La Asociación Uruguaya de Árbitros de Fútbol (AUDAF) y la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) están enfrentadas. Desde hace un tiempo –marzo, exactamente, poco después de que se parara el fútbol por la pandemia– ambas buscan cerrar las negociaciones salariales, pero no llegan a un acuerdo. Tras la última propuesta enviada por la AUF, la gremial de los jueces se reunirá en asamblea esta semana y es probable que no acepte las nuevas condiciones del convenio colectivo. O más fácil: si no hay acuerdo, no será posible que arranque el Torneo Apertura.

Los puntos claves son dos: por un lado, la reducción salarial para árbitros de categoría Internacional y Primera; por otro, el tope mínimo que cada juez cobra al mes. La AUF planteó una negociación a la que ha llamado “transitoria” y que duraría hasta fin de año. Según su espíritu, la negociación es necesaria, de acuerdo a los números que la AUF tiene tras la afectación de las actividades.

En los números

Los árbitros internacionales cobrarían 20% menos y los jueces de primera categoría, 10% menos. Esa es la propuesta “igualadora” desde la AUF, en la que todos los árbitros percibirían lo mismo, más allá de su estatus actual y de los beneficios adquiridos por ascender en su trabajo.

El otro punto en cuestión es aún más complejo. La AUF apuntó al mínimo que los árbitros cobran por cumplir sus funciones. Gracias al último convenio colectivo, la gremial aseguró para sus agremiados el cobro mínimo de tres partidos, llegasen o no a esa cifra. Con eso asegurado, los árbitros que pitaban en más encuentros cobraban todo lo trabajado –si fueron cinco, cinco; si fueron siete, siete–.

Lo que la AUF pretende desde ahora y hasta fin de año es congelar esa cifra, es decir, que los árbitros cobren tres partidos, más allá de cuántos sean los que les toque estar en la cancha. Para la gremial esa postura de la AUF atenta directamente contra los derechos adquiridos en la última ronda de Consejo de Salarios, que está vigente.

En promedio, y ante la acumulación de partidos que habrá en el calendario, se calcula que los árbitros centrales dirijan entre cuatro y cinco partidos, mientras que los asistentes puedan hacer hasta siete. Cobrar sólo por tres partidos en meses en que puede haber hasta ocho –si se juega entre semana y los fines de semana– parece injusto. A eso hay que sumarle las rotaciones de árbitros ante la seguidilla de partidos y las posibles lesiones como consecuencia directa de su labor.

Con el panorama planteado así, en estos momentos no retornaría el fútbol uruguayo. Las negociaciones continuarán y, a estas alturas, que no esté fijada la fecha para la vuelta del Torneo Apertura parece buen cómplice de la situación. Ante la asamblea, la gremial de los árbitros planteará su postura –rechazar la última propuesta de la AUF– y, después de eso, marcará el rumbo a seguir.