El dato

Según la ministra de Economía, Azucena Arbeleche, los ingresos primarios del gobierno central (GC) y el Banco de Previsión Social (BPS) (sin considerar el efecto de los “cincuentones”) aumentaron en 1,5 puntos porcentuales (p.p.) del PIB durante esta administración de gobierno: el doble del incremento registrado en el gobierno anterior (0,7 p.p. del PIB).

Por otro lado, los egresos primarios registraron en el año electoral su mayor aumento real en una década (4,7%), casi duplicando la proyección del propio gobierno en la Rendición de Cuentas (2,5%). Este resultado incumple uno de los pilares de la regla fiscal establecida por el gobierno, que fijaba un límite para el crecimiento del gasto real de 2,8% en 2024, frente al 4,7% finalmente observado.

El contexto

¿Cómo se comportaron los ingresos y egresos del GC y BPS?

Los ingresos del GC y el BPS aumentaron en 1,5 p.p. del PIB, pasando del 26,0% en 2019 al 27,5% del PIB en 2020. Este incremento se explicó —principalmente— por una mayor recaudación de IVA, que creció 1,1 p.p. del PIB en los últimos cinco años. Además, los ingresos por impuesto a las rentas de los no residentes (IRNR) e impuesto a la renta de las personas físicas (IRPF) aumentaron 0,2 p.p. y 0,1 p.p. del PIB, respectivamente. Estos incrementos más que compensan la caída en la recaudación del BPS, que disminuyó en 0,6 p.p. del PIB.

Foto del artículo '¿Cómo variaron los ingresos y el gasto en el año electoral durante los últimos dos gobiernos?'

Por su parte, los egresos crecieron en 0,9 p.p. del PIB a lo largo de la actual administración, lo que equivale a unos 800 millones de dólares, alcanzando el 30,9% del PIB. Esto contrasta con el compromiso de campaña, que proponía reducir el gasto en 900 millones de dólares.

La dinámica del gasto durante esta administración y la regla fiscal

En Uruguay, la evolución del resultado fiscal tiende a seguir el ciclo electoral, con mejoras al inicio de las administraciones y desajustes hacia el final del período, un fenómeno conocido como “ciclo fiscal-electoral” (popularmente señalado como “carnaval electoral”).

Esta dinámica se manifiesta principalmente a través del aumento del gasto, con su consecuente impacto en el deterioro del resultado fiscal. Durante la actual administración, el gasto del GC-BPS (excluyendo el efecto de la pandemia) creció por debajo del tope establecido por la regla fiscal hasta el año 2023. Este tope, determinado por la estimación del crecimiento potencial de la economía, inicialmente se fijó en 2,3%, luego se ajustó a 2,1% y, finalmente, quedó determinado en 2,8% anual.

Sin embargo, el gobierno se apartó significativamente de esta dinámica durante el año electoral, cuando el incremento del gasto real prácticamente duplicó el límite definido por la propia regla fiscal, incumpliéndola.

Los resultados alcanzados y la excepcionalidad en 2024

A lo largo del período de gobierno, el resultado fiscal del GC-BPS mostró una mejora tras el deterioro provocado por la pandemia, pero a partir de 2022 revirtió su tendencia, en línea con el ciclo fiscal-electoral, alcanzando un déficit del 3,4% del PIB en 2024.

Este resultado, no obstante, está condicionado por aportes extraordinarios de las empresas públicas, que en 2024 representaron un 1,2% del PIB, superando en 0,4 p.p. del PIB el promedio de la última década. De no haber contado con este ingreso excepcional, el déficit fiscal habría sido prácticamente el mismo que en 2019 (3,9%), lo que relativiza la mejora en las cuentas públicas durante esta administración.

¿Y si miramos el Sector Público en su conjunto?

Si, además del resultado del GC-BPS, se incorporan y consolidan las cuentas de las empresas públicas, las intendencias y el Banco Central, se obtiene el resultado del Sector Público Consolidado (SPC).

Bajo esta óptica, el desempeño fiscal de la actual administración (-4,1% del PIB) resulta prácticamente idéntico al que recibió del gobierno anterior (-4,3% del PIB), que contrasta con la evaluación que el gobierno realizaba respecto a 2019 y a sus propios resultados.