El dato
La productividad del trabajo, entendida como la cantidad de valor generado por cada unidad empleada de este factor productivo (y aproximada a partir del cociente entre el PIB y el volumen de horas trabajadas),1 aumentó apenas 0,6% entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y cayó 0,9% en la órbita de la Eurozona. En el caso de Estados Unidos, el incremento estimado para el último año fue de 1,6%.
El contexto
El escaso dinamismo que evidencia la evolución reciente de esta dimensión, que es clave desde el punto de vista de las capacidades productivas, responde en parte al deterioro del contexto global, que se expresa en una mayor incertidumbre, un menor crecimiento y un incremento de los costos de financiamiento, y también al menor impulso que está afectando los flujos de inversión extranjera (claves para la difusión del conocimiento y la innovación).
Si bien se espera que los recientes desarrollos tecnológicos alrededor de la inteligencia artificial (IA) incidan positivamente sobre la productividad, en particular sobre la del trabajo, este impacto aún no se observa en las estadísticas disponibles sobre productividad.
Las implicancias
La productividad es considerada el principal motor del crecimiento económico en el largo plazo, dado que su mejora constante es lo que permite a las economías expandir su producción, más allá de su disponibilidad de factores productivos (trabajo y capital). Es, en ese sentido, un driver del aumento de los ingresos por habitante en una perspectiva de mediano y largo plazo.
Por lo tanto, el enlentecimiento que muestra su evolución desde la crisis de 2008 representa un desafío para las perspectivas globales, más allá del corto plazo. En ese sentido, los problemas de productividad ya no son propios únicamente de las regiones más rezagadas, como América Latina, sino que ahora revisten un carácter más generalizado.
En efecto, la caída de la productividad, tanto en las economías emergentes como en las avanzadas, limitará la capacidad de apuntalar el crecimiento económico durante las próximas décadas, comprimiendo los márgenes de mejora en materia de ingresos y bienestar.
¿Cuál es el desempeño de la productividad en Uruguay?
En Uruguay la productividad laboral ha estado caracterizada por una mayor volatilidad respecto de los países desarrollados. A este respecto, tras la irrupción de la pandemia, la productividad laboral tendió a crecer a tasas cercanas a cero hasta 2024, cuando se aceleró y creció cerca de 2,2%.
Desde una perspectiva histórica, entre 1995 y 2019 la productividad laboral creció a una tasa promedio de 2,1%. No obstante, se constata un escaso dinamismo durante la última década, con una tasa de expansión anual mucho más modesta. Esto está detrás, entre otras cosas, del magro desempeño que se desprende de la evolución del PIB durante ese período de tiempo.
Joaquín Pascal, Centro de Estudios Etcétera.
-
Si bien la productividad laboral es una medida sencilla y fácil de calcular, no está exenta de limitantes, dado que puede no internalizar adecuadamente otros factores que inciden sobre la producción. ↩