El jugador brasileño lleva puesta una campera estilo universitario con la palabra “xadrez” impresa en la parte de atrás. Se pasea lentamente por el vestíbulo del hotel Regency Way, ubicado en Rivera y Julio César, minutos antes de que se inaugure el torneo. Por ahí anda otro jugador con rasgos asiáticos que lleva un buzo con el logo de la Fundación Kasparov. En un sillón hay alguien que lee concentrado un libro que se titula “Estrategia 1”. Le llega a la mesa un sándwich de esos que tienen la aceituna clavada con un escarbadiente y aprovecha la pausa para observar el panorama. Lo que este señor ve o podría estar viendo: personas que caminan sigilosamente de un lado hacia otro sin expresar muchas emociones. A unos metros está la puerta de ingreso a la enorme sala donde se juegan todas las partidas del torneo y donde también se disputó el último Uruguayo.

Las mesas donde los ajedrecistas se van ubicando a medida que ven sus nombres en los cartelitos son largas. De un lado están los mejor rankeados, entre ellos el actual campeón de Estados Unidos y gran maestro Samuel Shankland, quien debió enfrentar en el debut al uruguayo Álvaro Guerrero, maestro nacional y uno de los cerca de 60 compatriotas que disputan este torneo clasificatorio al Mundial que se disputará en Janti-Mansisk, Rusia, el año que viene.

Desde el viernes hasta el 10 de junio se jugarán cientos de partidas –o miles, tal vez– , de las que saldrán cuatro clasificados. Esta no es la única vía de clasificación, ya que también hay otros torneos que desembocan en el Mundial. El presidente de la Federación Uruguaya de Ajedrez (FUA) y maestro internacional Bernardo Roselli, también participante en el torneo y 17 veces campeón nacional, explicó a la diaria que el Continental forma parte de un ciclo. Se clasifican ocho jugadores de este continente, cuatro este año y cuatro el que viene. A su vez hay torneos zonales. A Uruguay le toca con Paraguay, Argentina y Chile. De ahí también salen dos boletos mundialistas. “Facilísimo”, expresó con clara ironía Roselli, luego de dar a conocer la ruta de llegada al mundial.

Uno de los jugadores argentinos se retira a fumar luego de hacer su primer movimiento. Pregunta a uno de los árbitros por un espacio al aire libre para realizar dicha actividad. Es uno de los ajedrecisitas de primer nivel que por estos días habitan Montevideo. Además de Shankland, que se quedó con el campeonato nacional de Estados Unidos este año –luego de lograr mejores resultados que el número dos del mundo, el gran maestro Fabiano Caruana–, otros grandes maestros como el peruano Jorge Cori, el argentino Sandro Mareco, el paraguayo Neuris Delgado y el uruguayo Andrés Rodríguez Vila dicen presente en la primera ronda del certamen.

Cada vez hay más silencio, aunque los árbitros comienzan a recibir algunas quejas sobre ruidos o personas que hablan. Sabrina de San Vicente es la árbitra internacional que regula la competencia. En el instante previo a comenzar el campeonato advertía a los presentes que se harían chequeos aleatorios de metales, ya que se prohíbe el uso de aparatos telefónicos o electrónicos en general por parte de los competidores. La secretaría de la FUA guía a la diaria en esta primera jornada, porque cuando se está ante cientos de personas jugando en tableros idénticos no es fácil saber dónde dirigir la mirada. “Ahí está jugando un chico uruguayo que promete, en la mesa de allá”, señala Alexis Augoustis, secretario de la FUA y uno de los organizadores del torneo.

Sistema de juego

En este torneo se emplea el sistema suizo, también usado en otros juegos como las damas, que estructura el certamen de tal manera que todos tengan participación y que los enfrentamientos sean parejos de acuerdo a la puntuación que tiene cada jugador. Se jugarán 11 rondas, una cada día a partir del viernes, y el domingo 10 de junio, a las 18.00, comenzará el play off final. Las partidas puede ser largas, incluso de cuatro horas o más, ya que cada jugador cuenta con 90 minutos para los primeros 40 movimientos y otros 30 minutos para los siguientes, además de 30 segundos extra por movimiento.

Ya en el comienzo se puede ver cómo se desplazan los jugadores, observan otras partidas y curiosean en los alrededores. En la zona de los jugadores de elite, los tableros están conectados por USB a una pantalla gigante que muestra los movimientos. A 30 metros de esta gran sala hay otro espacio más chico con tableros armados donde los jugadores llegan después de las partidas para analizar lo sucedido. Es como un tercer tiempo, en el que incluso se generan rondas de público interesado si algún gran maestro decide analizar una partida.

Organización

En este torneo trabajan –Roselli corrige enseguida y afirma que son “colaboradores”– unas 20 personas, entre árbitros, prensa, difusión y servicios. El presidente de la FUA ya había mencionado en una entrevista que le hizo el Club la Proa en abril de este año que si bien Uruguay es un país “relativamente débil en ajedrez”, es “fuerte organizativamente” y en este Continental “se juega su prestigio”. En una entrevista que ofreció a la diaria en la cantina del Club Banco República, en el barrio Pocitos, el presidente de la FUA explicó la importancia que tiene ser un buen organizador y cumplir con lo prometido. “Si yo te dije que te voy a pagar premios por 5.000 dólares entonces va a haber 5.000 dólares de premios. Porque ya vimos que en determinados países no hay garantías. No vamos a nombrar a nadie para que nadie se ofenda, pero tengo pruebas. En muchos países no hay respeto por las reglas y los horarios. Han hecho apuestas sobre nuestros torneos: ‘La primera ronda va a empezar media hora más tarde’, dijeron. Si fuéramos un país monstruoso, gigantesco y con mucho dinero, no les daríamos tanta trascendencia a los reglamentos”, expresaba Roselli días antes de que comience el torneo.

Reflexiones tras el debut

Álvaro Guerrero debía enfrentarse al mejor rankeado del torneo y actual campeón estadounidense. Tras la partida, el ajedrecista uruguayo (clasificado en el lugar 84 del certamen) expresó que “cuando uno juega con un jugador así se hace muy difícil saber qué jugar”. De todas maneras, Guerrero destacó no haber cometido un “error evidente” e incluso señaló que “no le fue tan sencillo” al estadounidense llevarse la partida. “Al final dejo que entren las torres en octavas y se me hace más difícil la defensa. Si no fuera porque él tiene una amenaza muy fuerte de mate, si llegase a cambiar alguna torre no la tiene tan fácil”, analiza Guerrero.

Shankland, tal como lo había mencionado Roselli luego de tener la experiencia de enfrentarse al estadounidense en 2014, es un jugador que calcula muy bien y piensa rápido. “Parece que estás jugando contra una máquina”, dijo Guerrero.

En las 83 partidas que se jugaron el viernes los resultados fueron los esperados. “Esto es muy poco común”, señalaron desde la FUA.

Se pueden seguir todos los resultados del torneo en www.chess-results.com