(Es 6 de junio. Faltan 24 días para las elecciones internas y 143 para las nacionales)

Buenos días. Les comento algunas noticias de la campaña electoral que pueden leer hoy en la diaria.

Ayer, el diputado nacionalista Rodrigo Goñi anunció que convocará a comisión a representantes de empresas como Google, Facebook,Twitter y WhatsApp, para averiguar si pueden facilitar la identificación de personas cuyos mensajes contribuyen al desarrollo de una “campaña sucia”. Conviene distinguir, con la mayor precisión posible, entre lo ilegal, lo “sucio” y las tácticas electorales agresivas pero legítimas. Para esto, puede resultar útil un repaso de las últimas noticias.

La difusión de información falsa para engañar a los votantes es delito y deteriora la democracia. Lo mismo vale para las falsas encuestas o push polls, como la utilizada contra Jorge Larrañaga en estos días, que no buscan conocer las opiniones de los consultados sino influir con malicia sobre ellas. Hay otros ejemplos de difamación artera y manipulación de la opinión pública, pero todo eso no va en la misma bolsa que lo que tradicionalmente se llama “campaña negativa”, o sea, los mensajes centrados en atacar a uno o más adversarios.

Quizá sería lindo que todos, desde los candidatos hasta los simples usuarios politizados de Whatsapp, se dedicaran solamente a defender ideas y propuestas, pero no es probable ni necesario que eso pase.

Larrañaga pide que lo voten alegando que él es el único nacionalista capaz de derrotar al Frente Amplio (FA) en un balotaje, en vez de hacer hincapié en su propio programa de gobierno. Discutible, pero no “sucio”.

Es cuestionable, y quizá delictivo, que Pablo Bartol, asesor de Luis Lacalle Pou), haya accedido en forma indebida a la red interna del Ministerio de Desarrollo Social. Pero su propia imprudencia, al revelar que lo hizo, descarta que tuviera la intención de escudarse en el anonimato para engañar a los votantes.

Danilo Astori sostuvo que el actual déficit fiscal es importante e inconveniente. Se le puede cuestionar al ministro de Economía que, cuando se acerca el momento de que cada sector del FA marque sus votos, haga ese comentario en vez de defender a rajatabla la actuación del gobierno que integra, pero no se lo puede acusar de manejar datos falsos.

El movimiento UPM2 No propuso a la Cámara de Diputados que le iniciara un juicio político al Poder Ejecutivo, por la firma de un acuerdo sobre el proceso de inversión en una nueva planta de celulosa. Quizá fue una chicana, pero haber usado argumentos que los parlamentarios no consideraron valederos es algo bastante distinto de divulgar noticias falsas. Por otra parte, la propuesta fue rechazada también por diputados opositores, y eso muestra que la campaña no es tan sucia.

Carolina Cosse afirmó que estaría dispuesta a debatir sola con tres precandidatos del Partido Nacional (PN). Fue un mensaje a la vez frenteamplista y en clave de género, porque Cosse es la única mujer en carrera hacia la presidencia de la República y desafió a tres varones, pero que ella se tenga fe y lo manifieste no enturbia el clima electoral.

Es pícaro Juan Sartori al pedirle a Lacalle Pou que ensobre con sus listas, en octubre, el Sí a la reforma constitucional lanzada por Larrañaga. Así, el empresario le complica la campaña a sus dos mayores adversarios dentro del PN. Por un lado, desdibuja el perfil de Larrañaga como solitario defensor del plebiscito sobre seguridad. Por otro, presenta la discrepancia de Lacalle Pou con el proyecto de reforma, fundamentada en su momento, como si fuera una negativa a consolidar la unidad partidaria (y a defender a la población del crimen). Pero poner en apuros a los rivales no es ilegal ni condenable.

Se estrena hoy el documental La memoria del Cóndor, sobre la coordinación del terrorismo de Estado en América Latina, apoyada por Estados Unidos, y el juicio en Roma por aquellos crímenes. Si hay quienes piensan que esto busca favorecer electoralmente a la izquierda, quizá lo sucio esté más en esa opinión que en el aporte de la película.

Hasta mañana.