Esta semana el dólar alcanzó su valor más alto en el año, al llegar el martes a negociarse en promedio a nivel interbancario a 44,640 pesos, 5,4% más que al cierre de 2020, en el marco de un proceso global de fortalecimiento del dólar a raíz de los sucesos en Estados Unidos. Sin embargo, la intervención del Banco Central (BCU), que vendió dólares tras casi un año sin participar en el mercado de forma directa, moderó el alza y en las últimas dos jornadas la divisa retrocedió, hasta negociarse el jueves en promedio a 44,356 pesos.

El BCU no intervino el jueves, pero en los tres días previos volcó 29 millones de dólares al mercado, utilizando las reservas para enviar una señal de que no estaba dispuesto a tolerar una cotización mayor. Tras el pico del martes, el dólar retrocedió 0,63%. Sin embargo, los factores detrás del aumento previo tanto en Uruguay como en el mundo permanecen, y pueden marcar la evolución del billete verde en los próximos meses.

Todo esto se relaciona con Joe Biden, presidente demócrata de Estados Unidos que asumió en enero en reemplazo del republicano Donald Trump, que presentó un plan que avanza en el Congreso estadounidense y prevé inyectar 1,9 billones de dólares a la economía, el equivalente a nueve puntos del producto interno bruto.

¿Cuál es el impacto global de esta medida? La economista Tamara Schandy, de la consultora Exante, explicó este miércoles en un evento organizado por Rivero-Quirino y la diaria que el ambicioso plan de Biden genera “dudas” en los analistas internacionales. “Se han generado dudas de si no es demasiado el impulso fiscal, las tasas han tenido una reacción importante y en las últimas semanas el dólar cambió de signo”, señaló.

Si bien sostuvo que “miradas desde una perspectiva larga, las tasas [de largo plazo de los bonos de Estados Unidos] siguen siendo bajas”, aumentaron en las últimas semanas en virtud del debate sobre la magnitud del anuncio fiscal. Lo que avizoran los agentes es que el plan fiscal puede terminar acelerando la inflación en Estados Unidos, y obligando a la Reserva Federal —autoridad monetaria— a elevar la tasa de interés de referencia.

Al prever esa suba de la tasa o del valor del dinero, hay menos estímulo para que los inversores se vuelquen a países emergentes, más atractivos cuando la tasa de referencia es cercana a cero. En efecto, Schandy aseguró que “se están generando movimientos de salida de capitales de emergentes y movimientos fuertes de las paridades cambiarias”.

Esto indica que el circulante de dólares en la plaza local tiende a bajar, y por ende el precio del billete verde empieza a subir. En línea con esta evolución de oferta y demanda, la medida que tiene el BCU para contener la cotización es volcar más dólares al mercado vendiendo, para que el precio se modere. Así lo hizo el lunes, cuando tras diez meses sin intervenir de forma directa vendió 20 millones de dólares. Los dos días posteriores colocó en el mercado ocho y un millón de dólares, respectivamente.

Una tendencia global

“El viento de afuera cambió”, graficó el economista de Exante Luciano Magnífico. En una columna de análisis en el programa En perspectiva de Radiomundo, repasó que tras los coletazos globales por el inicio de la pandemia en marzo de 2020, el dólar en Uruguay y el mundo se fortaleció, llegando a los 46 pesos en la plaza local. Luego llegó la calma, la divisa comenzó a ceder a nivel internacional y se mantuvo en Uruguay por debajo de los 43 pesos, cerrando el año pasado en 42,3 pesos. Pero a finales de enero volvió el proceso al alza.

El economista señaló que en el mundo hubo “un fortalecimiento muy marcado del dólar en las últimas dos semanas”: 3% subió la cotización frente al yen japonés y 2% frente al euro en comparación con mediados de febrero. A nivel de los países emergentes, hubo una suba de 11% en Turquía y otra en torno a 7% en México, Sudáfrica y Brasil.

Viendo el fenómeno desde Uruguay, el analista de Exante manifestó que el fortalecimiento global de la divisa encuentra al país con una política monetaria expansiva del BCU, esto es tasas bajas que buscan impulsar el crédito para hacer frente a la crisis por la pandemia. Esta tónica es “adecuada para el contexto económico que tenemos”, según el economista, y “favorece la depreciación de la moneda [o, visto del lado opuesto, el fortalecimiento del dólar]”, un fenómeno que entiende “debe ocurrir en Uruguay para resolver nuestros problemas de competitividad”.

Este combo de factores “alinea las expectativas para que el dólar suba” en la plaza local, dijo Magnífico. Es que los inversores institucionales —como los bancos y las AFAP— tienen incentivos con un dólar alto y tasas bajas a migrar parte de su portafolio de moneda nacional a la divisa estadounidense, demandado dólares y presionando al alza al billete verde.

Pese a lo mencionado, el analista expresó que en Exante no han variado los pronósticos sobre la evolución del dólar a futuro. Según lo proyectado por 24 consultoras, bancos y analistas que respondieron en febrero la encuesta de expectativas del BCU —previo al proceso de alza global del dólar—, la divisa cotizará en 43,5 pesos a julio de 2021 y culminará el año en 44,49 pesos. Sin embargo, la previsión máxima ubicó al billete verde en 46,2 pesos a final del año.