El gobierno, liderado por Yamandú Orsi, apuesta por la cooperación internacional para promover el desarrollo económico del país con un objetivo claro: profundizar el vínculo con los gobiernos locales y la sociedad civil, para que las políticas tengan un impacto territorial y cercano a la ciudadanía, dijo a la diaria el director ejecutivo de la Agencia Uruguaya de Cooperación Internacional (AUCI), Martín Clavijo.
Clavijo, que es licenciado en Relaciones Internacionales, explicó que una de las prioridades que se fijó AUCI es crear oportunidades en materia de empleo juvenil, ya que el desempleo entre los jóvenes es un problema significativo en el país. Mientras que la tasa de desempleo juvenil alcanzó el 24% en abril, el promedio nacional fue del 8%, según las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística.
“Pretendemos trabajar fuerte para generar oportunidades de empleo juvenil; existen algunas experiencias en el país que están buenas, pero son en pequeña escala por medio de organizaciones no gubernamentales o de la sociedad civil situadas en territorios vulnerables, que ayudan a los jóvenes a terminar secundaria y tienen convenios con empresas para brindarles su primera experiencia laboral”, señaló.
Clavijo consideró que este es un ejemplo claro de articulación, porque las empresas reciben una reducción de sus impuestos y varios organismos del Estado trabajan en conjunto. “Nosotros entendemos que hay que fortalecer esa articulación porque es un ejemplo de cómo la cooperación internacional tiene un impacto económico”, afirmó.
Resaltó que AUCI coordina varias mesas de trabajo sobre infancias y adolescencias con algunos ministerios, como el de Desarrollo Social (Mides), el de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) y el de Salud Pública (MSP), para aprovechar el rol y la experiencia de la cooperación internacional en materia de reducción de desigualdades sociales.
En ese sentido, el gobierno pretende promover una “cooperación descentralizada”. Para eso apunta a profundizar el vínculo con los gobiernos locales y con la sociedad civil, priorizando el abordaje territorial de la cooperación. “Nuestro objetivo es que la cooperación tenga un impacto territorial, en la gente”, complementó el director de AUCI.
¿Cuál es la visión del nuevo gobierno sobre la cooperación internacional como herramienta para el desarrollo económico?
La cooperación internacional es fundamental para el desarrollo. Es un instrumento para fomentar el crecimiento económico. Nuestros objetivos están alineados a los del gobierno nacional, y uno de los más importantes es el crecimiento económico.
El concepto de cooperación internacional puede sonar abstracto, pero tiene mucha incidencia y forma parte de un porcentaje importante de lo que es la política exterior de un Estado. Se da la particularidad de que esta agencia es presidencial, y no muchas agencias lo son. En su momento, se tomó la decisión de que tuviera esa particularidad para dotarla de cierto peso político, ya que la agencia tiene que articular todo el sistema nacional de cooperación, que engloba a los ministerios, los gobiernos locales, la sociedad civil y el sector privado.
Por ejemplo, hace unos días firmamos un acuerdo con España, que va a propiciar más inversiones y, por esa vía, crecimiento económico y más oportunidades de empleo. Queremos que esas inversiones sean sostenibles. Por eso, los instrumentos financieros con los que cuenta Uruguay no son otra cosa que un medio para atraer inversión privada, que es justamente lo que estamos necesitando para financiar el desarrollo; es un ganar-ganar. El acuerdo con España apunta a aumentar las inversiones, por ejemplo, en la órbita de las finanzas sostenibles o de las energías renovables.
Además, pretendemos trabajar fuerte para crear oportunidades de empleo juvenil. Existen algunas experiencias en el país que están buenas, pero son en pequeña escala a través de organizaciones no gubernamentales o de la sociedad civil situadas en territorios vulnerables, que ayudan a los jóvenes a terminar secundaria y tienen convenios con empresas para brindarles su primera experiencia laboral. Es un ejemplo claro de articulación, porque las empresas reciben una reducción de sus impuestos y varios organismos del Estado trabajan en conjunto. Entendemos que hay que fortalecer esa articulación. Asimismo, representa un ejemplo de cómo la cooperación internacional tiene un impacto económico real.
¿Cuál es el rol de la cooperación internacional para la reducción de desigualdades sociales?
En nuestro caso tiene un rol de articulador en la reducción de la pobreza, pero evidentemente la cooperación internacional no tiene la responsabilidad de solucionar el problema en su totalidad. Puede colaborar, pero se requieren otras medidas y la toma de decisiones en política pública, que escapan a las decisiones de una agencia de cooperación. No obstante, la cooperación juega un papel muy importante en esa articulación. Nosotros vamos a organizar algunas mesas de trabajo, por ejemplo, en temas de empleo juvenil, aglutinando a todas las instituciones que estén relacionadas con este tema.
También estamos coordinando mesas de trabajo sobre infancias y adolescencias con el Mides, el MTSS y el MSP. Hay que trabajar la horizontalidad en estas áreas, porque de alguna manera escapa a las competencias que puede tener solamente un ministerio. Ni que hablar que la agencia tiene ese rol de articulador y de rector en términos de la cooperación.
Hubo una experiencia reciente, la elaboración del marco de cooperación con Naciones Unidas. Y muchas de esas prioridades van a ser destinadas al tema de la reducción de la pobreza.
¿De qué manera esta articulación puede ayudar en la aplicación de políticas sociales contra la pobreza?
La cooperación internacional tiene un rol importante en la articulación y en la horizontalidad en la definición de políticas públicas destinadas a reducir la pobreza. Muchas de las agencias instaladas en Uruguay dependían mucho de la financiación de Estados Unidos. Evidentemente, como los recursos van a ser más escasos, hubo una instancia política con los ministerios en el inicio del marco de cooperación para que se definiera políticamente cuáles eran las áreas a las que debía destinarse este recurso de cooperación. Y ahí se definió claramente la reducción de la pobreza infantil, el empleo juvenil, las políticas de seguridad, la ciencia, innovación y tecnología, el desarrollo sustentable, las energías renovables, la descentralización, entre otras.
Además, estamos impulsando oportunidades de formación, de becas. Tenemos a disposición un curso sobre cooperación internacional para que los territorios, las ONG o la sociedad civil sepan cómo generar y desarrollar un proyecto.
Foto: Rodrigo Viera Amaral
¿Cuál es la diferencia entre el posicionamiento en materia de cooperación internacional elegido por el gobierno anterior y el de Orsi?
Hay que recordar que la agencia fue creada en 2010, o sea, ha estado bajo gobiernos del Frente Amplio y del Partido Nacional. En ese sentido, ha existido una continuidad en temas de cooperación y en objetivos estratégicos. Sin embargo, hay cambios en algunas sensibilidades en ciertas áreas, por ejemplo, en la cooperación descentralizada, porque nos interesa profundizar el vínculo con los gobiernos locales, con la sociedad civil, priorizando el abordaje territorial de la cooperación. Nuestro objetivo es que la cooperación tenga un impacto territorial, por ende, en la gente. Que la gente vea que hay un proyecto de cooperación detrás.
¿Cuál es la importancia de la cooperación internacional frente a un escenario mundial incierto, atravesado por las medidas impulsadas por Donald Trump?
Es clave. Evidentemente, la ayuda para el desarrollo en el mundo es menor, pero esto no se debe a que los recursos sean pocos, sino a que están siendo redirigidos hacia otros fines, como la defensa y el armamento. Se está relegando la agenda del crecimiento económico. Mientras tanto, la pobreza extrema y la desigualdad aumentan en el mundo. Por ejemplo, la OTAN [Organización del Tratado del Atlántico Norte] se reunió recientemente y definió que el 5% del PIB de los países miembros iba a ser destinado a gastos de defensa.
Ante esa situación geopolítica que vivimos, de incertidumbre, de polarización, de un discurso muy fuerte contra el multilateralismo, pensamos que el multilateralismo sigue siendo la herramienta para relacionarse y formar alianzas entre países. Por suerte, Uruguay, junto con otros países, comparte la visión sobre la importancia de poder trabajar en conjunto para repensar el financiamiento del desarrollo. Ante esa escasez de recursos de financiamiento, hay que buscar otras formas de poder lograr que se lleve adelante. Hay un estudio que remarca que se necesitan cerca de 627.000 millones de dólares para llegar a cumplir con los Objetivos del Desarrollo Sostenible. Eso, evidentemente, está muy lejos de lo que se planificó en su momento, y en 2030 se van a rediscutir esos objetivos.
¿Cuáles son las alternativas que se presentan en el mundo ante el nuevo posicionamiento de Estados Unidos?
Hay países, como Alemania, Francia, Reino Unido, Noruega, Sudáfrica, Indonesia, Corea del Sur, España y Uruguay, que forman parte de una red en transición al desarrollo y que trabajan para encontrar otras modalidades que puedan incorporarse al financiamiento para el desarrollo. Y cuando digo “esas modalidades” estoy diciendo que hay que incorporar al sector privado, a la sociedad civil, a las organizaciones sociales en esas iniciativas. Hay modalidades que todavía debemos impulsar en Uruguay, como la filantropía, por ejemplo. Hay algunas instituciones a nivel internacional que trabajan algunos temas en particular, por ejemplo, temas de salud, ciencia, democracia, derechos humanos, que muchas veces no está desarrollada en nuestro país. Por lo tanto, debemos ir hacia la construcción de alianzas multiactor y multinivel, que permitan una coordinación y una articulación de los recursos para financiar ese déficit que tenemos.
A finales de julio, Uruguay concretó una alianza de cooperación para el desarrollo con España. ¿Qué impactos económicos concretos se proyectan a partir de este acuerdo? ¿Qué oportunidades de financiamiento, inversión o innovación productiva se abren?
La alianza con España es un hito, porque es la primera vez que un país graduado firma un acuerdo de este tipo con España desde una posición de horizontalidad y en las mismas condiciones. En la negociación, cada país puso sus fortalezas y sus debilidades, y existe un compromiso a nivel país de poder trabajar en algunas áreas. Lo que yo quiero resaltar es cómo fue el proceso de construcción, que fue muy horizontal, en el que participaron más de 50 instituciones públicas, privadas y de la sociedad civil. Se llegó, por esa vía, a un texto que es muy bueno, muy innovador.
Lo que hay que resaltar del acuerdo es que, si hay voluntad política para avanzar, es posible concretar alianzas con una visión de coparticipación y de construcción muy horizontal. España es nuestro principal inversor aquí en Uruguay. Hay varios temas para trabajar en ese sentido, como el fomento de las inversiones, del desarrollo económico y local, la eficiencia energética, la inclusión social, la descentralización, la innovación y la tecnología. A partir de este segundo semestre vamos a empezar a construir con España una hoja de ruta que refleje este nuevo paradigma de cooperación horizontal.
¿Cuál es la situación en materia de cooperación con otros países?
A pesar de que somos un país de renta media alta, tenemos un fuerte vínculo con Japón en temas sociales, de poblaciones vulnerables, accesibilidad, pobreza infantil y adolescencia. China es un país importante para nosotros también en varias áreas, como también lo es la Unión Europea. Entendemos que, si se firma el acuerdo con el Mercosur, vamos a tener muchas más oportunidades. Se habla mucho del capítulo comercial y de qué sectores van a ser beneficiados y cuáles no, pero no se menciona que el acuerdo tiene un capítulo de política que requiere articulación en los organismos multilaterales y un capítulo de cooperación. Si ese acuerdo se firma, es un mensaje geopolítico en sí mismo. Además, significaría un aumento de los fondos y de la cantidad de iniciativas.
¿Existen otros países o regiones con los que Uruguay trabaje para estrechar vínculos?
Efectivamente. Uruguay pretende diversificar el relacionamiento de la agencia con otras regiones u otros países, como el sudeste asiático, Noruega y África. Nos parece que podemos cooperar en algunas áreas con África, sobre todo en cooperación triangular. Estoy pensando en seguridad alimentaria, en políticas públicas dirigidas a la población afro, derechos, agua y saneamiento.
En la región tenemos un fuerte vínculo con México, Brasil, Colombia, Chile y con el espacio iberoamericano. En el Mercosur tenemos la expectativa de que con la presidencia de Brasil y después con el liderazgo nuestro podamos reactivar la cooperación, que es clave para la articulación del bloque. La verdad es que no ha funcionado de la manera correcta.
¿Cuáles son las fortalezas de Uruguay?
Evidentemente, Uruguay tiene varias fortalezas, como la certeza jurídica e institucional, que hace que el inversor tenga garantías que de repente en otros países no hay. Estuve en un panel que organizó el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en el marco de la conferencia de Sevilla y, cuando empecé a desarrollar todos los instrumentos financieros que tenía Uruguay para fomentar la inversión sostenible, se vio que el país es un referente regional en materia de finanzas sostenibles.
Muchas veces perdemos de vista que Uruguay es un laboratorio de políticas públicas que es posible compartir con la región en varias áreas, no solamente en finanzas sostenibles; por ejemplo, en el tema de gobierno electrónico y agenda digital, Uruguay es una referencia. Ni que hablar de gestión ambiental, de energías renovables. Estamos en la segunda transición energética y hemos logrado instalarla como una política de Estado, lo que de alguna manera es nuestra carta de presentación en los ámbitos multilaterales y regionales.
Además, Uruguay busca promover la cooperación Sur-Sur y la cooperación triangular, en la que muchas veces el país capta fondos o recursos de la ayuda oficial para el desarrollo, en la que el beneficiario es otro país. Uruguay es el que tiene la capacidad técnica en determinado tema para que otro país se vea beneficiado.
¿Podría decirse que Uruguay es un referente regional en temas de cooperación?
Uruguay es verdaderamente un referente en temas de cooperación Sur-Sur. El país tiene una clara mirada del Sur global para enfrentar los desafíos de la financiación del desarrollo y tiene un papel muy importante ahí. Esa es una prioridad del gobierno nacional. En el discurso del presidente Orsi estuvo el fortalecimiento de la cooperación Sur-Sur y el acuerdo con los países. Hasta ahora, el primer acuerdo que hemos firmado es con España, y estoy seguro de que vamos a firmar otro tipo de alianzas con otros países.
Además, Uruguay va a presidir por tres años el programa de cooperación Sur-Sur de la Secretaría Iberoamericana, y eso, más allá de que sea un logro, es un reconocimiento de que nuestro país es un referente en diversas áreas.