El miércoles se reunió el Comité de Política Monetaria (Copom) del Banco Central del Uruguay (BCU) y decidió continuar con el proceso de suba de la tasa de interés, una acción que busca anclar las expectativas de inflación al elevar el precio del dinero procurando contener el circulante. Se aumentó la tasa de interés en 50 puntos básicos, pasando de 9,25% a 9,75%. “Este incremento ratifica el compromiso de seguir transitando en la fase contractiva de la política monetaria”, informó el Copom.

La tasa de interés es una referencia sobre el valor del dinero, porque es lo que pagan los bancos por obtener liquidez a un día de plazo. Al subir su nivel, proceso que comenzó desde que la pandemia empezó a quedar atrás, se busca contener la inflación mediante el manejo del dinero circulante, ya que una tasa más alta hace más atractivo el ahorro y desestimula el crédito. Como contracara, esto aprecia el valor del peso uruguayo, es decir que empuja a la baja al dólar. A partir de esta referencia se construyen otros precios de la economía y su evolución impacta en diversos sentidos.

En tiempos de pandemia, con la actividad resentida, en Uruguay y el resto de los países del mundo se bajó la tasa de interés como forma de incrementar el dinero circulante y el crédito para lograr un repunte económico. Tras la recuperación, todos los bancos centrales están haciendo el proceso inverso, que tiene como factor agregado un fenómeno mundial de alta inflación, que lleva a que se acelere el proceso de suba de la tasa.

En la reunión del Copom, las autoridades del BCU evaluaron que “en el mundo continúa la inestabilidad por la extensión de la guerra, problemas en la cadena de suministros, persistencia de elevada inflación y proyecciones de bajo crecimiento global”. En tanto, “en Uruguay, mientras que la inflación y las expectativas de inflación continúan fuera del rango meta, la actividad económica se recupera por el consumo interno, la actividad turística, la demanda externa y grandes proyectos de inversión”, sumado a que “existen buenas perspectivas de crecimiento económico para los próximos trimestres”.

“Ante la preocupación por la rigidez de las expectativas de inflación de los agentes y frente a la constatación [de] que los canales de transmisión de la política monetaria están funcionando positivamente y en el sentido esperado, el BCU entendió necesaria la suba” de la tasa de interés, e incluso “se anticipan nuevos ajustes en las próximas reuniones”.

El registro de inflación de junio, conocido el martes, ubicó al índice de precios del consumo estabilizado por encima de 9%, al ubicarse en ese valor por cuarto mes consecutivo. El rango meta del BCU es de entre 3% y 7%, previéndose que desde setiembre el techo del objetivo baje a 6%.