Pasaron las internas y las principales fuerzas políticas comienzan a delinear sus proyectos en materia económica. Si bien todavía queda tiempo para afinar la punta del lápiz, ya puede verse hacia dónde se encaminan las principales propuestas. En virtud de ello, diferentes analistas consultados por la diaria señalaron que hasta el momento puede observarse que la coalición oficialista y el Frente Amplio (FA) tienen “varios puntos en común” y coinciden en una visión “centrista” de la economía.

Así lo ve Nicolás Cichevski, economista y gerente de CPA Ferrere, quien consideró que luego del resultado electoral del domingo, las declaraciones de Delgado y Orsi comparten una postura de centro, por lo que “no debería sorprender que las propuestas económicas que surjan una vez que se confirmen los equipos económicos mantengan esa orientación”.

En la misma sintonía, la investigadora del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED) Deborah Eilender dijo a la diaria que hay “varias coincidencias” en los programas, pero resaltó que también existen notorios “matices”.

“Hay cuestiones en las que todos están de acuerdo: que es importante tener una inflación baja, que Uruguay necesita crecer más, la importancia de tener cuentas ordenadas. Creo que son cosas con las que todos los equipos económicos concuerdan, pero sí hay matices y diferencias en cómo llevarlo a cabo en algunos casos o dónde poner el foco en las prioridades”, agregó.

Enfoque moderado

Cichevski señaló que, si bien es temprano para evaluar de forma definida las diferencias entre el FA y la coalición, “tanto en el Partido Nacional [PN] como en el FA parece primar un enfoque moderado de la política económica. [...] Un ejemplo claro de ello es que, a diferencia de elecciones anteriores, en este caso parece haber fuerte consenso en torno a que la reducción de la pobreza (en particular la de niños y adolescentes) debe ser una prioridad”, agregó.

“Sobre todo porque en primer lugar la coalición todavía no ha consolidado un único plan de gobierno. Por el lado del FA, la dinámica en general suele ser distinta: siempre tiene un programa único de gobierno, pero en general, más allá del programa, suelen existir matices. Por lo tanto, todavía no tenemos equipos económicos y, aunque sí hay referentes, creo que es temprano para hacer ese tipo de evaluación”, agregó.

Otro punto de coincidencia está marcado en la necesidad de aumentar el crecimiento económico. “No podemos alcanzar las aspiraciones sociales y de mayor bienestar sin una economía que crezca más. Uruguay tiene un bajo crecimiento potencial; crecemos en torno al 2,5%. Esto es algo reconocido por los distintos equipos. Hay una concordancia a nivel general en que para poder aspirar a mayores niveles de bienestar y cumplir con el resto de lo propuesto en los programas es necesario poder crecer más”, enfatizó Eilender. Además, coinciden en que es necesario bajar el costo de vida, agregó la economista.

Por su parte, Cichevski señaló que no parece que el FA “vaya a refundar la república, así como la coalición no refundó o no hizo cambios”. “Hay consensos en torno a que la estabilidad macroeconómica debe ser un pilar para que se despliegue cualquier tipo de política, también coinciden en la reducción de la pobreza infantil”.

Luego de conocerse los resultados de las elecciones del domingo, Orsi afirmó que el FA es “el cambio, que está lejos de entenderse como una demolición”. “No vamos a caer en el berretín de quienes vienen a refundar todo, empezando todo de cero”, subrayó, mientras que Delgado aseguró, en el cierre de su campaña, que “la sensibilidad social no tiene dueño ni ideología, sólo se necesita voluntad política”.

Diferencia principal

Cichevski remarcó como principal diferencia entre las dos fuerzas políticas que, “mientras que en el PN ha trascendido el énfasis en continuar reduciendo el nivel de inflación, en abaratar el costo país, en el FA se ha hecho énfasis en una nueva forma de fortalecer la red de protección social”.

En una entrevista con la diaria, publicada el 15 de junio, el coordinador del programa de Delgado, Agustín Iturralde, decía que hay una visión macro sobre el desarrollo en la que el PN “tiene algunas diferencias sustantivas” con el FA. “El gran asunto de Uruguay es cómo crecemos más, y en ello el FA es bastante evasivo”, señaló el economista, y mencionó que el programa de la fuerza de izquierda hace referencia a aumentar la carga tributaria de forma progresiva con impuestos al patrimonio, por lo que “parece claro que va en línea de poner nuevos impuestos que claramente afectan la radicación de inversiones”, advirtió a este medio.

Con respecto a este tema, Eilender dijo que queda claro que el PN pretende tener un enfoque en el que sea posible salir de la “trampa del ingreso medio”, dando un salto de competitividad. “La trampa del ingreso medio básicamente dice que Uruguay es una economía muy cara para ser competitiva, como suelen ser los países más pobres, con base en costos bajos, bajos salarios, bajos impuestos, pero tampoco somos suficientemente sofisticados ni productivos para ser competitivos, como son los países más ricos, en base a una muy alta productividad de los factores. Uruguay queda justamente en la trampa del ingreso medio. No somos el destino ideal para una inversión en busca de abundante mano de obra barata, pero tampoco para captar inversiones muy sofisticadas que requieren altos niveles de productividad y eficiencia”. Para salir de esta “trampa”, el PN sostiene que se deben bajar los costos de vida y de producción para que la economía sea más barata y podamos ser más productivos, aseguró la analista.

Además, el PN busca mejorar la institucionalidad fiscal que se creó con la LUC en 2020. “Se apunta a una inflación aún más baja, que es lo que se estaba bajando en el último tiempo. Y por el lado de bajar el costo de vida, hay un compromiso por no aumentar impuestos. Para mantener las cuentas equilibradas, lo que se busca es una mayor eficiencia en el gasto”, agregó. Además, se plantea un gasto enfocado “principalmente” en la primera infancia.

En la misma sintonía, Iturralde puso énfasis en que en términos redistributivos el programa de Delgado pone un “fuerte acento” en la primera infancia. “Es la prioridad número uno. El único número claro que ya comprometimos en blanco sobre negro es llegar a una inversión de 200 millones de dólares por año destinados a la pobreza infantil, que obviamente esperamos que tenga un impacto fuerte en los indicadores de pobreza infantil”.