La vida son conclusiones y seguir, porque alguien da vuelta el reloj y pone la arena a caer; alguien pone el despertador y la tierra gira, y todo sigue expreso hacia ningún lado. Y si no salís a buscar el mango, el mango no viene. Y si no resolviste ayer, tenés que resolver hoy. O mañana, a lo sumo. El tiempo no se detiene. No le importa al tiempo tu tiempo.

Esta conclusión de Pedro Bordaberry presidente de la intervención de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) en la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) es alarmante.

Hagamos un breve repaso. El movimiento de futbolistas Más Unidos Que Nunca (MUQN) nació como movimiento social: los de abajo preguntándose qué es lo que pasa y cómo es la cosa, por qué no tenemos un mango y hay gente que se la lleva toda hace años. Los vestuarios resolviendo tras debatir posturas, votando entonces, comunicando. Esa pluralidad se terminó. Se terminó aquello de las marchas, de la masividad. Nacimos como movimiento social. No lo armó nadie en especial, ni uno ni otro, fue surgiendo, hubo personas que fueron rescatándose de que la cosa no estaba para nada bien; todos jugadores de fútbol, algunos famosos, otros para nada, a la sombra del fútbol decadente y romántico que vivimos. Y todo esto, a pesar de que como sociedad, indefectiblemente, fuimos a clases con el Maestro hasta sin querer, y nos dimos una y otra vez contra nuestro ego yorugua barato, que apenas sabe perfilarse para recibir si una guinda se le escapa a un gurí en el parque. No seguimos el ejemplo, el proceso Tabárez es una mezcla de mito viviente y gueto impermeable. No hay copias precisas ni nuevas escuelas con la guía, con eso del camino y la recompensa.

Ese movimiento social que llamamos MUQN y que supo reunirse durante casi dos años semanalmente (por momentos varias veces por semana), fluyendo ameboide y causando simpatía entre pares obreros con quienes apenas nos teníamos en cuenta a un lado y otro del alambrado, se fue transformando. Entonces, por un lado, contrario a lo que dice la canción, los directores técnicos no pasan y el Maestro sigue ahí, y el resto, sin poder, de una forma u otra, copiar, o copiar y pegar.

En la única reunión de delegados de la nueva Mutual participamos algunos de la serie gris de los socios: aquellos que hemos vivido de este deporte durante largos años y que por circunstancias no somos socios activos. El espíritu fue no sumarse al pedido de intervención de la FIFA en la AUF. Digamos, no seguir soportando cosas que no nos garantizan nada, como pudo garantizar Wilmar Valdez, quien se posicionaba como un aliado del gremio a la hora de las resoluciones y terminó envuelto en una de cowboys modernos y terrajas, navegando entre cifras sucias muy alejadas de los miserables 15.000 pesos que se cobran salteado en la B mientras otros hacen negocios con la plata que generan esos pobres diablos innominados del ascenso. No obstante, luego de que la selección y los jueces, entre otros, sí hicieran ese pedido de intervención, la Mutual presentó un comunicado en apoyo de ese método.

¿Qué diferencia hay entre pedirla y apoyarla luego de que otros la pidan? ¿Qué apoyamos cuando apoyamos a la FIFA? Recordemos su historial corrupto. Hace un par de años, el artista Simon Brodkin hacía llover billetes sobre la cabeza de Joseph Blatter en plena conferencia de prensa, tras sucesivos y famosos casos de corrupción. Esto pasó apenas tiempo después de que a Luis Suárez lo suspendieran por un supuesto mordisco a un futbolista italiano en el Mundial de Brasil 2014 ¿Recuerdan cómo nos pusimos los uruguayos con la FIFA por esta injusticia? Recordemos, de paso, los históricos ida y vuelta entre Diego Maradona y João Havelange. ¿Qué nos garantiza Gianni Infantino? A mí, absolutamente nada. No pediría ni apoyaría una intervención de la FIFA: sería intervenir un sistema corrupto con otro. No se puede ser el motor y el freno. Me pliego a la independencia del gremio como tal, a la política de discutir y debatir desde la independencia y la representación tácita de los pares. Para colmo de males, la intervención de la FIFA resuelve que Pedro Bordaberry es el presidente de la Comisión Normalizadora. ¿Cómo cae este muñeco en esta historia diciendo que los jugadores lo propusieron?

Señor Pedro Bordaberry, le agradezco que aclare quiénes fueron los jugadores que lo propusieron, porque yo soy jugador y no lo elegí ni lo propuse, y me consta que la Mutual tampoco lo hizo. Sea claro. Sabemos que los movimientos sociales responden históricamente a ideales de izquierda (no precisamente a un partido en especial) y que, por el contrario, los partidos tradicionales intentan abordar a este sector de la población de cualquier forma. Hay eslabones que hace falta aclarar; uno es por qué apoyar una intervención que no sabemos en qué termina y que apenas avizora la posibilidad de un voto en la asamblea (cosa que no es menor pero tampoco amerita apoyar políticamente a nadie para alcanzarlo). Otro es la presencia de los partidos tradicionales en este lío, y la actitud del oficialismo, a veces silente, otras en el atisbo certero de no participar en este supuesto quórum interventor de la AUF. El tema es quién y cómo se cocina todo. Y, sobre todo: ¿quién hace los mandados?