El desarrollo de empresas científicas basadas en tecnología avanzada comienza a perfilar a Uruguay como un polo emergente en biociencias y salud digital en la región; sin embargo, el país enfrenta el desafío de sostener una estrategia de largo plazo que consolide este ecosistema, afirmó, en diálogo con la diaria Carlos Acle, directivo de la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información (CUTI).

Para el dirigente, Uruguay está en camino a especializarse en materia de biotecnología y salud digital, “pero tiene que tener una mirada de mediano y largo plazo para conseguir resultados”.

Según Acle, el país ya cuenta con casos “de éxito, interesantes”, pero es un camino por el que hay que seguir “insistiendo con mucha fuerza”. En esa línea, sostuvo: “Uruguay tiene historias de éxito, como el Institut Pasteur de Montevideo, que demuestra que pueden convivir la ciencia, la innovación y la inversión privada. Pero necesitamos sostener una política de innovación país con visión a 2030”.

El informe Deep Tech Radar Latam 2025, elaborado por la consultora brasileña Emerge en alianza con Cubo Itaú, aseguró que Uruguay se posiciona como un “hub en biociencias y salud”. El reporte señaló que las biociencias y el agro concentran el 90% de las deep techs uruguayas como “startups que han desarrollado productos, servicios o procesos basados en investigaciones científicas y tecnológicas profundas”.

Estas empresas trabajan en áreas como inteligencia artificial, biotecnología, robótica, nanotecnología, sensores, blockchain y tecnologías cuánticas, con aplicaciones que van desde la salud hasta el agro, la energía, la industria y la defensa.

Fortalezas

Acle resaltó como fortalezas del país la recolección de datos, los laboratorios específicos y la existencia de profesionales destacados.

Consultado sobre cuáles son las tecnologías más prometedoras que están surgiendo en Uruguay, destacó los sectores de biotecnología, salud y agro. Sostuvo que en los últimos años, en el área de salud, se ha “acelerado mucho” la aplicación de la inteligencia artificial (IA) y que “Uruguay tiene un potencial enorme para desarrollar tecnología en estas áreas”.

“Se ha avanzado mucho en todo lo que tiene que ver con eficiencia y uso de IA para la gestión hospitalaria, por ejemplo, en el monitoreo remoto de pacientes. Obviamente, en esta área hay aspectos de regulación que es necesario monitorear, como la protección de datos personales. Estos son temas que Uruguay se ha tomado muy en serio y es muy importante mantenerlos”, añadió.

Con respecto al agro y la biotecnología, sostuvo que algunas startups se han apoyado en temas de “trazabilidad”, aplicando IA.

En ese sentido, Acle remarcó que Uruguay “tiene la escala adecuada para pilotear y validar innovaciones rápidamente, con reglas claras y costos previsibles”. Esto le permite proyectarse como un “país ideal” para ensayar soluciones tecnológicas.

“El país puede jugar un papel clave en articular redes de innovación y transferencia tecnológica en la región. Uruguay tiene una ventaja estructural en comparación con otros países: la confianza. La seriedad para mantener reglas de juego asegura que este tipo de iniciativas se pueda desarrollar con una mirada de largo plazo, además de la escala, que permite tener una agilidad que en otros países es mucho más difícil de desarrollar”, afirmó.

Por otra parte, el país cuenta con un ecosistema “muy bien relacionado” con Estados Unidos y Europa, “socios con un potencial enorme”, indicó.

El estudio citado identificó 21 deep techs uruguayas, 62% de las cuales se especializaron en salud y bienestar, 29% en agro y alimentos y 10% en movilidad, logística e industria manufacturera.

En cuanto a tendencias tecnológicas, la biotecnología representa el 67% de las deep techs locales, seguidas por la IA (14%), lo que “consolida a Uruguay como un hub de nicho especializado en salud y biociencias, complementando su histórica vocación agropecuaria”.

“Países como Argentina, Chile, Colombia y Uruguay han venido desarrollando iniciativas consistentes para conectar ciencia y mercado, lo que ha ampliado su visibilidad en la región. Estos movimientos muestran que, aun con diferentes realidades económicas y poblacionales, es posible crear ambientes favorables para el surgimiento y el crecimiento de deep techs”, afirmó el reporte.

Uruguay tiene una inversión en deep techs de 10,8 millones de dólares y se posicionó en sexto lugar en el informe. En los primeros lugares se encontraron Chile (607,2 millones de dólares), Argentina (486), Brasil (216,2), México (127,8) y Colombia (74,3).

A nivel regional, el estudio reportó 1.316 deep techs, con Brasil a la cabeza (952), seguido por Argentina (145), Chile (72) y Uruguay (21). En conjunto, Brasil, Argentina, México, Chile, Colombia y Uruguay concentran el 97,8% del ecosistema regional.

A nivel de facturación, los sectores de salud y agro sumaron 3.900 millones de dólares, mientras que las startups basadas en IA y computación lideraron con 8.500 millones.

Desafíos

Según el informe, Uruguay tiene la oportunidad de convertirse en un referente regional en innovación en salud si fortalece la articulación entre investigación científica, cultura emprendedora y atracción de capital. “El desafío está en escalar este ecosistema y consolidarlo en áreas estratégicas de futuro, como energía y clima, donde la región aún tiene amplio espacio para crecer”, observa.

Al respecto, Acle sostuvo que un reto “importante” es el desarrollo de un mercado de capital de riesgo. Esto podría ser una “oportunidad” si el Estado impulsara una política de “compra pública innovadora”, añadió. Indicó, asimismo, que es necesario “construir un marco regulatorio que habilite la creación de tecnologías emergentes”.

El principal desafío para el país es mantener una “mirada de largo plazo” impulsando a las industrias a crecer “sin perder el foco”. “Mantener esta visión en el largo plazo, por el tiempo que llevan los procesos, implica sostener una industria que seguramente mostrará resultados en el largo plazo”.

Para Acle, el lanzamiento de la Secretaría de Innovación “es un paso positivo hacia una estrategia país”, ya que permitirá alinear la academia con el sector privado. “Tenemos que entender que habrá éxitos y fracasos, y que los resultados se verán recién hacia 2030. Pero si mantenemos esta mirada de largo aliento, Uruguay puede convertirse en un referente regional en innovación científica aplicada a la salud y el agro”, concluyó.