Porque la historia no solo está hecha de hitos gloriosos, sino también, y eso lo saben bien Danubio y Cerro, de tristezas y derrotas, los equipos disputaron un partido histórico. Para contar dentro de las ganadas, la vez que dejaron al equipo en primera, franjeados y villeros se enfrentaron en el viejo Jardines del Hipódromo, hoy el Estadio con nombre de mujer, María Mincheff de Lazaroff. En el encuentro fluyó la emoción, los nervios, el griterío constante de los técnicos. Hubo errores infantiles y sudores adultos, insistencias de ambos lados por el ruido de las piolas. Lo jugaron como equipos grandes que son, con la historia a cuestas, la barriada en vilo y los fantasmas añejos del descenso; eso que se parece a la muerte, al coma, al olvido. En el mejor de los casos está la excusa de renacer. En el peor de los casos la realidad.

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La novena fecha tuvo otro partido el lunes, el empate 1-1 entre Deportivo Maldonado y Plaza Colonia. Los goles fueron de Hernán Toledo y Juan Cruz Mascia. La jornada recién culminará el martes, cuando a las 19.15 en el estadio Centenario Boston River, otro de los problematizados con el descenso, reciba a Progreso.

Quizás fue Danubio el que estuvo mejor parado, o al menos el que convirtió menos errores. Leandro Rodríguez convirtió apenas pasados los primeros quince minutos de los nervios. Fue buscándose el espacio entre una defensa atónita y definió desde lejos, por lo bajo, aunque Formento estiró toda su vida contra el pasto. El segundo llegó tras un penal que fue menos claro que uno que sucedió minutos después. Leandro Rodríguez fue el encargado pero Rodrigo Formento ésta vez alcanzó a rebotar en la goma de los guantes el balón, que quedó boyando para que Matías Jones se llene el empeine de gol y se bese a la postre la camiseta. El descuento de Cerro llegó porque Mario García vio la luz entre los seres y la puso desde lejos en el único lugar donde la pelota podría haber entrado. La estirada de Bermúdez no fue tal y el equipo de la Villa se ponía así al pie del cañón.

Empezado el segundo tiempo, las voces se apagaron por el ruido ensordecedor y político del helicóptero del Ministerio del Interior. Cerro siguió queriendo. Carlen buscó en el banco la solución. Danubio siguió más armado. Los nervios jugaron de titulares hasta en el cuerpo de los árbitros. La emoción cundió en aplausos y puteadas. El volumen de juego cayó en picada, pero aquello de que “faltó fútbol” fue y es pura falacia. Fútbol es siempre. Y hoy lo dejaron claro. En el seño fruncido, en el tranque que malea pelotas. En la docilidad en el área. En las voces de mando, los forcejeos, los agarrones.

Danubio tuvo en el argentino Mathías Frietzler, la prestancia precisa para bancar los enviones, aunque desprolijos, de un Cerro más que querendón. Jugaron con el dolor puesto ambos equipos, pero Danubio fue más certero. No se descuidó, supo desde el banco de suplentes, defender la cosecha. En Cerro, estampitas para la permanencia, Christian Núñez, hijo de la popular Pelusa Shirley Medina, el Gato Tancredi, dueño de las pelotas quietas, Joaquín Boghossian, en las alturas.

Danubio ganó una final anticipada por puntos que se suponen dolorosos pero que desnudan la realidad institucional que los ampara.

Detalles

Estadio: Estadio María Mincheff de Lazaroff

Árbitros: Fernando Falce, Marcelo Alonso, Carlos Morales.

Danubio (2): Emiliano Bermúdez; José Luis Rodríguez, Mauricio Victorino, Sergio Rodríguez, Leandro Sosa; Maximiliano Rodríguez, Pablo Siles (80´Christian González), Matías Fritzler, Matías Jones (69´Facundo Labandeira); Leandro Rodríguez (65´Nicolás Siri), Santiago Paiva (80´Martín Comachi). Entrenador: Leo Ramos.

Cerro (1): Rodrigo Formento; Christian Núñez, Facundo Moreira (56´Nahuel Furtado), Nicolás Ramos, Bryan Bentaberry; Sebastián Cáceres (70´ Franco López), Mario García, Felipe Klein, José Luis Tancredi; Dylan Nandín (70´Franco López), Maicol Cabrera (70´Joaquín Boghossian). Entrenador: Rolando Carlen.

Goles: 16´Leandro Rodríguez (D), 29´Matías Jones (D), 34´Mario García (C)