En el marco de las conmemoraciones por el 80° aniversario de Naciones Unidas, representantes del sistema multilateral, autoridades del gobierno y organizaciones sociales debatieron el jueves en Montevideo sobre los desafíos que marcarán el futuro del multilateralismo. En ese contexto, el coordinador residente de la ONU en Uruguay, Pablo Ruiz Hiebra, destacó en diálogo con la diaria que Uruguay tendrá un rol clave en la arquitectura de cooperación internacional en los próximos 20 años.
“Vemos a Uruguay siempre como muy buen ejemplo, porque es un país muy comprometido con el multilateralismo, el marco normativo de derechos humanos, el respeto al derecho internacional. En un momento de crisis como el actual, (...) Uruguay puede ser una voz sensata, muy activa, capaz de ayudar a encontrar soluciones”, afirmó.
En la misma línea, el director ejecutivo de la Agencia Uruguaya de Cooperación Internacional (AUCI), Martín Clavijo, sostuvo que Uruguay tiene la oportunidad de reafirmar su histórica defensa del multilateralismo y proyectarla con mayor fuerza en los próximos años.
En diálogo con la diaria, señaló que el país “siempre ha defendido el multilateralismo como la vía más segura para construir diálogo, paz, cooperación y desarrollo”, y que la nueva etapa, con Uruguay asumiendo responsabilidades en el G77+China, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y el Mercosur, abre un espacio para “mostrar que quiere ser parte de la renovación del sistema multilateral, aportando equilibrio, confianza y una mirada constructiva en un mundo tensionado y fragmentado”.
Ruiz Hiebra destacó que el país está en condiciones de asumir un rol más activo en la defensa de la paz y en materia de mediación internacional. Señaló que en los últimos días el gobierno uruguayo, liderado por Yamandú Orsi, anunció “un esfuerzo mayor” en esa línea, y subrayó que Uruguay puede convertirse en “una voz muy importante en este momento de crisis” para reforzar la capacidad global de resolver problemas comunes.
“No tanto por su tamaño, sino por su reputación, su credibilidad y su capacidad de conversar con todos los actores”, precisó. En ese marco, sostuvo que América Latina también necesita más protagonismo en estas tareas y que la ONU acompañará “humildemente” el proceso, del mismo modo que lo hace con otros países que trabajan en esta lógica.
En el encuentro, que se realizó en el Centro Cultural de España, participaron, además de Ruiz Hiebra, el embajador de la Unión Europea, Petros Mavromichalis, el embajador de España, Javier Salido, el integrante del Consejo Directivo de la Asociación Nacional de ONGs para el Desarrollo (Anong), Javier Pereira, el representante residente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Stefano Pettinato, entre otros.
La actividad formó parte de una serie de encuentros que la ONU ha impulsado en Uruguay durante 2025 para reflexionar sobre el lugar que ocupan los países, las instituciones y la ciudadanía en la reconstrucción de la gobernanza global.
Situación actual
“El multilateralismo atraviesa uno de los momentos más difíciles desde la Segunda Guerra Mundial, cuando se creó el sistema multilateral que existe hoy”, afirmó Ruiz Hiebra, señalando que la proliferación de conflictos, el deterioro del derecho internacional y la falta de respeto al derecho humanitario ponen en evidencia un sistema tensionado que necesita reformas profundas.
Ruiz Hiebra dijo que el multilateralismo atraviesa un momento de “grandes complejidades” en un escenario global marcado por desafíos “enormes” —como la paz, la seguridad y el cambio climático— para los que “ningún país tiene una solución por sí solo”.
“Las instituciones multilaterales fueron creadas en 1945, en un mundo con 50 países; hoy somos 193 y el contexto es completamente distinto. Por eso es necesario adaptar esas estructuras a la realidad actual. Pero en un escenario geopolítico tan tensionado, ese proceso se vuelve muy difícil. De eso se trata: de conversar, negociar y encontrar caminos para avanzar en la resolución de los problemas globales y las amenazas que hoy están tan presentes”, afirmó.
Consultado sobre los temas que dominan el diálogo con organizaciones civiles de Uruguay y América Latina, señaló que el asunto “más candente” sigue siendo la reforma del Consejo de Seguridad.
“No hay que olvidar que Naciones Unidas se creó para evitar una Tercera Guerra Mundial. El Consejo de Seguridad refleja un mundo que ya no existe. Hoy India, África y buena parte de América Latina siguen sin representación. Ese mecanismo no refleja el mundo actual y, para muchos, su reforma es una condición básica de credibilidad”, señaló.
El representante de la ONU en Uruguay sostuvo que hoy hay más conflictos que en cualquier otro momento desde el fin de la Guerra Fría y que la magnitud de las migraciones forzadas y de la población refugiada evidencia una situación “sumamente compleja” que urge mejorar.
“Las normas sirven en la medida en que resuelven problemas. Y hoy, lamentablemente, el derecho internacional y el derecho internacional humanitario, como hemos visto en varias crisis recientemente, no están siendo respetados. Si la situación continúa a lo largo del tiempo, va a acabar fragilizado todo lo que hemos venido construyendo en estos últimos 80 años”, advirtió.
Sur Global
Por su parte, Clavijo enmarcó el momento global como uno de “desigualdades profundas, migraciones crecientes, crisis climática y conflictos que se multiplican”, condiciones que hacen que la cooperación internacional sea “más necesaria que nunca”.
En este nuevo ciclo, consideró que el Sur Global tendrá un rol creciente, tanto porque es donde se concentran buena parte de los desafíos como porque también allí emergen innovaciones y soluciones. La cooperación Sur-Sur y la cooperación triangular permitirán compartir experiencias entre países con realidades similares, y Uruguay puede contribuir “aportando capacidades técnicas, articulando alianzas y mostrando que incluso en tiempos de tensión es posible avanzar a través del diálogo y la articulación”, añadió.
En esa lógica, consideró que Uruguay puede posicionarse como un “país puente”, un “actor confiable” que genera acuerdos y aporta credibilidad desde el Sur Global. “En los próximos años, con su tradición de diálogo y su compromiso con el multilateralismo, el país puede fortalecer su rol en la cooperación Sur-Sur y triangular, impulsar alianzas innovadoras y liderar espacios regionales como el Mercosur, el G77+China, la CELAC y también el Programa de Fortalecimiento de la Cooperación Sur-Sur que Uruguay presidirá a partir del próximo año 2026. Una agenda centrada en el desarrollo sostenible, la inclusión y la paz. Uruguay tiene credibilidad en el sistema multilateral, y eso hoy tiene un valor enorme en la cooperación internacional”, subrayó.
Al ser consultado sobre el descrédito que enfrentan distintos organismos internacionales, Clavijo sostuvo que Uruguay puede aportar algo decisivo: “credibilidad”. “Nuestro país puede ayudar a reconstruir confianza demostrando que la cooperación estratégica bien gestionada mejora la calidad de vida de las personas”, afirmó.
La mirada de Anong
El representante de Anong, Javier Pereira, planteó que el escenario global actual tiene un nivel de disrupción comparable al que dio origen a la ONU en 1945. En su intervención durante el evento, sostuvo que el multilateralismo “no nació en tiempos de estabilidad, sino en un contexto de colapso del orden mundial”, y que hoy enfrenta una crisis equivalente que obliga a reformarlo profundamente.
Pereira, quien además es doctor en sociología, sostuvo que la lectura histórica es clave para entender la urgencia actual. “En menos de 30 años, la humanidad vivió dos guerras mundiales, genocidios, uso de armas químicas, 60 millones de muertos, desplazamientos masivos y la destrucción de continentes enteros. La ONU nació en medio de ese caos, no en tiempos de calma”, dijo.
A su juicio, aunque las crisis del siglo XXI no son idénticas, comparten un rasgo definitorio con aquella época: ningún país puede resolverlas solo. Entre los desafíos enumeró el cambio climático, el colapso de ecosistemas, guerras activas con riesgo de escalada, desplazamientos masivos, desigualdades persistentes, la erosión de la confianza pública, la rivalidad entre potencias y la revolución tecnológica e informacional sin regulación global.
“La pregunta no es si debemos abandonar el multilateralismo, sino cómo transformarlo. Las crisis actuales no debilitan la cooperación: la vuelven más urgente que nunca”, afirmó.
Pereira sostuvo que existe consenso acerca de las limitaciones del sistema actual: estructuras que reflejan el mundo de 1945, subrepresentación de África y América Latina, exceso de declaraciones con pocos mecanismos de cumplimiento, burocracia interna, lentitud frente a emergencias, escasa integración de actores no estatales y baja capacidad para anticipar riesgos globales como la inteligencia artificial, biotecnología y la desinformación.
“Todo esto nos lleva a concluir que tampoco sirve una defensa acrítica del multilateralismo tal como lo hemos conocido hasta ahora. Es necesario renovarlo profundamente”, señaló.
El rol de la sociedad civil
Una dimensión central del encuentro fue el lugar de la sociedad civil en la construcción del futuro del multilateralismo. Ruiz Hiebra remarcó que la globalización de la información convirtió a las organizaciones y movimientos sociales en un “actor clave” en la construcción del multilateralismo del futuro: “Influyen en la política, en la construcción de narrativas y en la urgencia con la que los gobiernos deben abordar los problemas globales. El caso de Gaza es un ejemplo del impacto que puede tener la movilización social en muchos países del mundo”, remarcó.
En la misma sintonía, Clavijo coincidió en que “la sociedad civil va a ser un actor clave para que el multilateralismo sea más transparente, participativo y conectado con las necesidades reales de la gente”.
Asimismo, señaló que en Uruguay la sociedad civil ha sido “fundamental para impulsar políticas públicas que hoy son referencia en la región y que se han convertido en buenas prácticas compartidas con otros países. Ese capital de experiencia y confianza es una ventaja para proyectar al país en la cooperación internacional. Un multilateralismo más fuerte solo se construye con más voces, más diálogo y más participación”.
Hacia una política exterior de Estado
De cara al futuro, el director de AUCI señaló que Uruguay necesita ampliar y diversificar sus mecanismos de financiamiento para el desarrollo. Recordó que el país ha avanzado en instrumentos innovadores de finanzas sostenibles, como el REIF para energías renovables, pero advirtió que aún debe explorar modalidades donde hoy tiene corto recorrido, como la filantropía, las alianzas con actores no tradicionales o la cooperación circular. En ese marco, valoró la adhesión al enfoque de Global Public Investment, que propone nuevos modelos para financiar bienes públicos globales. “El desafío ahora es desarrollar capacidades técnicas y políticas para ser un actor activo en estas modalidades”, indicó.
Finalmente, Clavijo sostuvo que Uruguay debe avanzar hacia una política exterior de Estado que trascienda los períodos de gobierno y se sostenga en sus principios históricos: defensa del derecho internacional, solución pacífica de controversias, cooperación, multilateralismo y promoción de los derechos humanos.
“También es clave definir una agenda y una visión de país compartida, que apunte al desarrollo sostenible, y en ese sentido nuestro gobierno ya está trabajando en lineamientos que puedan proyectarse a largo plazo. Sostener esa visión más allá de los ciclos electorales es un desafío que requiere madurez política, acuerdos amplios y una mirada superadora, siempre colocando por delante los intereses nacionales. Si Uruguay logra ese equilibrio, podrá proyectarse con solidez hacia 2030–2050 y fortalecer su rol como un país más desarrollado, confiable, dialogante y comprometido con el sistema multilateral”, concluyó.