Sobre la medida
La Reserva Federal (FED) recortó la tasa de interés en 50 puntos básicos, llevándola al rango que se mueve entre 4,75% y 5,0% (era 5,25%-5,50%). Esta es la primera reducción desde el inicio de 2020, cuando la autoridad monetaria llevó la tasa a niveles mínimos con el objetivo de mitigar los impactos de la pandemia. Según las declaraciones de Jerome Powell, que preside la institución, habría recortes adicionales durante los próximos meses, a pesar de que aclaró que no está “cantando victoria sobre la inflación”.
Sobre el contexto de la decisión
La irrupción de la pandemia y la sucesión de shock negativos que le siguieron implicaron un rebrote de inflación en el mundo, que alcanzó su punto más álgido en 2021. En particular, para Estados Unidos, esto implicó el regreso de una problemática que había sido eliminada desde la década del 80, cuando las economías avanzadas transitaron lo que se dio en llamar “la gran moderación”: ciclos económicos menos pronunciados y mayor estabilidad macroeconómica, en particular en la órbita de los precios.
Como respuesta a este resurgimiento, la FED adoptó un sesgo restrictivo, elevando sucesivamente la tasa de interés para intentar “enfriar la economía” y contener así el avance de los precios. Hay que tener presente que una tasa alta de interés encarece el crédito, lo que impacta negativamente sobre el consumo y la inversión. Como alertó en su momento Powell, era necesario “infligir dolor” para solucionar este problema.
De ahí los temores asociados al llamado “aterrizaje forzoso”, asociado al hecho de que la lucha inflacionaria podría conducir a una recesión económica. Sin embargo, la evolución reciente de ambas dimensiones (actividad y precios) parece sugerir que el aterrizaje será “suave”, logrando moderar la inflación en un contexto de expansión económica y mejora del mercado laboral.
Sobre la relevancia de la medida para Uruguay
Siendo el principal banco central del mundo, las decisiones de la autoridad monetaria estadounidense impactan sobre el resto de los países a través de un amplio conjunto de variables. Un mundo de tasas de interés altas en las principales economías implica un escenario restrictivo para los países emergentes, dificultando el acceso a financiamiento o incrementando su costo. Además, implica una presión al fortalecimiento global del dólar (la tasa de interés no es otra cosa que el precio del dinero) y, por esa vía, impacta negativamente sobre el precio de las materias primas, dado que se comercializan justamente en esa moneda (por eso tienden a moverse de forma espejada).
Lo contrario ocurre cuando la tasa se mueve en el sentido opuesto, como comenzó a suceder ahora. En otras palabras, el comienzo de la reducción de las tasas de interés por parte de la FED representa una buena noticia para la región y para el resto de las economías emergentes. Esto es así por varios motivos.
En primer lugar, porque la tasa de interés de la FED es la tasa libre de riesgo para el resto del mundo. De esta manera, es un componente clave en términos del costo y de las condiciones de financiamiento a las que accedemos cuando salimos a buscar recursos en los mercados internacionales. Por sobre esa tasa libre de riesgo, cada economía debe pagar un poquito más, una suerte de sobrecosto o, en términos técnicos, una prima de riesgo. De ahí surge el concepto de “riesgo país”, asociado a la percepción que tenga el mercado sobre la confiabilidad del país para afrontar sus compromisos.
En segundo lugar, los vaivenes de la tasa de interés de la FED alteran la dirección de los flujos de capital o, dicho en otras palabras, afectan las oportunidades de captación por parte de economías como la nuestra: una tasa más baja de ellos nos hace más atractivos a nosotros, dado que invertir en Estados Unidos genera menos retorno del que generaba antes del recorte (la tasa libre de riesgo “paga poco” y eso genera el incentivo a buscar otros activos).
En tercer lugar, un recorte de la tasa de interés conduciría a un debilitamiento del dólar: cuando la tasa cae, el dinero se abarata (en este caso el dólar, dado que se trata de la FED). No obstante, otros riesgos latentes, en particular geopolíticos, continuarán induciendo presión en el sentido contrario.
Finalmente, asociado a este último punto, hay que destacar el efecto sobre el precio de las materias primas (dado sus fundamentos financieros): un dólar más barato es consistente con precios más elevados para los commodities (hay que ver qué sucede con los fundamentos reales, dado el debilitamiento de la demanda externa).