Fue el hombre que le ganó al fuego. Murió el austríaco Niki Lauda, campeón mundial de Fórmula 1 en 1975, 1977 y 1982, famoso por haber sobrevivido a su terrible accidente en Nürburgring, en 1976. Puede decirse que, de algún modo, falleció por las secuelas que le dejaron en los pulmones los gases que inhaló en ese accidente, en el que se quemó buena parte de su piel. El año pasado fue hospitalizado por problemas respiratorios, y ya no volvió a las pistas, donde era asesor del equipo Mercedes Benz.

Fue un piloto veloz, pero, sobre todo, uno cerebral, capaz de calcular cuándo le convenía ganar y cuándo simplemente sumar. Lauda no pensaba en carreras, sino en campeonatos. Era, según sus ingenieros y mecánicos, un experto en la puesta a punto de los autos.

Proveniente de una familia adinerada de Salzburgo, debió abrirse camino como piloto por su cuenta, ya que sus padres no aprobaban que se dedicara al automovilismo.

Tras debutar en Fórmula 1 en el equipo March, llamó la atención de Enzo Ferrari, que lo llevó a su scuderia en 1974. Al año siguiente sería campeón con una Ferrari legendaria, la 312 T, que en distintas versiones sería la máquina dominante en la categoría.

La película Rush (2015) relata el campeonato del año 1976, en el que Lauda tuvo el accidente del Nürburgring y que, tras volver a correr a las pocas semanas de estar a punto de morir, perdió a manos de James Hunt tras negarse a correr en condiciones riesgosísimas en Fuji, en la última carrera del año.

Pero Niki retornaría triunfal en 1977, consiguiendo su segundo campeonato para Ferrari. Luego, tras un pasaje por el equipo Brabham, se retiró de las competencias.

Sería el paréntesis para otro retorno victorioso. Tras dedicarse a la aviación comercial, en 1982 volvió a las pistas, ahora para el gran rival de Ferrari por aquellos años: el equipo McLaren. Con él ganaría su tercer campeonato del mundo en 1984, superando por medio punto a un joven francés que también sería leyenda: Alain Prost.

Tras retirarse definitivamente en 1985, debió realizarse varios transplantes pulmonares.

Duro, directo, querido y admirado, Niki Lauda ha sido una leyenda viva hasta que murió a los 70 años. Ahora es simplemente una leyenda.