De visita en el Monumental Luis Tróccoli, Peñarol le ganó a Cerro 3–1, con otra gran producción goleadora de Xisco Jiménez, autor de los dos goles iniciales.

La ingeniería de la cuarta victoria consecutiva del equipo de Diego López, que con estos 12 puntos ha modificado su futuro y particularmente el presente de los carboneros, estuvo centrada en los intentos por fuera y en las concreciones por dentro.

Peñarol ganó bien. Ahora, apenas unos días después de que la aplanadora del exitismo pasara sobre cualquier revisión del pasado reciente y sembrara la inestabilidad, la desconfianza y el pedido por Rappi de un nuevo técnico, está primero, aunque sea por unas horas, en la Anual.

El puente, el frigorífico, la curva

Ahí está. El bondi viene hasta las manos. La mejor brújula para saber dónde estás es el comportamiento humano. Se escucha: “¿’Tas seguro que es esta?” “Sí, dale”. Bajar por la Santín Carlos Rossi; la radiola en los auriculares dice una cosa pero la calle, las casas, dicen otra. Es tiempo de plenas hasta llegar al Tróccoli.

Fue muy de estudio el comienzo del partido, sobre todo por una retracción natural de un Cerro que, con ocho bajas, debió afrontar el partido con una alineación mezclada por futbolistas de extrema experiencia, como Richard Pellejero, y jovencitos de edad liceal, como Alexander Machado.

El primer cuarto de hora se jugó exclusivamente en campo albiceleste con Peñarol intentando llegar por fuera. Cerro tuvo una buena respuesta pero ninguna propuesta.

A los 22 minutos llegó la apertura del marcador y el gol, como podría esperarse, fue de Peñarol. Fue un centro de Gabriel Rojas desde la izquierda que bajó Fabricio Formiliano, y en el corazón del área chica, a lo pescador, el español Xisco puso su pierna para vencer al golero.

Más allá del marcador no cambió demasiado el primer tiempo.

Por fin el fútbol

Tras el partido soñado de túnicas abiertas, moñas sueltas y un aplastado Colet travestido de pelota en la explanada rugosa del Monumental, vuelve el fútbol de los que fueron niños soñadores y hoy son hombres trabajadores.

Cerro estuvo mucho mejor y llegó más que en todo el primer tiempo, pero llegando al cuarto de hora Jesús Trindade robó una pelota que fue a parar a Walter Gargano y este, con galera y bastón, puso una pelota profunda para Xisco, quien quebró su cadera hacia la izquierda, se sacó de encima al arquero Rodrigo Formento y empujó de zurda al gol.

Fue el cuarto gol consecutivo del mallorquín. Cuando faltaban diez y Peñarol corría el partido, el argentino Rojas trepó por la izquierda, se coló en el área hasta bien adentro y mandó el pase gol, que fue a parar a los pies de Facundo Pellistri, quien con un chumbazo abolló el arco anotando el 3-0.

Un par de minutos después, otro jovencito, Nahuel Roldán, hizo una jugada maradoniana en el área de Peñarol, apiló a tres rivales y sacó un zurdazo ajustado contra el caño izquierdo de Kevin Dawson, que quedó como paralizado.

Y ahí te vas diez días atrás, tres partidos atrás, cuando Peñarol andaba por las noches calladas, los periodistas machacaban, los dirigentes buscaban relevos y, mientras esperás el bondi, vichás Garra y ves que Peñarol está primero en la Anual.