Racing recibió a Cerro Largo en el Parque Roberto del barrio Sayago y el partido fue acorde a un lunes en horario de oficina. Una especie de trámite donde ninguno quería perder el turno. En la Copa Sudamericana, el equipo de Cristian Chambian se comió una goleada dolorosa frente a Huracán en Parque Patricios, y aunque le hizo partido en Brasil, también cayó con Corinthians.

El cervecero este año no ha ganado en el certamen internacional. En el plano doméstico, a pesar de haber perdido con Juventud de Las Piedras la fecha anterior, Racing se ubica en la quinta posición por debajo de los más activos en la primera mitad del año.

Por su parte, Cerro Largo arribó a Sayago luego de conseguir un triunfo histórico en Bahía por Copa Sudamericana. El triunfo significó la primera victoria histórica más allá de fronteras del elenco que dirige Danielo Núñez. En el marco del Apertura, el arachán juega con el objetivo de hacer costumbre dormir en aeropuertos, como decía Charly.

No perder

Ninguno quería perder. Podría decirse que Racing fue el que más propuso. La visita se vio contagiada del nerviosismo de su entrenador, que disconforme con el rendimiento y con la actuación del árbitro se convirtió en un relator incesante del partido. A pesar del griterío establecido por el entrenador, cuando Sebastián Assis no agarra la gallina, el equipo se pierde y no tiene con qué abastecer al argentino Julián Contrera, a Franco Rossi y a Facundo Peraza, la clave del gol de Danielo.

La única clara del primer tiempo fue para Racing. Bautista Tomatis recibió en el área en posición inmejorable, pero no pudo discernir la mejor opción para batir a Gino Santilli, que salió a tapar con toda su humanidad la valla que guarda. Cerro Largo contestó con un gran pase que colocó Facundo Bonifazi para que Rossi se lo perdiera una vez que Lucas Amadé achicó el arco hasta hacerlo casi desaparecer.

Racing, en los pies de Lucas Rodríguez y con lo que pudo hacer Santiago Ramírez, dominó el juego incluso entrado el segundo tiempo. Probó desde el arranque de la segunda mitad con aire del banco de suplentes. Chambian mandó a Maximiliano Pinela y Felipe Cairus por Alex Vázquez y Ramírez para encontrar otra contención sin dejar de dominar el devenir del útil. Minutos más tarde, Núñez, que había seguido en ese tren de despotricar contra sus jugadores y contras las decisiones del árbitro, terminó siendo expulsado. Se refirió al árbitro como un bandido, lo que le dio la tonada de wéstern que le faltaba a la tarde otoñal. El histórico entrenador melense se fue a la tribuna masticando puteadas. Alambrado de por medio mandó los primeros cambios en el tridente ofensivo, colocó a Matías Mir, a Leandro Otormín y a Mauricio Affonso por Contrera, Rossi y Peraza.

Casi siempre empatados

Otormín, que había entrado para eso, habilitó a Maximiliano Añasco, y este fue derribado por Guillermo Cotugno. El árbitro Esteban Guerra pitó el penal, que el propio Otormín cambió por gol. Funcionó la fórmula. Sin embargo, minutos después, Mateo Cáceres convirtió un golazo para empatar el partido. La agarró picando al borde del área grande y batió a Santilli para repartir ganancias con la visita.

Pero en los descuentos se escribió un capítulo nuevo. Primero un entrevero en el área de Racing terminó con el árbitro agarrándose la oreja como un cantante que afina. En Cerro Largo pidieron de todo, pidieron algo, en Racing pedían cosas parecidas. Minutos después, Racing cometió un penal, y en este caso el árbitro no dudó. Sin embargo, el VAR, al que no le dio el tiempo de confirmar la jugada anterior, terminó por cobrar una mano en el ataque arachán que borró todo lo escrito. Como un cronista que no se conforma con el desenlace.

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