Rodrigo Bentancur.

Fue el tercer partido en el que Uruguay menos remató, con seis remates, dos al arco de Emiliano Martínez, y en el que menos peligró generó con 0.19 xG (goles esperados), por lo que no sólo fueron pocos remates, sino que fueron remates de baja probabilidad.

Principalmente en la primera media hora del partido, Uruguay logró acumular pases por el sector izquierdo de su ataque para luego conectar con Bentancur y buscar cambiar la orientación a la banda derecha donde Nahitan Nández y Facundo Pellistri lograban armar un dos contra uno ante Nicolás Tagliafico.

Estas situaciones no fueron explotadas de la mejor manera por mala toma de decisiones o malas ejecuciones, más que nada a la hora de centrar. Uruguay intentó 19 centros frente Argentina (promediaba 14 en las Eliminatorias) y acertó el 26%, pero sin causar peligro. Uruguay llegaba a este partido como la selección con la peor efectividad en centros de las Eliminatorias al acertar el 17,4%.

La derrota ante Argentina fue justa, con destellos muy altos de calidad en la asociación libre y fluida de los jugadores argentinos. Fue un partido excelente de Julián Álvarez, que creó cuatro chances y fue el jugador con más pases en el último tercio. De todas maneras, en dos partidos jugados ante el campeón del mundo Uruguay logró competir, logró ganar y generó un cambio de plan de juego como una señal de cuidado y respeto mutuo.

Escuela de caudillos

El empate ante Bolivia en El Alto presenta dificultades extra futbolísticas que hacen muy difícil analizar desde lo táctico. De todas maneras, la inclusión de algunos futbolistas que no siempre son titulares deja señales interesantes de cara al futuro. Una actuación a destacar fue la de Sebastián Cáceres, el zaguero que incluso fue elogiado por José María Giménez una vez finalizado el partido, que volvió a la titularidad y dio señales de estar a la altura y de que es una posición en la que Uruguay tiene presente y futuro.

Cáceres disputó cerca de 800 minutos en lo que va de las Eliminatorias, en las que había sido titular en siete ocasiones previas al partido con Bolivia. De hecho, venía siendo un jugador con números destacados en sus duelos defensivos ganados.

Ranking de duelos defensivos ganados (datos previos a la doble fecha)
1° Nicolás Otamendi 87%
2° Santiago Bueno 86%
3° Sebastián Cáceres 85%

El zaguero que juega en América de México promediaba ocho duelos defensivos cada 90 minutos y ganaba el 85%, números más que destacados para un defensor central. Frente a Bolivia disputó 17 duelos defensivos y ganó 15 (88%). Hizo, además, un par de cierres clave en algunas jugadas.

Giménez, capitán de Uruguay, hizo referencia a Cáceres pospartido y, entre otras cosas, mencionó: “Es difícil que pierda un duelo, fue increíble lo que jugó hoy. Es el futuro de la selección”. Sin dudas que los números avalan el concepto vertido por el capitán uruguayo.

Vayan pelando las chauchas

Cuatro partidos restan en estas Eliminatorias y Uruguay encamina su sexto Mundial de forma consecutiva. Rodrigo Aguirre y Federico Viñas aparecieron como alternativas en ofensiva con una inyección de energía en los minutos finales frente a Argentina, Manuel Ugarte fue el jugador que recuperó más pelotas ante Bolivia, Sergio Rochet se lució con siete atajadas y Bentancur tuvo destellos del jugador que parece tener la manija de esta selección.

Uruguay sigue construyendo su sello, mantiene la intensidad, intenta ser vertical y generar a partir del uno contra uno ofensivo. Debe encontrar el pienso y afinar ante rivales que proponen un bloque defensivo más organizado y mejorar su precisión en la última zona del campo para seguir escribiendo su camino.