Uruguay atraviesa un momento clave para repensar su estructura productiva. Tras más de una década de estancamiento industrial, el cierre de algunas fábricas en los últimos meses reavivó el debate. Es por eso que el gobierno impulsa una nueva política industrial hacia 2050, basada en innovación, conocimiento y planificación colectiva.

La ministra de Industria, Energía y Minería, Fernanda Cardona, sostuvo en diálogo con la diaria que el objetivo del nuevo plan industrial es construir una estrategia “desde la inteligencia colectiva nacional”, articulando al Estado, la academia, el sector privado y los trabajadores.

“Necesitamos pensar en clave de industria como concepto. Tendemos a terminar hablando de energía o de telecomunicaciones, que además son las políticas exitosas nacionales que hemos tenido. Pero debemos hacer algo más para que haya una acción diferente a como venimos desde hace más de diez años”, afirmó.

Horizonte en 2050

Desde hace unos meses, el Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM) avanza en la construcción de un plan industrial con horizonte 2050, que será presentado el año que viene. La propuesta busca institucionalizar una nueva metodología de planificación y crear un observatorio que monitoree en tiempo real los sectores productivos, con alertas tempranas para la toma de decisiones.

“El conocimiento y la innovación son los pilares de esta transformación”, remarcó Cardona, quien adelantó que se busca fortalecer los vínculos con el sistema científico y tecnológico para impulsar una industria más dinámica, inclusiva y competitiva.

Mientras tanto, especialistas y exjerarcas consultados por la diaria coincidieron en que el país enfrenta un problema estructural de productividad y sofisticación productiva. El doctor en Economía Carlos Bianchi advirtió que la industria manufacturera uruguaya “está en un momento muy difícil” y que el país produce “bienes relativamente poco sofisticados”, lo que lo vuelve dependiente de precios internacionales y mercados acotados.

En esa línea, el exministro de Industria, Energía y Minería Guillermo Moncecchi subrayó que la industria debe ser “un componente central de una estrategia de crecimiento sostenido”, basada en conocimiento y articulación con la academia.

La mirada del gobierno

La agenda del MIEM está centrada en un plan de industria de cara a 2050. La ministra señaló que la meta del gobierno es acordar una política industrial nacional consensuada, basada en un diagnóstico integral de la realidad productiva y de los problemas estructurales del país. Para eso, el MIEM ya concretó 25 reuniones con diversos núcleos productivos, entre ellos los sectores cárnico, lácteo, metalmecánico, biotecnológico y nanotecnológico.

Cardona adelantó que el ministerio trabaja para institucionalizar una nueva metodología de planificación y crear un observatorio de todas las áreas industriales, que permita monitorear datos en tiempo real y emitir alertas tempranas. “Queremos tener datos robustos que nos avisen cuando algo no está bien, para poder tomar decisiones oportunas no sólo desde el Poder Ejecutivo, sino también dialogando con el Parlamento cuando se requieran cambios normativos”, indicó.

A su juicio, este enfoque debe permitir revisar periódicamente las normas vigentes y “ajustar el ordenamiento jurídico cuando sea necesario”. A este respecto, “no se trata sólo del Ministerio de Industria, ni siquiera sólo del Poder Ejecutivo: la política industrial es transversal a todo el Estado y a la sociedad”, enfatizó.

Cardona consideró que el conocimiento y la innovación son “primordiales” para cualquier estrategia de desarrollo industrial. En esa línea, anunció que designó a la ingeniera Gabriela Schroeder como jefa de Políticas de Innovación del ministerio, con el objetivo de fortalecer el trabajo en investigación y desarrollo. “Necesitamos tener tecnología aplicada a la industria, al trabajo y a la producción. Así como el Ministerio de Ganadería [Agricultura y Pesca] tiene líneas de investigación estratégicas, el LATU debe funcionar como un laboratorio tecnológico del país”, planteó.

La jerarca recordó que el MIEM trabaja de forma coordinada con la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación de Presidencia, que centraliza la política nacional en la materia. “Es importante que el ministerio aporte insumos a esta secretaría, que tiene la función de articular la política científica y tecnológica de todo el Estado. No podemos quedarnos atrás: tenemos que estar a la altura y haer los aportes que correspondan”, sentenció.

Situación de partida

En tanto, Bianchi consideró que es “bastante preocupante” la situación de la industria en términos de su participación en la economía y en la productividad. “A pesar de que Uruguay tiene la singularidad de tener indicadores muy buenos en términos de Estado de bienestar y acceso a la educación, tenemos indicadores de productividad similares a los de países centroamericanos”, afirmó, y remarcó que “la situación de la industria manufacturera uruguaya está en un momento muy difícil”.

Consultado sobre los factores que explicarían esta situación, el profesor e investigador universitario, especializado en políticas de ciencia, tecnología e innovación, sostuvo que algunos tienen que ver con el cambio que ocurrió hace 40 años en la forma de producción a nivel global, que posicionó a Asia como la “manufactura del mundo”; el comercio se liberó y muchas producciones protegidas en el siglo XX en Uruguay y en otras partes de América Latina ya no pueden competir.

“Por tanto, cualquier cosa que pensemos hacia adelante va a tener que apuntar a una industria diferente de la del siglo XX. No hemos priorizado tener una industria manufacturera dinámica. Todos estos factores internos y externos nos han ido encaminando a una manufactura que produce cosas relativamente poco sofisticadas, que depende de precios internacionales y, sobre todo, que obliga al país a importar mucho y tiene mercados muy acotados”, afirmó.

Consideró que es clave que el país, a largo plazo, pueda elaborar productos “más sofisticados”, que sean pagados a mayor costo por los mercados, estimulen el crecimiento y eviten la volatilidad. “Pero eso hay que pensarlo en un medio plazo de 20 o 30 años”.

Crecer más

Por su parte, Moncecchi sostuvo que en la industria existe una “situación de coyuntura” en la que algunos sectores han mostrado dificultades y otros no. “Hay áreas que tienen oscilaciones por la situación internacional, así como por problemas internos, y hay otras, basadas en la tecnología, que han trabajado muy bien en los últimos años para vender hacia el exterior. Hay sectores que han crecido mucho, como la química, que tiene buenas perspectivas”, agregó.

Para Moncecchi, el principal desafío del país es crecer más, un objetivo que debe incluir la industria como “componente clave de una estrategia de desarrollo”. “Uruguay se ha mantenido estable, algo que no es menor en una región complicada. Esa estabilidad se ha dado tanto en lo institucional como en lo económico e industrial. Pero el gran desafío es lograr un crecimiento sostenido. Este desempeño económico no debe excluir la industria, ya que es un componente clave en una estrategia de crecimiento”, subrayó.

Archivo, octubre de 2025.

Archivo, octubre de 2025.

Foto: Gianni Schiaffarino

El pasado 30 de julio, Cardona aseguró que la industria nacional atraviesa “problemas estructurales” y remarcó que se vive una situación de “crisis”. En esa línea, indicó que el fenómeno de la “desindustrialización” provoca que “la gente hoy se esté quedando sin trabajo” debido al cierre de fábricas, ante lo cual el gobierno trabaja en un “documento de política nacional en industria”, con “acciones concretas” y también “a largo plazo”.

Meses antes, el presidente de la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU), Leonardo García, evitó, en diálogo con la diaria, utilizar la palabra crisis para referirse al cierre de empresas que ha tenido lugar en los últimos meses, aunque reconoció que hay “serios problemas de competitividad y productividad”. En ese sentido, llamó a crear condiciones que permitan a las industrias competir en pie de igualdad con los mercados internacionales.

La hoja de ruta que plantea la CIU para mejorar la competitividad consiste en ofrecer incentivos específicos a la inversión industrial, reducir costos energéticos, mayor eficiencia estatal en materia de tiempos y regulaciones, y políticas diferenciadas para micro y pequeñas empresas industriales, que son consideradas clave para el crecimiento del país.

Algunas cifras relevantes

Según un análisis de la consultora Exante, publicado el 2 de octubre, la industria manufacturera nuclea a unas 20.000 empresas que representan el 9% del total del país. Asimismo, informó que la industria manufacturera ha creado 170.000 puestos de trabajo, lo que representa actualmente un 10% del empleo total.

Exante señaló que la producción del núcleo industrial (que excluye la refinería y las plantas de celulosa y de Pepsico que operan en zonas francas) lleva 15 años “prácticamente estancada”. Mientras que la producción industrial entre 2000 y 2010 significó un aumento del 4,2%, entre 2010 y 2025 supuso un 0,7%.

“A pesar del pobre desempeño de la producción manufacturera, el salario real en la industria presentó una clara tendencia creciente, siguiendo de cerca al resto de los salarios privados”, señaló Exante a través de la red social X. Concretamente, entre 2010 y 2025 el índice medio de salarios aumentó en términos reales un 27% para el sector, cifra cercana a la correspondiente al sector privado en su conjunto (31%).

La consultora remarcó que hubo una “fuerte” contracción de las horas trabajadas y del personal ocupado, y que entre 2010 y 2025 se alcanzó una variación de -30% y -27%, respectivamente. Además, sostuvo que ha existido una pérdida de empleos en la industria “muy generalizada”, incluyendo varias ramas que aumentaron su producción en los últimos 15 años.

Innovación, academia y conocimiento

El exministro Moncecchi sostuvo que la innovación debe ser el eje de cualquier estrategia de desarrollo industrial, tanto en el sector público como en el privado, y destacó la necesidad de fortalecer los vínculos con la academia. “Todas las sociedades innovadoras han partido de vínculos fuertes con las universidades. Silicon Valley es un ejemplo clásico: no sólo se trata de startups, sino de la cercanía con el conocimiento y las universidades”, señaló.

Asimismo, afirmó que es importante la formación en “diferentes niveles” de enseñanza, porque se está ante una “economía basada en el conocimiento”. En ese sentido, indicó que la articulación entre empresas y academia en Uruguay “depende mucho de los sectores”. “En las TIC hay un vínculo aceitado y fuerte. En otros sectores ha costado más consolidar esa conexión, y ese ida y vuelta debería fortalecerse si queremos avanzar en innovación”, apuntó.

Moncecchi reconoció que el país ha avanzado, “aunque silenciosamente”, en un cambio de modelo productivo. “No se trata de dejar de exportar materias primas, que son una riqueza muy grande, sino de sumar valor agregado y conocimiento. Hay sectores que parten del modelo extractivo, pero incorporan innovación; y otros industriales nuevos, como la química, que deben seguir ese camino”, observó.

El exjerarca insistió en la necesidad de generar “un círculo virtuoso” entre conocimiento, industria y planificación. “No alcanza con crear una industria nueva. Hay que hacerla crecer a partir del conocimiento, y eso exige una integración fuerte entre sectores y políticas de largo plazo”, afirmó.

Hacia un plan industrial

En cuanto a la propuesta del gobierno de discutir un Plan de Industria de forma colectiva, Bianchi consideró que es una “muy buena iniciativa” y recordó que todos los desarrollos de la industria manufacturera en el mundo han estado asociados a políticas públicas muy activas.

A su criterio, el plan debería tener como ejes el empleo, la productividad, la tecnología, la innovación y la incorporación de la agenda medioambiental. “Es fundamental un énfasis en estos aspectos y, en particular, en la formación de los trabajadores”, remarcó.

El doctor en Economía indicó que Uruguay debe apostar por la “eficiencia del lado de la oferta”, que consiste en producir “bienes sofisticados” que generan mayor valor agregado y buscar mercados “crecientemente más ricos” que demanden cada vez más este tipo de productos.

“Ese sería un principio rector para la industria: en qué actividades, en qué sectores el país puede empezar a diversificarse hacia bienes eficientes del lado de la demanda. En concreto, creo que tiene que haber un capítulo grande vinculado a la producción de alimentos y a todo el proceso industrial. Por ejemplo, hay algunas experiencias en salud humana, animal, que son interesantes, y probablemente habrá que buscar formas de complementariedad con la región”.

Ventaja competitiva

En el mismo sentido, Moncecchi consideró que la iniciativa del gobierno “es excelente” y destacó la tradición uruguaya de diálogo social como “ventaja competitiva”. “Hay un buen vínculo entre trabajadores, empresarios y el Poder Ejecutivo. Me parece una muy buena idea pensar la industria en términos de planificación colectiva, incorporando el componente de innovación y el vínculo con el mundo académico y del conocimiento”, sostuvo. Consultado sobre el tipo de industria que debería proyectar Uruguay hacia 2050, enfatizó que se trata de una definición colectiva. “Podemos pensar en inteligencia artificial, energía, robótica, pero lo importante es acordar hacia dónde vamos y avanzar en esa dirección con una estrategia consensuada”, subrayó.

Tanto Moncecchi como Bianchi señalaron que el rol del Estado es clave a la hora de impulsar una política industrial. El exministro fue enfático al indicar que “no hay salto innovador posible sin un apoyo fuerte del Estado”. “La experiencia internacional muestra que toda innovación privada significativa tuvo al Estado como motor inicial. Corea del Sur es un ejemplo claro: hoy tiene innovación privada, pero en sus comienzos esta innovación fue financiada y acompañada por el Estado”, recordó.

Sin embargo, advirtió que Uruguay no debe copiar modelos extranjeros, sino construir su propio camino. “Cada país tiene su cultura y su forma de organización. Uruguay debe definir su estrategia propia, aprovechando sus ventajas: una sociedad integrada, capacidad de diálogo y estabilidad institucional. Eso también es clave para atraer inversiones que generen desarrollo local. Por tanto, hay que mirar al resto del mundo, pero con una estrategia propia”, expresó.

Mientras tanto, Bianchi consideró que el Estado tiene que tener claro su rol de “coordinador político”, marcando “metas estratégicas” que sean elaboradas de manera democrática. “Este proceso va a suponer dejar de lado algunas aspiraciones legítimas de algunos sectores. El principal error que Uruguay no ha podido superar es el de gestionar el conflicto que supone decirle que no a alguien y, a partir de eso, coordinar las acciones hacia adelante con la mayor flexibilidad posible en la articulación público-privada y público-pública”, concluyó.