Con un global de cinco tantos a tres, el equipo de Villa Muñoz volvió a la primera división del fútbol criollo. A la memoria del viejo Padula. Rampla Juniors tuvo quizás las más claras del primer tiempo. Un primer tiempo eléctrico, emocionante. Se enfrentaban dos equipos fundados en la misma mesa, allá por 1914. Pero con distinta estirpe.

La primera fue de Santiago Pallares que peinó un centro que vino desde los pies de Claudio Servetti. La siguiente por la exigencia del olimareño Gonzalo Barreto en el área naranja. Sud América no perdió el orden. Descargó cuando pudo con Jorge Ramírez y depositó en los pies de Joaquín Pereyra y Bruno Giménez la entereza de la historia. Uno para sostener y equilibrar. El otro para hilvanar la llegada a lo más preciado, aunque sin tanta claridad.

Nicolás Silva se animó de lejos y desató vocales. El habilidoso volante abusó por momentos de su calidad pero fue siempre gravitante. Paolo Dantaz, por el centro, hizo seguir de largo un pueblo, la trajo por detrás de la pierna de apoyo y disparó con jerarquía, pasó cerca. Bruno Giménez contestó de tiro libre pero entre Jhonny da Silva y el travesaño le dieron la negativa al equipo que traía la ventaja de la primera final.

El equipo buzón de Villa Muñoz encontró el gol del descuento que alejó las posibilidades de Rampla, en una pelota larga que peinó Ramírez para que Germán Triunfo reciba con paciencia en el área y defina contra el palo más lejano. Hizo muecas para el festejo. El coro de relatores fue música de suspenso efervescente.

En el segundo tiempo subió aún más el voltaje de los hechos. Rampla salió con todo y puso en la cancha a un goleador nato como Diego Martiñones, que aplicó la experiencia en instancias similares, nunca iguales. Sud América supo defenderse y contragolpear con la velocidad de Matías Toma y Germán Triunfo. Pablo Olivera estuvo más activo que en el arranque y fue una búsqueda constante. Jorge Ramírez pudo haberlo liquidado todo con un tiro potente desde lejos tras tomar un rebote ridículo: la pelota dio en el travesaño y en la espalda del arquero. Pudo haber sido de carambola como en el casin.

El gol del empate que encendió todas las alarmas fue de Santiago Pallares a los 16 minutos del complemento, tras un gran disparo de Gastón Díaz y un rebote que dejó al delantero de frente con la gloria. Sud América pudo liquidarlo nuevamente con Germán Triunfo que realizaba combinaciones a toda velocidad con Marcos Camarda y Agustín Barán, quienes renovaron energías desde el banco. Maximiliano Viera también mandó a Fabián Yantorno, como un símbolo.

Fue un partido para agradecer. La tensión de los barrios por la televisión. En la cancha los escasos hinchas con carnet gastando el cemento del Charrúa. Yendo de un lado a otro. Quebrando la gola. Los seis de descuento fueron de antología. Agustín Barán en gran corrida puso el segundo y en el minuto 49 Diego Martiñones dio un tiro penal en el travesaño.

Sud América volvió a la primera división. El abrazo de Yantorno con una de las figuras, Joaquín Pereyra, en el medio campo, no me dejó ver el final de lo que escribí. Hubo tumultos al final, la emoción se la llevaron puesta. El viejo Padula, hincha buzón fallecido el año que dejamos, habrá festejado desde alguna esencia extraña, inexplicable.

Detalles

Estadio: Charrúa

Árbitros: Yimmi Álvarez, Sebastián Silvera Ernesto Hartwig.

Rampla (1): Jhonny da Silva; Claudio Servetti, Edgar Martínez, Luis Maldonado; Nicolás Fernández, Gustavo Machado, Gastón Díaz, Nicolás Silva (46’ Diego Martiñones); Paolo Dantaz, Santiago Pallares, Gonzalo Barreto.

Entrenador: Edgar Martínez.

Sud América (2): Juan Ignacio González; Santiago Etchebarne, Guillermo Rodríguez, Agustín Cayetano, Matías Toma (69’ Mateo Cantera); Joaquín Pereyra, Ignacio Panzariello (79’ Fabián Yantorno), Germán Triunfo; Bruno Giménez, Pablo Olivera (63’ Agustín Barán), Jorge Ramírez (70’ Marcos Camarda).

Entrenador: Maximiliano Viera.

Goles: 37’ Germán Triunfo (SA), 62’ Santiago Pallares (R), 90’ Agustín Barán (SA).

Expulsado: 90’ Santiago Pallares (R).