En una nota anterior analizamos la información sobre el gasto público en ciencia y tecnología ejecutado en 2023, a partir del relevamiento informado por la Contaduría General de la Nación del Ministerio de Economía y Finanzas.[1] El Manual Frascati, de amplio uso internacional, discrimina las actividades de ciencia y tecnología (ACT) en diez componentes, siendo tres de ellos los más relevantes (investigación básica, investigación aplicada y desarrollo experimental), que en conjunto conforman el indicador investigación y desarrollo (I+D).

De este análisis concluimos que el gasto público, medido como ACT, se vio incrementado en los últimos años. El aumento estuvo determinado por la ampliación de las instituciones públicas relevadas, por cambios metodológicos en la categorización de los datos y por las actividades de apoyo y de servicios tecnológicos brindados por algunas de ellas, como UTE y la Intendencia de Montevideo. Mientras tanto, la I+D propiamente dicha, ejecutada por entidades como la Universidad de la República, el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias y el Instituto Pasteur, entre otras, se ha mantenido relativamente constante, en torno al 0,4% del PIB.

Componentes de la inversión empresarial en innovación

¿Pero qué sucede a nivel empresarial? Existe “una guía para la realización de mediciones y estudios de actividades científicas y tecnológicas que define conceptos y clarifica las actividades consideradas como innovadoras”. Se trata del Manual de Oslo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Oficina de Estadística de las Comunidades Europeas. La última edición, revisada, es de 2018.1

En este marco, se entiende por innovación la introducción al mercado de productos o procesos nuevos o mejorados, así como nuevas formas de producir o nuevos modelos de negocios por parte de las empresas.2 Son actividades componentes de la innovación empresarial las enumeradas a continuación.

En primer lugar, se considera la I+D el trabajo creativo que se lleva sistemáticamente adelante como forma de incrementar los conocimientos y su uso. La integran los componentes que conocemos: investigación básica y aplicada, y desarrollo experimental. La I+D puede ser tanto interna, ejecutada al interior de la empresa, como externa, adquirida de algún modo.

Asimismo, se consideran actividades de innovación la adquisición de bienes de capital, como maquinarias o equipos, que permitan incorporar cambios en los productos, procesos o en la organización interna o modos de comercialización. También lo son el desarrollo de base de datos computarizados propios, la compra de software de distinto tipo y las actividades para obtener, gestionar o comercializar propiedad intelectual (patentes, marcas, etcétera).

Otro componente son las actividades de ingeniería y diseño que implican desarrollo de procedimientos, métodos o normas de producción y control de calidad para nuevos -o mejorados- productos o procesos.

Las actividades innovadoras de marketing y de mercadotecnia y la propia gestión de la innovación corresponden ser consideradas. Finalmente, está la capacitación para la innovación, interna o externa del personal, destinada a introducir los cambios o innovaciones. El listado de actividades comprendidas es muy amplio, pero podríamos simplificarlas en I+D, adquisición de bienes de capital y otras actividades.

En Uruguay se realizan encuestas de innovación desde 2001. Son contratadas para ser ejecutadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE), de modo de dar confiabilidad a las empresas y tener éxito en la cobertura de la muestra. Inicialmente coordinadas desde el Ministerio de Educación y Cultura, se incluyó sólo al sector manufacturero. Sin embargo, a partir de la creación de la Agencia

Nacional de Investigación e Innovación (ANII), esta pasó a coordinarlas y a ampliar la cobertura al sector de los servicios. Los subsectores de servicios seleccionados son los que generan más producto y empleo (i.e. telecomunicaciones, informática, salud humana, turismo).

Estas encuestas se realizan cada tres años y evalúan la conducta empresarial en el trienio precedente. La cobertura actual va desde 1998 a 2021 en el sector manufacturero y desde 2004 a 2021 en el de servicios.3 A su vez, en 2008, se realizó también una encuesta que cubrió una decena de rubros del sector agropecuario.4

El comportamiento innovador de una empresa puede ser limitado o más amplio. Cuando una empresa realiza por lo menos una actividad de innovación, es clasificada como empresa innovativa; si introduce al mercado un producto o proceso nuevo o significativamente mejorado, es designada como empresa innovadora.

Resultados de las encuestas

La Unidad de Evaluación y Monitoreo de la ANII publicó en 2024 los resultados del período 2019-2021 y los comparó con los anteriores.5 Se relevaron 2.408 empresas representativas, de las casi 12.000 del parque nacional. El 72% corresponden al sector servicios y el 28% al industrial. Dos tercios estaban radicadas en Montevideo y 9% eran grandes (100 o más empleados), 29% medianas (entre 20 y 99 empleados) y 62% pequeñas (entre cinco y 19 empleados). Si bien es un número muy bajo, 0,5% del total, el relevamiento incluyó empresas públicas o mixtas que tienen una inversión no marginal.

El dato más relevante de la última encuesta fue la constatación de que el porcentaje de empresas innovativas, es decir, las que realizaron al menos una actividad de innovación en el trienio, fue de sólo 15% del total. Este es el valor más bajo desde que se realizan encuestas en ambos sectores.

Entre 2004 y 2015 el porcentaje promedio fluctuó entre 24% y 29%, pero, a partir de allí, cayó. Esto fue constatado en ambos sectores, si bien a su interior existieron diferencias entre subsectores. Dentro de las empresas de servicios, el subsector “información y comunicaciones” alcanzó una tasa innovativa del 36%, mientras que en las industriales destacan los subsectores “otras industrias” (30%) -que incluye la fabricación de instrumentos y suministros médicos, y las reparaciones de productos elaborados de metal- y “productos farmacéuticos, de caucho y plástico” (29%).

Las empresas innovativas

Dentro de esa baja tasa innovativa, ¿cuáles fueron las actividades más realizadas por las empresas innovativas? Las predominantes fueron la adquisición de bienes de capital (7%) y de software y actividades de base de datos (6%). La I+D interna, por su parte, fue efectuada por el 5%, la I+D externa adquirida por el 2% y la capacitación realizada por el 4%.

El relevamiento muestra que, de forma similar a lo observado precedentemente, las empresas innovativas tienden a ser de mayor tamaño y tener mayor propensión exportadora. La tasa de innovación en productos ha descendido y la relacionada con procesos se mantuvo. Las novedades innovativas tienen básicamente que ver con procesos al interior de las empresas y muy poco con generar una novedad a nivel del mercado local, y mucho menos en el mercado internacional. Si bien un 18% solicitan subsidios o créditos (principalmente vía ANII) y un 13% exoneraciones tributarias (aplicando la ley de inversiones, Comap), las actividades de innovación son financiadas principalmente con fondos propios. Los recursos humanos implicados representan el 2,6% de la plantilla de las empresas encuestadas, lo que incluía a unas 12.470 personas en 2021.

Respecto de las empresas no innovativas, es decir, el 85% de la muestra, el 40% manifiesta no tener interés por innovar y el 34% dice tenerlo, pero encuentra barreras para hacerlo (falta de recursos económicos o tiempo).

La inversión en innovación y en I+D

La inversión total en actividades de innovación empresarial en el trienio 2019-2021 fue de 1.206 millones de dólares corrientes, un monto similar al de los trienios 2010-2012 (1.297 millones) y 2016-2018 (1.234 millones), pero muy inferior respecto del de 2013-2015 (1.916 millones). Su relación con el PIB es similar a la del trienio precedente, pero menor a los anteriores.

En la Tabla 1 se puede observar la evolución del peso de las actividades de I+D y de la adquisición de bienes de capital. Esta última ha sido muy relevante en los trienios 2010-2012 y 2013-2015 y explica el récord de inversión registrado en el período 2013-2015. En esos años hubo una fuerte inversión en bienes de capital, particularmente de ciertas empresas de gran porte.

Foto del artículo 'La inversión empresarial en I+D e innovación'

Cuando se discriminan las inversiones en 2019-2021, se observa que la adquisición de bienes de capital representó el 30%, la I+D interna el 24%, la I+D externa el 23%, la adquisición de software el 5% y la capacitación para la innovación sólo el 1%. Los autores destacan que la suma de los dos tipos de I+D (569 millones de dólares) supera por primera vez las adquisiciones de bienes de capital dentro de las actividades de innovación, y eleva su porcentaje de inversión relativa al PIB.

Ahora bien, debemos considerar que en esta oportunidad la encuesta incorporó algunos cambios metodológicos. Al pertenecer las principales empresas que invierten en I+D al subsector “información y comunicaciones” (concentra el 44% de toda la inversión empresarial), se profundizó en el estudio de dos casos: Globant y Mercado Libre. Sus datos particulares en el último trienio son aportados (no así los precedentes, si existen), lo que permite discriminarlas del total de empresas privadas. Las encuestas segregan, también, el monto total aportado por las empresas públicas. Esto se describe en la tabla 2.

Foto del artículo 'La inversión empresarial en I+D e innovación'

Encuestas de innovación

Como vemos, el incremento en la inversión total en I+D observada en el último trienio encuestado se ha dado exclusivamente por las inversiones realizadas por estas dos empresas multinacionales. El aporte de las otras empresas industriales, de las de servicios privadas y de las empresas públicas sigue siendo bajo, y sumadas representan sólo el 0,18% del PIB, un porcentaje similar con respecto al trienio previo.

En conclusión, la tasa de empresas innovativas en los sectores industriales y de servicios ha sido históricamente baja y ha venido bajando aún más. Este debería ser un punto central en la discusión y evaluación sobre la política de promoción de la innovación empresarial ejecutadas en este siglo, con miras a cambiar esta realidad.

Las encuestas de innovación han sido un poderoso instrumento para monitorear esa dinámica y la importante información que aportan debería ser considerada con atención en la aún escasa discusión de la política de investigación e innovación a ser implementada en el futuro inmediato. Corresponde recordar que los relevamientos sintetizados en esta nota no incluyen al sector primario.

Entre las actividades de innovación que realizan las empresas innovativas destaca la adquisición de bienes de capital (y de software, según el trienio). La inversión empresarial estrictamente privada en I+D es muy baja (el promedio 2013-2021 se ubica en torno al 0,11% del PIB) así como la que realizan las empresas públicas (con un promedio del 0,05% del PIB para el período 2013-2021). Ese nivel, digamos de inversión basal que caracteriza a nuestra economía, puede verse incrementado fuertemente como producto de la radicación de empresas multinacionales en sectores muy dinámicos en términos de innovación, como sucedió últimamente.

Edgardo Rubianes es doctor en Biología y fue presidente de la ANII.


  1. https://www.madrid.org/bvirtual/BVCM001708.pdf 

  2. Esta definición es, de algún modo, reduccionista, pues deja de lado las denominadas innovaciones sociales que, según la Cepal, consisten en “una solución nueva a un problema social, aunque más efectiva, eficiente, sustentable o justa que la solución actual, cuyo valor agregado aporta principalmente a la sociedad como un todo en lugar de únicamente a los individuos”. 

  3. https://www.anii.org.uy/institucional/documentos-de-interes/22/documentos-de-ciencia-tecnologia-e-innovacion/. 

  4. Cabe señalar que no hay prácticamente antecedentes mundiales de encuestas de innovación con cobertura simultánea en los tres sectores: primario, secundario y terciario. El costo de nuestra encuesta agropecuaria fue alto y no pudo realizarse, por logística y experiencia, con el INE, sino con una consultora privada (Equipos). Los resultados de este único antecedente nacional ameritarían un análisis particular. Cuando se habla en Uruguay y en otros países de conducta innovadora empresarial, no se considera cuánta innovación -y de qué tipo- se ha incorporado en los diversos rubros o cadenas agropecuarias, lo que constituye una debilidad para la definición de políticas científico-tecnológicas y de desarrollo sectorial. 

  5. Bukstein, D., Ferrer, K., Hernández, E., Monteiro, M., Peralta, M., Reyes, C., y Usher, X. (2024). Encuesta de actividades de innovación en la industria manufacturera y servicios seleccionados (2019-2021). Principales resultados. Colección Indicadores y Estudios N° 11. ANII.