Nacional recibió en el Gran Parque Central a su par de La Teja, Progreso, por la primera fecha del grupo B del Torneo Intermedio. El tricolor arribó a este encuentro segundo en la tabla anual, a un punto del campeón del Apertura, Liverpool. Además, Nacional, está por encima de Peñarol debido a unos cuantos partidos sin perder.
Pablo Peirano colocó desde el arranque al juvenil canterano Gonzalo Petit, en sustitución de Diego Herazo, que salió lesionado el partido pasado. Paolo Calione volvió a suplantar a Sebastián Coates, en una especie de legado, tras el desgarro del exdefensor de la selección uruguaya, también formado en la cantera tricolor. Diego Romero ocupó el lateral izquierdo en lugar de Gabriel Báez, y el chileno Eduardo Vargas en vez de Jeremía Recoba en el ataque. Progreso, por su parte, habita los últimos puestos de la tabla con 15 unidades acumuladas y, por ahora, fuera de la zona de descenso, arriba de River Plate, Miramar Misiones y Cerro.
Nacional ha sabido ganar el cuestionado Torneo Intermedio que a Peñarol le es esquivo. Además, siempre tiene la obligación de ganar, de mantener la distancia con el rival de todas las horas y ganarle cada vez que se crucen, claro. Por eso, más allá de las alternativas en el equipo titular, plantó el juego y se dispuso a ganar el partido.
Sin embargo el gaucho, llegó con algo de peligro cuando pudo sobre el arco de Luis Mejía. Con el Picante Agustín Moreira como el más activo, con lo que pudieron hacer en los aires tras las pelotas quietas. Adrián Colombino mantuvo la calma en la visita, a quien acompañaron los Dueños del Oeste que colgaron sus banderas tras el arco con honor.
Del lado de los bolsos, hasta de Tacuarembó vinieron o al menos mandaron el trapo por Agencia. En el codo sin terminar, como siempre, la gente de Lezica. Lucas Villalba, como siempre, superlativo en velocidad, cada vez más protagonista. Vargas quiso ser protagonista. En la visita, cuando combinaron los de arriba, dieron que hablar en la defensa tricolor. Lo que pudo hacer Juan Sebastián Rivero, cuando se juntó con el Picante, con Agustín Pinheiro, con Nicolás Fernández, que pateó de afuera y sacudió a Mejía.
Con el paso de los minutos el equipo de Alejandro Larrea se fue sintiendo cómodo. Moreira también probó de afuera luego de una jugada individual que pareció entreverarse. A Nacional le costó dar un paso adelante, le pudo haber costado caro. Fue paciente la visita y cuando pudo, penetró la última línea, más allá de que Nacional tuvo el dominio del útil. La única vez que llegó con algo de intención clara fue con un disparo del Diente López desde afuera.
El segundo tiempo empezó con un caño de Rómulo Otero a Colombino. El venezolano había suplantado al chileno Vargas. Colombino le chocó los cinco porque fue una obra de arte aquello. La falta posterior al caño le permitió un primer tiro libre al especialista, otra carta de Peirano. Romero pateó de lejos, desviado, y Lucas Morales se mandó un par de patriadas. Pero Progreso con otra calma, esa de Colombino de chocar los cinco por el caño, fue un equipo hasta más sólido.
Así llegó Facundo Silvera por el segundo palo en una jugada donde hamacaron a la defensa hasta encontrar el espacio. El que se lo perdió minutos después en situación inmejorable fue Pinheiro. La visita jugaba mejor, pero debía concretar o sufrir hasta el final la posibilidad de quedarse sin nada.
El partido se abrió para Nacional tras un desborde de Villalba por un gran pase del Ojito Rodríguez, que había ingresado para eso. Villalba puso el centro de la muerte y Gianfranco Trasante se metió el gol en contra. El partido se estancó en eso: Progreso sin saber cómo doblegar la ventaja del local, y Nacional entre conformarse y cuidarse para el miércoles jugarse el todo por el todo por la clasificación a la Copa Sudamericana.