Martín Larzábal es uno de los nombres más conocidos en el ámbito del mercado de capitales uruguayo. Durante más de 14 años estuvo al frente de las decisiones de inversión de República AFAP, la administradora de fondos de pensión más grande del país y la única pública. Luego, en 2021, decidió dar el salto y dedicarse a su emprendimiento CryptoTrust, la primera fiduciaria de activos cripto del país que gestiona actualmente cerca de cinco millones de dólares de inversores uruguayos. Lo que sigue es un fragmento de la conversación que mantuvo con la diaria sobre la evolución y regulación de este mercado tan particular.
Luego de trabajar más de 20 años como gestor de inversiones en República AFAP, ¿por qué decidís dedicarte a los activos digitales?
Mi nexo con el mundo cripto lo tenía mi socio Juan Manini, que, luego de desarrollar su carrera corporativa en empresas multinacionales en el exterior, decidió renunciar un par de años antes que yo para dedicarse de lleno a ese mundo. Y en uno de los veranos que vino me propuso crear un vehículo de inversión para ofrecerles a los uruguayos el acceso a una cartera diversificada de activos digitales. Eso fue en 2016, y le pedí que me dejara pensarlo, porque en aquel momento no sabía. Tenía una noción muy básica de lo que era el bitcoin, pero realmente no tenía la más pálida idea de lo que era ese ecosistema y lo que podía llegar a dar, así que estuve prácticamente un año estudiando, hasta que decidimos lanzar el proyecto. Compramos una sociedad anónima, cambiamos el estatuto a fiduciaria de activos digitales y comenzamos todos los trámites en la Auditoría Interna de la Nación para poder contar con un primer vehículo, que es un fideicomiso de administración, para que invirtieran nuestros clientes.
¿Cómo funciona el fideicomiso?
El fideicomiso no emite títulos valores, con lo cual la forma de vincularse contractualmente es firmando un contrato de adhesión. Cuando se acercan los clientes les otorgamos las políticas de inversión y todo el marco correspondiente, con las reglas que tiene el fideicomiso, y ahí ya saben en qué tipo de activos se puede invertir, cuáles son los topes máximos y qué políticas de revalorización hay. El “ticket” mínimo es de 25.000 dólares. Cuando arrancamos, que fue cuando entró la primera camada de inversores en noviembre de 2018, era un poco alto porque la gente no tenía idea de lo que era un activo digital como para invertir esos montos, así que los que entraron en esa primera tanda fue porque tenían mucha confianza en nosotros.
¿La política de inversión de CryptoTrust es general o hay una por tipo o perfil de riesgo de cada cliente?
Es una política de inversión del fideicomiso de administración Génesis Block 1, el nombre comercial del fideicomiso. Tuvimos otro fideicomiso que era enfocado, digamos, en invertir en stablecoins –criptomoneda diseñada para minimizar la volatilidad del precio estableciendo una relación/paridad con un activo “estable”– y sacarles retorno a las monedas estables para personas que no querían tener la volatilidad del mundo de las criptomonedas. Ese fideicomiso tenía su propia política de inversiones, su propio contrato marco, que es distinto a este otro, y su propia política de inversiones.
Hablás en pasado de ese fideicomiso, ¿ya concluyó?
Aquel primer fideicomiso decidimos cerrarlo y devolverles la plata a los inversores en marzo de 2023, producto de la crisis que estaban atravesando algunos bancos regionales en Estados Unidos. Me refiero a la caída del Silicon Valley Bank o de Silvergate Bank, por ejemplo; o sea, todos los bancos vinculados al mundo cripto. Eso provocó un efecto bastante complicado en el plano regulatorio estadounidense y los emisores de stablecoins comenzaron a ser perseguidos. En efecto, el Departamento de Justicia de Nueva York impidió a varias instituciones continuar emitiendo monedas estables, con lo cual tuvieron que desandar el camino. Ahí empezamos a ver que había un riesgo regulatorio bastante grande.
Los inversores entraron en este fideicomiso porque había menos riesgo y le podíamos sacar un retorno que, en un contexto de tasas de interés de 0%, era del orden del 10%. Luego las tasas subieron y allá comenzó todo esto de “regulation by enforcement”.1 Entonces, el riesgo regulatorio aumentó y por eso fue que decidimos devolverles los fondos a los inversores. Lo que me decían algunos asesores era que el nuestro era un caso raro, porque en general no se les devuelve el dinero a los clientes porque el vehículo financiero rinde poco. Yo fui inversor toda la vida y tengo cabeza de inversor. Cuando no estoy dando algo que creo que es lo que la gente me está pagando, no tiene sentido; que lo haga otro. En ese momento teníamos 1,5 millones de dólares en ese vehículo, lo devolvimos y les recomendamos que compraran treasuries –títulos de deuda emitidos por el gobierno estadounidense–. La gente quedó muy contenta y buena parte de esos fondos se pasaron al Génesis Block 1 de activos digitales.
Mencionás que uno de los riesgos principales para el fideicomiso de stablecoins era el regulatorio. ¿Cómo evaluás la reciente aprobación de los ETF –fondos que cotizan en bolsa–, tanto de bitcoin como de ethereum?
Lo que ha sido la trayectoria de la cotización de las distintas monedas desde enero responde, primero, a la aprobación del ETF de bitcoin. Con ethereum el mercado no descontaba que se fuera a aprobar, porque la postura del presidente de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos, Gary Gensler, era bastante contraria. Pero bueno, la política y los votos mandan. El hecho de que Trump sea pro activos digitales hizo desandar un poco el camino de los demócratas. Igualmente, no sé si volveríamos a reabrir el fideicomiso de liquidity farming2 porque las tasas siguen siendo muy altas. Sí estamos viendo que el clima favorable en Estados Unidos está provocando que más gente se arrime a preguntar qué hacemos, qué es CryptoTrust y cuáles son las ventanas de entrada para invertir en los fideicomisos. Eso sí lo hemos visto.
En el caso de sus clientes, ¿resistieron la baja grande que hubo en el mercado cripto durante los últimos años? ¿La gente entendió que era parte de un ciclo de mercado?
Parte de la escuela que aprendí en los 23 años en que trabajé en un fondo de pensión es que cuando vas a comprar algo tenés que estar muy bien informado. Los inversores institucionales se informan bien, pero los particulares no se informan tan bien. Entonces, nuestro deber como fiduciarios es aconsejarles y advertirles a nuestros clientes de todos los riesgos. Les hacemos llenar un formulario para determinar su perfil financiero y eso nos da la pauta de cuánto conocimiento tienen. Porque muchos te dicen a priori que sí, pero después nunca invirtieron en acciones, no saben lo que es un derivado y no están acostumbrados a estas volatilidades. Entonces, por norma, al más agresivo le aceptamos no más de un 5% de sus activos líquidos, y al más conservador no más de un 1%. Esa política nos ha ayudado mucho; tuvimos un solo retiro por temas personales y muchos aumentaron sus compras durante la caída que tuvo el mercado.
¿Cuál es el cliente típico de CryptoTrust?
Personas mayores de 40 años que tienen ahorro personal y que por lo general ya tienen una cartera de acciones y bonos, o cuentan con bienes raíces. Por lo general son profesionales universitarios que, aunque no dominen el tema, cuentan con una primera aproximación a lo que es el bitcoin y los activos digitales.
¿Cómo evaluás el panorama regulatorio uruguayo con respecto a los activos digitales?
Lamentablemente acá quedó bastante trancado el año pasado el proyecto de ley de regulación de activos virtuales, pero hubiera sido algo bueno porque, en definitiva, las reglas claras permiten crecer con tranquilidad. Entonces, cuando vos no tenés reglas claras, siempre están las dudas sobre cuál va a ser la nueva regulación y su impacto. Entonces, si Uruguay realmente tuviera un marco normativo claro, como el que planteó el Banco Central, y remitió al Poder Legislativo, eso sería algo bueno para lograr diferenciarnos en la región y el mundo. Hoy en día somos un hub fintech, y podemos ser un hub blockchain.
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Es una estrategia por la cual las autoridades reguladoras establecen y aplican normas a través de la acción legal y el cumplimiento, en lugar de hacerlo mediante la promulgación de nuevas leyes o regulaciones claras desde el principio. ↩
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Una estrategia por la cual las personas prestan fondos en cripto y reciben a cambio un interés. ↩