No, no se ve el fútbol por ningún lado. Se paró la fábrica y está bien, porque las necesidades del país están en otro lado. Sin embargo, con la fábrica parada, la complejidad radica en cómo paliar la situación económica de federaciones y clubes, que no son entidades abstractas, sino que tienen como soporte lo básico de cualquier mercado laboral: trabajadores.

La situación sanitaria de Uruguay con coronavirus está lejos de terminar, ni siquiera está cerca de una salida temprana. Peor aun: el fin de semana se registró el primer fallecido por causa de la pandemia que azota al mundo. En el fútbol no es posible marcar una fecha de regreso a la actividad. El Torneo Uruguayo puede que vuelva en mayo o junio; lejos está, y serán meses sin actividad. El viernes la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) comunicó que enviará a casi todo su personal (alrededor de 400 trabajadores) al seguro de paro, porque la caja propia no alcanza para pagar. El tope máximo de salario rondará los 44.000 pesos.

En los clubes de Primera la situación parece ir por el mismo camino. Por un lado, en primera instancia, un montón de clubes que licenció a los futbolistas, licencia a cuenta de la que les corresponde a mitad de temporada. Fue una medida transitoria, pero ya no resiste. Ahora, tal y como lo hicieron Plaza Colonia y Defensor Sporting desde un principio, los equipos se plantean –y tienen la necesidad– de enviar a los futbolistas al seguro de paro, tal como lo hizo la AUF.

Esta semana va a ser clave en ese sentido. Algunos clubes tendrán un respiro –por llamarlo de alguna manera–: la Confederación Sudamericana de Fútbol adelantó hasta 60% de dinero a quienes están jugando la Copa Libertadores y la Copa Sudamericana: Nacional, Peñarol, Liverpool, Fénix, River Plate y Plaza. En todos los casos es plata fuerte que ronda los 200.000 dólares.

Con o sin dinero extra, los equipos se plantearán tomar el mismo camino que tomó la AUF. Cada uno tendrá que manejar cómo completa los salarios más elevados o, en su defecto, si no lo hace. El centro de la cuestión está ahí: asegurarles los tantos a los trabajadores con pelota.