Según los datos divulgados por el Indec, la inflación argentina fue 6,2% mensual, impulsada por el incremento de los precios de las prendas de vestir y el calzado (10,6%), y también de las bebidas alcohólicas y el tabaco (9,4%). Los alimentos y las bebidas no alcohólicas, por su parte, aumentaron 6,7% en relación al mes de agosto, siendo el rubro de mayor incidencia en la variación total observada en el mes.
De esta manera, el aumento acumulado del IPC en los primeros nueve meses del año ya superó el 66%. En relación al mismo mes del año pasado, la inflación de setiembre se ubicó en 83%, el registro más elevado de las últimas tres décadas. Desde esta perspectiva, los precios correspondientes a la división prendas de vestir y calzado ya registran aumentos de tres dígitos: 118% fue el aumento interanual a nivel nacional y 121% para el Gran Buenos Aires. En el caso de restaurantes y hoteles, que fue la segunda división con mayores registros en setiembre, la medición interanual arrojó una inflación del 99%.
En la última encuesta de expectativas relevado por el Banco Central de la República Argentina (BCRA), realizada a fines de setiembre −antes de que se conociera este último dato−, anticipaba una inflación de 100,3% para este año, es decir, la inflación rompería la barrera de los dos dígitos, un umbral psicológico que podría apuntalar un proceso de espiralización de precios hacia 2023.
Esta estimación supera la del mes pasado en 5,3 puntos porcentuales, siguiendo el proceso de saltos abruptos que ha caracterizado a la evolución de las expectativas en los últimos meses. En esta línea, las estimaciones de inflación para el próximo año pasaron de 84,1% a 90,5%.
De acuerdo a los datos divulgados la semana pasada por el Fondo Monetario Internacional, Argentina terminaría el año con la cuarta inflación más alta del mundo. Concretamente, en el caso de Argentina la proyección para el cierre de este año se ubica en el entorno de 95%. Lo superarían solamente los registros de Sudán (129%), Venezuela (220%) y Zimbabue (547%).