(Es 3 de junio. Faltan 27 días para las elecciones internas y 146 para las nacionales)

Buenos días. Les comento algunas noticias de la campaña electoral que pueden leer hoy en la diaria.

La participación de Julio María Sanguinetti en las internas coloradas parece tener dos objetivos principales, vinculados entre sí: avanzar hacia un reparto menos desequilibrado del voto opositor, aumentando el peso de su partido; y ocupar así una posición clave para que la oposición acceda al gobierno nacional y pueda ejercerlo.

En esa línea, Sanguinetti no procura especialmente atraer a los indecisos entre el Frente Amplio (FA) y la oposición, y mucho menos lograr que lo voten quienes hoy se inclinan por el oficialismo (algo que sería, además, especialmente difícil para él). Necesita sobre todo presentarse como una opción opositora más confiable que otras, para revertir aunque sea en parte la migración de votos potencialmente colorados, en lo que va de este siglo, hacia otros lemas. Por eso insiste en que la existencia del Partido de la Gente y Cabildo Abierto implica una fragmentación inconveniente para la gobernabilidad del país, y deja planteadas dudas sobre la viabilidad de las propuestas del nacionalista Juan Sartori.

Por el mismo motivo, plantea ideas difíciles de sostener en un debate racional, pero que probablemente sintonizan con el estado de ánimo de votantes a los que se dirige. Un ejemplo de esto es su afirmación sobre la necesidad de un cambio “de contenidos” en la educación, con el argumento de que actualmente se intenta “desarrollar una mentalidad anticapitalista”, con miras a “una sociedad que no va a existir nunca”, en vez de “formar gente libre para el espíritu de emprendimiento, competencia y emulación”. Aun si existiera el sesgo del que habla Sanguinetti (que habría que atribuir a los docentes y no a los programas), no se comprende bien con qué medidas piensa que sería posible contrarrestarlo.

Con 83 años de edad, el ex presidente es el mayor de los precandidatos en estas internas. Eso tiene costos políticos de imagen, pero también un beneficio colateral: entre los votantes, son cada vez más menos los testigos directos de su trayectoria anterior. En consecuencia, dispone de cierto margen para relatar a su gusto algunos episodios que lo tuvieron como protagonista, como el de la aprobación de la Ley de Enseñanza en 1972, cuando era ministro de Juan María Bordaberry; la reforma educativa de Germán Rama en su segundo gobierno (1995-2000); su decisión de no convocar a los Consejos de Salarios en ese período; o su conducta durante décadas en relación con la búsqueda de desaparecidos.

Mientras Sanguinetti se ubica en una posición de combate contra la izquierda, los precandidatos del FA insisten, de modo simétrico, en señalar que sería peligroso un triunfo de la derecha. Carolina Cosse, además de defender el spot lanzado por Presidencia la semana pasada sobre la redistribución de la riqueza, sostuvo que el país “está en un cruce de caminos y hay que elegir”, porque si “dobla a la derecha, vamos a perder el país que construimos, y eso no lo podemos permitir”. A su vez, Daniel Martínez aseguró que “el proyecto de la derecha sólo implica el retroceso de absolutamente todas las conquistas importantes” logradas por los gobiernos frenteamplistas, en materia de salarios, salud y “agenda de derechos”.

La gran alternativa de octubre entre oficialismo y oposición se planteará de modo aún más nítido en las departamentales montevideanas del año que viene, cuando los partidos Nacional, Colorado y De la Gente volverán a presentarse aliados en la Concertación, que ya se inscribió en la Corte Electoral. Las normas vigentes no permiten integrar listas de más de un lema durante un ciclo electoral: por ese motivo, quienes aspiran a una candidatura en las departamentales de Montevideo por la Concertación toman la precaución de no participar ahora en las internas de sus verdaderos partidos. Entre los nacionalistas, es el caso de Sebastián Bauzá, ex presidente de la AUF, y del alcalde del Municipio CH, Andrés Abt, ambos alineados con Luis Lacalle Pou; y también el de Álvaro Viviano, ex integrante del directorio del Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente y seguidor de Jorge Larrañaga.

Hasta mañana.