La realidad cotidiana de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) cambió desde que la FIFA decretó que una Comisión Normalizadora pusiera orden. La intervención, que comenzó el 29 de agosto de 2018, ya se termina: el jueves será la elección de autoridades, ya no entre un círculo íntimo de clubes, sino regida por un congreso amplio en el que todos los actores del fútbol tendrán participación.

Con ese panorama, hay quienes buscan la presidencia de la AUF. Uno de ellos es el ingeniero Carlos Ham, director en el banco Itaú y presidente de la Comisión de Marketing de Wanderers. Con él habló Garra.

¿Por qué y para qué ser presidente de la AUF?

Mi nombre surgió a último momento. Intentamos buscar un candidato que generara un consenso importante dentro del fútbol, una figura que fuera representativa. Al no poder hacerlo y al tener ciertas diferencias con los otros dos candidatos definí presentar mi candidatura. La diferencia principal es que estoy convencido de por dónde tenemos que ir. El desafío es convencer a los otros para que me terminen votando.

¿A quiénes se refiere cuando dice “intentamos”?

A un grupo de clubes y grupos de interés. Lo que buscábamos era un candidato que, desde el punto de vista político, fuera una referencia, alguien de quien todo el mundo pudiera decir: “Es esta persona”.

Ahora es usted. ¿Cree que puede llegar a serlo? ¿Qué alianzas hizo?

Tengo que ser bien claro: lo normal es que todos los candidatos digan que tienen el apoyo y que van a ser electos. Cuando pedí las firmas lo que dije fue: “Habilitame la candidatura, no te estás comprometiendo a votarme”. Después hice la propuesta, mis planteos, el programa. Con ese espíritu me arrimé a los jugadores, teníamos coincidencias. Me dieron las firmas para que habilitaran mi candidatura. Viendo las cifras, [Óscar] Curutchet es el que tendría más votos, después vendría yo y después [Ignacio] Alonso. Ninguno va a lograr los dos tercios que se necesitan en primera instancia, y creo que ninguno va a lograr la mayoría que le garantice una segunda vuelta sin algún tipo de acuerdo con las otras partes.

¿Por dónde irá su plan de trabajo?

Lo que hay que atender de inmediato en la AUF es el problema económico. Es el gran problema que tiene el fútbol. Tenemos cuadros con problemas financieros y económicos. Es como la tormenta perfecta: son clubes que están endeudados, no consiguen fondos y tienen que acudir a terceros, pero a su vez siguen generando déficit. Eso es insostenible. Para un país, para cualquier organización, para una familia. Lo que hay que atacar rápidamente, con paliativos y soluciones, es eso. Hay tres grandes aspectos ahí. El primero y más importante son los derechos de televisación. Es un aspecto que requiere negociación. El segundo, en el que creo que sí se puede tomar una medida rápida, es el tema de los costos de organización de los partidos. Hoy para jugar pagan incluso los locales. La realidad del fútbol en 2013-2014 era diferente a la de 2017. Hoy los costos han crecido en términos reales. El costo del arbitraje se incrementó 30%, el de seguridad 69% y la venta de entradas 121%. Cuando mirábamos los ingresos menos los costos directos en 2013 había 15 equipos con superávit y uno con déficit, superávit que estaba encima de los dos millones de dólares. Hoy tenemos 13 equipos con déficit y tres con superávit. Crecen los costos de manera importante, y encima baja la recaudación. Eso hay que cambiarlo.

¿Cómo se puede encarar eso desde la AUF?

Hay dos temas que son inmediatos. El tema de la seguridad hay que reverlo. Algo se había empezado a hablar en una comisión econoḿica que conformamos para asesorar al Ejecutivo anterior y buscar soluciones. Tuvimos una muy buena charla con el Ministerio del Interior, en la que logramos marcar pautas a seguir, pero después vino la Comisión Normalizadora y el foco se fue hacia otro lado. Quedó en stand by. Hay que retomar eso. Además, en los temas de comercialización hay mucho para aportar. Hay algo que creo que es importante, y puede ser muy discutido, que es que parte de estos costos los tendría que asumir la AUF. Ha habido un esquema relativamente perverso. El tema de fondo, lo que ha pasado, es que no ha habido empatía con el dinero de los clubes. Quienes negocian estas cosas no se fijaron en esta realidad, lo que hicieron fue evitar conflictos, mantener el statu quo, y eso llevó a la realidad en que estamos.

Despareja realidad. ¿Qué políticas generaría para darle mayor equilibrio a los clubes?

Insisto: reducción inmediata de costos. Es en lo que se puede actuar más rápido. El tema central está en los derechos de televisación. Es “el” tema. Lamentablemente, tenemos un contrato hasta el año 2025, una instancia que no me animo a proyectar ni en mi trabajo; no sé en qué mundo vamos a estar en 2025, no sé en qué va a estar la tecnología ni cómo va a cambiar el producto fútbol. Es más, en todos estos años el producto se ha revalorizado. Cada vez se paga más; un ejemplo claro son las copas internacionales. En la última que Wanderers jugó cobró 300.000 dólares por partido, ahora se cobra un millón. Más allá de que no está la corrupción de antes, están los buenos negocios por televisación. Claramente es un producto que vale más, que es más demandado y al que, por lo tanto, se le puede sacar más provecho. Cuando analizamos los números que tenemos, por estudios y por fuentes de información, de lo que paga un abonado final por mirar fútbol, y confrontamos lo que genera ese ingreso con lo que vuelca la empresa al fútbol, creemos que hay una diferencia muy grande que no está repartida de forma equitativa. Es evidente que la empresa tiene fin de lucro, y es lógico que lo tenga, pero, estando en la situación en que estamos, no puede ser que haya un reparto tan desigual. Y si lo miro desde el punto de vista empresarial, creo que hasta a la propia empresa le conviene. Si el día de mañana tuviéramos un fútbol degradado y no hubiera buena competencia el producto sería cada vez más malo, y cada vez menor su potencial de ser desarrollado.

¿Y cree que hay que esperar hasta 2025?

No. Hay que sentarse ya a negociar. Hay dos alternativas posibles, dos visiones. Una es renegociar. Primero, no estoy para nada de acuerdo con extender el contrato hasta 2032. Si no me imagino el mundo de 2025, mucho menos el de 2032. Bajo ningún concepto hay que aceptar una extensión, aparte de que los actuales estatutos no lo permiten. Hay que renegociar. La segunda alternativa sería pagar la rescisión del actual contrato y conseguir otro esquema de comercialización. Pero para eso se necesita un socio con espalda, y hoy la AUF no lo tiene, ni socio ni espalda. Algunas gestiones se han hecho por parte de la Comisión Normalizadora. Hay algún camino abierto que puede ser interesante. Habrá que ver.

En lo político, ¿qué cambios haría en el funcionamiento de la AUF?

Sería mucho más transparente con los números de la gestión. En el pasado recibíamos poca información, o se conseguía tras mucho esfuerzo, incluso para hacer estudios bastante simples. También hay que hacer cambios estructurales. Una organización debe tener personas capacitadas en los lugares clave, personas comprometidas e intachables. No digo que hoy no las haya, pero hay una organización que intenta abarcar todo y no abarca lo importante.

En ese tren, ¿cómo deja el panorama el paso de la Comisión Normalizadora?

Wanderers estuvo y está en contra del decreto de la FIFA que estableció la Comisión. ¿Por qué? Primero porque creemos que fue una violación flagrante a la legalidad. Los argumentos que la Conmebol [Confederación Sudamericana de Fútbol] le esgrimió a la FIFA para que interviniera fueron falsos: el primero fue que la AUF no aprobó en tiempo y forma los estatutos. Es verdad, se demoraron, hubo idas y vueltas en un proceso muy largo, pero establecimos, en la vieja asamblea, el 18 de setiembre como fecha para votar los estatutos. Y tenía los votos. Curiosamente, en ese interín, nos llegó una intimación de la AUF que decía que el plazo para aprobar los estatutos era hasta el 2 de diciembre. Entonces, que no se aprobaron los estatutos en tiempo y forma es un insulto a la inteligencia. El segundo gran argumento que se establece es que las elecciones no eran transparentes. Discrepo absolutamente. Capaz que se consideró que algún candidato no era transparente. Surgieron inconvenientes al respecto, fue público. Pero las elecciones seguían lo que decía el estatuto vigente en el momento, eso no hace a una elección no transparente. Si la intervención hubiera sido por motivos políticos, hasta lo hubiera podido entender. Pero por no ser transparente… Es falso. Tanto es así que había dos candidatos con el certificado de idoneidad aprobado por la Conmebol. Las leyes y las normas están para respetarlas. Es nuestro deber republicano.

Entonces, insisto, ¿cómo deja el terreno la Comisión Normalizadora?

Cuando Pedro [Bordaberry] asumió fui franco con él. Le dije que estaba absolutamente en contra de la Comisión, que la intervención me parecía ilegal, que no me gustaba que asumiera en algo de lo que yo estaba en contra. Pero me alegró que fuera él. Tenía confianza, lo conozco bien, es un tipo derecho, trabajador y comprometido. Creo que han trabajado en algunos temas y avanzaron mucho. Dejan un buen camino para quienes vengan detrás.

¿En qué tema cree que avanzaron?

Por ejemplo en temas de organización y de transparencia, y también encaminaron algunos proyectos, como el de AUF TV. A eso lo veo con muy buenos ojos.

¿Por qué?

Me falta profundizar, tener más detalles para convencerme desde el punto de vista técnico, pero desde el punto de vista económico y político es una buena oportunidad. Por ejemplo, si bien los derechos de las selecciones están liberados, existen cláusulas de preferencia. Eso no me gusta. Hace que los terceros no se presenten a los posibles llamados de licitación. Va en contra de la competencia y del potencial que puede conseguir la AUF en la negociación de derechos, cuando vemos en todas partes del mundo que los derechos suben en términos económicos. Entonces, AUF TV podría ser una solución en ambos sentidos.

¿Eso vendería mejor al fútbol uruguayo?

Qué buen tema... La selección se vende, porque anda muy bien, porque tiene jugadores de primera línea y porque los espectáculos son espectáculos familiares, en los que no hay violencia ni agresiones. En lo local hay un tema del espectáculo en sí. Nuestra infraestructura es muy precaria. Lo que nosotros mostramos no es una buena imagen. Hay que trabajar mucho en ese sentido, hay que mejorar los estadios, más allá de que muchos mejoraron, sobre todo a nivel de campo de juego. Que los estadios tengan un buen baño tendría que ser básico, ¿no?¿Y cuántos hay que lo tienen? Hay que mejorar la experiencia del usuario, también. En Wanderers sacamos el cerco de cuatro metros y medio en la tribuna visitante porque la gente que iba veía el partido cuadriculado. Eso mejora la experiencia. En algunos lugares hay algo que se llama match day, que básicamente es darle un entorno al día del partido que vaya más allá del propio partido, ya sea mejorando la oferta gastronómica, con algún espectáculo. O sea, más incentivo para que la gente vaya. Otra cosa que hay que hacer es seguir combatiendo la violencia, ser inflexibles con eso. Hay que educar, hay que dar primeras oportunidades, segundas, pero no terceras. Aquel que haya reincidido que vaya a la lista de inhabilitados. Eso ha logrado ser una buena herramienta, justamente para sacar elementos distorsivos.

Durante mucho tiempo la AUF no se responsabilizó de lo que hacían los hinchas de los clubes, al menos en el último tiempo y hasta que tomó partido el gobierno, ya sea desde el Ministerio del Interior o desde la Secretaría Nacional del Deporte.

No hay que perder de vista algo: no se responsabilizaba, pero tampoco están las normas que le permitan responsabilizarse. Creo que la seguridad privada aporta poco y nada. O aporta costos. Tendría que ser en mucho menor cantidad, porque si hay un incidente no interviene. No hay marco legal que le permita hacerlo. Entonces, ahí tenemos un costo muy grande que es ineficaz. Esas son las cosas que tenemos que discutir. Para mí el gran disuasor para mantener el orden es la Policía. Con instrucciones de actuar coherentemente, dejando que los clubes primero intenten calmar las situaciones, y si no se puede que intervenga y saque del estadio a las personas que afectan el espectáculo o ponen en riesgo la seguridad física de los demás. Estoy convencido de eso. Si no atacamos la realidad la realidad nos va a acomodar, pero de forma caótica y desordenada. Es una oportunidad de atacar para cambiar la realidad.

¿Qué pasa con Carlos Ham si no es presidente de la AUF?

Voy a seguir trabajando por el fútbol. No sé en qué lugar, pero me gustaría seguir ayudando a la AUF desde donde me toque. Tengo ciertas habilidades que pueden ser importantes. Y si no volveré a mi viejo y querido Wanderers.