La creación de empleo en Estados Unidos se ubicó muy por debajo de las expectativas de los analistas y podría sugerir el impacto que está teniendo la variante Delta sobre las perspectivas de recuperación y las decisiones de contratación.

Concretamente, se crearon 235.000 puestos de trabajo durante el mes pasado, un registro que contrasta con lo esperado (733.000) y con los datos anteriores (en julio se generaron cerca de 1.100.000 de puestos nuevos). En particular, se destruyeron empleos en el sector del comercio y en restaurantes, señal del renovado impacto que podría estar teniendo la pandemia sobre la normalización de las actividades.

Pese a lo anterior, el desempleo bajó dos décimas y se ubicó en torno a 5,2%. También cayó lo que se conoce como la tasa U-6, un indicador alternativo que refleja los problemas de insuficiencia de empleo (contempla desempleados, subempleados y trabajadores desalentados que abandonaron la búsqueda). En este caso, la caída fue de cuatro décimas, pasando de 9,2% a 8,8%. Como referencia, esta medición registró un pico de 23% durante el segundo trimestre de 2020.

Si bien esto último matiza la desaceleración en el ritmo de creación de empleos, el dato acentuó la debilidad global del dólar y puede diferir los planes de la Reserva Federal (FED) para comenzar a replegar sus estímulos monetarios.

En ese sentido, a pesar del repunte de la inflación, el avance de la variante Delta podría complejizar las perspectivas de reactivación, llevando a la Reserva Federal a moverse con mayor cautela en los próximos meses.

De concretarse, esto podría otorgar un poco más de aire para la recuperación de las economías emergentes, dado que prolongaría las condiciones laxas de liquidez y podría quitarle un poco de impulso al fortalecimiento del dólar (al menos hasta diciembre).

En suma, las señales mixtas que se desprenden del último reporte del mercado laboral estadounidense son consistentes con las recientes declaraciones de Joe Biden sobre las perspectivas económicas: “Estamos viendo una recuperación económica que es duradera y fuerte. Aun así, incluso con el progreso que hemos logrado, no estamos donde deberíamos estar en nuestra recuperación”.

Para llegar a ese lugar, también será clave la reforma fiscal internacional. Como advirtió el viernes Janet Yellen, secretaria del Tesoro norteamericano: “Estamos al borde de un acuerdo histórico para poner fin a la carrera hacia abajo en los impuestos corporativos. Un acuerdo global nivelará el campo de juego para las empresas estadounidenses y proporcionará los recursos para invertir en las prioridades que harán crecer la economía”. La reforma “proporcionará ingresos para reconstruir la infraestructura, invertir en educación y aumentar la capacitación de la fuerza laboral”.