Fue de rachas. Racing cortó una sequía de nueve partidos sin ganar, pero lleva cinco clásicos consecutivos con triunfo. La alegría va por barrios y en Sayago sí que la necesitaban. Los académicos veían pasar la posibilidad de sumar tres puntos hace tiempo y la tabla del descenso los ahorcaba. En el partido con Fénix, igualados ambos en la zona fatídica, fue el condimento perfecto que tuvo la tarde en el parque Osvaldo Roberto. Los de Capurro lo ganaban bien, con un gol de Leo Fernández, pero la rebeldía cervecera permitió que Racing se fuera victorioso de un partido que estaba dificilísimo.

Todo se cocinó en el complemento. Ambos directores técnicos movieron fichas y se fue encaminando la cosa para el lado albivioleta. Una contra rápida generó un penal tras una falta de Francisco Ibáñez. Leo Fernández lo cambió por gol y parecía que quedaba para los capurrenses.

Ahí nació la esperanza. Racing estaba contra las cuerdas, molido y con todo en contra. Para peor, Fénix no paraba de atacarlo. Pero algo pasó; cambió la actitud, la suerte o vaya a saber qué. Los de Juan Tejera, que habían pasado del 4-4-2 al 4-3-1-2, fueron al todo o nada. Con empuje cayó una bocha al área y Pancho Ibáñez, que había hecho la falta que generó el penal, metió el cabezazo para empatar el partido. Estuvo para los dos, ambos la quisieron y se la jugaron, pero la suerte quedó en Sayago. Una pelota sin mayores complicaciones generó una confusión entre Rodrigo Abascal y Darío Denis, e increíblemente se metió. Locura en Sayago.