Con descollante actuación de Gonzalo Bergessio, autor de los tres goles con los que Nacional, de atrás, venció a River Plate en el Saroldi por 3-2, el bolso consiguió su primer y sufrido triunfo del campeonato. Fue una costosísima victoria del equipo de Gustavo Munúa, que sobre todo en el primer tiempo se vio totalmente superado por River Plate, que estuvo siempre en ventaja hasta la última jugada, cuando Bergessio anotó su segundo gol para poner el 2-2. En la segunda parte los tricolores levantaron su prestación pero fue solo en la lucha y sagacidad de Bergessio que pudieron construir la victoria.

El día de la virgen

El primer gol vino desde los vestuarios, o desde la imagen de la virgen a la que Fossati fue a saludar, ofrendar o pedir justo a la salida de los vestuarios del Saroldi y rumbo a la cancha. Iban 5 minutos de juego. Ya había habido incursiones ofensivas en las dos áreas, pero esta fue tan especial, que terminó en gol. Combinaron acertadamente varios albirrojos en progresión ordenada y continúa. Adrián Leites pivoteó largo y lateral hacia la posición de Nicolás Rodríguez, Ojito preparó su pegada de excepción y mandó un centro templado y medido para Leites, que avanzaba a espaldas de Laborda, para vencer de cabeza a Luis Mejía.

Un par de minutos después pudo haber llegado el 2-0 con maravillosa acción ofensiva de Matías Arezo y una enorme atajada del golero panameño de Nacional. Sin embargo, a los 12’ llegó el empate tricolor: Santiago Rodríguez condujo la jugada por izquierda, encontró el espacio pero no el momento justo para poner la pelota en el área. Con dificultad, pero presteza, Gonzalo Bergessio fue a la búsqueda de aquella complicada pelota, lo logró y se fue acomodando para su pierna derecha. Le pegó forzado, fuerte, y después de un desvío se clavó en el arco de Gastón Olveira.

Pareció que Nacional, por postura ofensiva y repiqueteo atacante obtendría el control del partido, pero otra falta sobre el descollante Arezo, permitió un centro de Adrián Leites capitalizado en gol de cabeza por parte de Gonzalo Viera. El cabezazo a las redes del zaguero volvió a desnudar falencias defensivas, en las marcas y en las formas de hacerlo colectivamente.

En la última jugada del primer tiempo, cuando el juego mostraba otra cosa –superioridad riverplatense- llegó el empate. En la línea media Rodrigo Amaral robó una pelota impensadamente, avanzó con tino, metió un pase filtrado y efectivo para Gabriel Neves en posición de puntero derecho, el bigotudo puso velocidad e inteligencia y cambió la pelota a la izquierda del área donde entraba implacable, esforzadísimo, y con mucho oficio, Gonzalo Bergessio, quien colocó el 2-2 segundos antes que pitaran el final del primer tiempo.

Gozalo, Gonzalo

Desde el punto de vista del observador imparcial, fue estimulante el comienzo de la segunda parte porque ambos contendientes mostraron acciones ofensivas con peligrosidad. Esta vez arrancó mejor Nacional, que estuvo cerca del tercero, pero respondió muy bien el elenco locatario. Rodrigo Amaral, que ya en el primer tiempo había mostrado que su conexión en el juego podía ser determinante, estuvo activo, eficaz, y creativo, y permitió que Nacional fuera algo más que la excelencia de Bergessio.

Gustavo Munúa empezó a sacar más réditos de su decisión de colocar como mediocampista por derecha a Armando Méndez, y asimismo ensanchar la cancha por izquierda con Ayrton Cougo y por media hora, hasta que salieron Méndez y Amaral, pareció que ahí estaría la diferencia. Con el floridense Brian Ocampo poniéndole velocidad por derecha, y el trinitario Gonzalo Castro poniendo aplomo por izquierda, quedaron Gonzalo Bergessio y Seba Fernández (que sustituyó a Amaral) para resolver en el área. Y fue el cordobés Gonzalo Bergessio, descollante, que a los 32’ peleó y ganó una pelota increíble, y casi sin ángulo ni estabilidad, pateó al arco casi donde el área chica nace de la línea final, y anotó el tercer tanto.

Como pudo River volvió a volcarse al ataque. Al principio pareció que Nacional con mejor postura defensiva lo resolvería sin tantas dificultades, pero después Gustavo Munúa dio la pauta de que no se sentía tan tranquilo, y sacó a Ocampo, que había entrado 15 minutos antes para poner a otro zaguero, el paraguayo Miguel Jacquet, y reforzando el mediocampo colocando a Felipe Carballo por el goleador Bergessio. Munúa sabía que debía utilizar el mensaje utilitario más fuerte posible para cerrar el partido con victoria, y lo hizo. Por ahora no ha podido mostrar mucho en engarce colectivo, sobre todo defensivamente, pero sí muchísimo en Gonzalo Bergessio, y eso sin dudas es determinante.