La primera carrera de la temporada 2021 de la Fórmula 1 mostró un parejísimo duelo por la victoria entre el campeón Lewis Hamilton (Mercedes Benz) y el retador Max Verstappen (Red Bull). Que la disputa entre ambos se prolongue durante el resto de la temporada es el deseo de millones de espectadores y también una necesidad del aparato comercial, que corre el riesgo de aburrir por monotonía ante el prolongado dominio del equipo Mercedes Benz.

Desde 2014, cuando se produjo el último gran cambio en el reglamento de la Fórmula 1, que introdujo motores híbridos ‒funcionan mayormente a combustión, pero incorporan potencia eléctrica‒, Mercedes Benz ganó cada torneo: siete con Hamilton y uno con Nico Rosberg. De hecho, el campeonato 2016, que consiguió Rosberg, fue el último en que hubo una verdadera pelea por el título, aunque ocurrió entre pilotos de Mercedes. Tras el retiro del alemán, nadie amenazó seriamente a Hamilton (Sebastian Vettel se autosaboteó en 2018, el año en que Ferrari estuvo más cerca de los punteros).

Por eso, la categoría precisaba lo que ocurrió el domingo 28 de marzo en Baréin: una máquina ‒la Red Bull‒ y un piloto ‒Verstappen‒ que amenacen la hegemonía Mercedes-Hamilton.

¿Qué cambió este año?

En la pista los pilotos compiten entre sí, pero fuera de ella hay otras disputas. Una de las más interesantes es la carrera entre innovación y regulación: los equipos desarrollan sus autos para que sean más veloces y las autoridades modifican las reglas para frenar ese avance.

Los cambios reglamentarios suelen obedecer a tres o cuatro grandes motivos: seguridad, marketing (por ejemplo, mostrar al deporte como más amigable con el medioambiente), economía (bajar costos) y deportividad, que busca emparejar la competencia entre escuadras con muy diversos recursos.

Los pequeños cambios reglamentarios implementados por la FIA este año ‒que básicamente quitan “agarre” al tren trasero de los autos‒ parecen haber conseguido esa paridad, ya que habrían perjudicado al equipo Mercedes más que a otros. Todos los autos son un poco más lentos que el año pasado, pero en la comparación, Red Bull, McLaren y Ferrari parecen haber sufrido menos que los mercedarios.

Aunque se trata de cambios menores en la configuración del piso del auto, las tomas de aire de frenos y la geometría de los difusores, alcanzaron ‒junto a la prohibición del mecanismo DAS, que permitía a los Mercedes modificar en carrera el ángulo de sus ruedas delanteras‒ para que este año Red Bull amenace a los campeones.

Paradójicamente, son estos ajustes reglamentarios poco ambiciosos los que logran con más efectividad el cometido de emparejar la competencia, ya que no implican un volcado de recursos (humanos y financieros) tan grande como las reformas totales. En realidad, había un gran cambio pactado para este 2021, pero la pandemia desatada el año pasado lo pospuso para 2022, por lo que el reglamento de este año es una concesión menor que, sin embargo, parece haber tenido consecuencias felices para el torneo.

Igualmente, hay que anotar que la gente de Mercedes fue generosa al permitir que se pospusiera el planeado “congelamiento” del desarrollo de los motores. Supuestamente, las plantas impulsoras iban a continuar siendo las de 2020 durante los próximos años, pero se pactó que durante estos meses también se pudiera avanzar en esa dirección. El resultado es que Honda, Ferrari y Renault, los otros fabricantes de motores, parecen haberle descontado ventaja a Mercedes también en este campo.

Fin de una era

Como consecuencia de todo esto, en el circuito de Baréin Max Verstappen fue el más rápido en todas las instancias (entrenamientos, clasificación y carrera), aunque no pudo hacerse con la victoria debido a errores estratégicos de su equipo en la elección de neumáticos durante el fin de semana (Red Bull “gastó” sus gomas duras en las etapas previas y se quedó sin caucho resistente al calor para la carrera). Eso, sin embargo, produjo un duelo cerrado en las últimas vueltas entre el neerlandés y Hamilton. Hubo persecución de Verstappen que, faltando cuatro vueltas, sobrepasó a Hamilton en una maniobra que los comisarios consideraron ilegítima, ya que al finalizar la ejecución sobrepasó los límites de la pista.

Aunque tal vez la alta temperatura del microestado árabe no se repita en la mayoría de las fechas del torneo, la disputa Verstappen-Hamilton es esperada desde hace mucho. Hay un clásico tema generacional: el campeón ya tiene 36 años y cuenta con siete títulos en su haber, mientras que el retador tiene 23 y ambiciona fundadamente su primer campeonato desde que se convirtió en el ganador más joven de la categoría en 2016, cuando tenía 18 y se subió a un auto de Red Bull por primera vez para disputar el Gran Premio de España.

Max Verstappen, piloto del equipo Red Bull, lidera la carrera durante el Gran Premio de Baréin, en el circuito de Sakhir.

Max Verstappen, piloto del equipo Red Bull, lidera la carrera durante el Gran Premio de Baréin, en el circuito de Sakhir.

Foto: José Cacace, AFP

A pesar de esa disparidad en los ciclos de sus respectivas carreras, Hamilton y Verstappen tienen en común el tránsito por sendos programas deportivos de equipos grandes, como ocurre en otras disciplinas deportivas. Ninguno de los dos “empezó de abajo” en la Fórmula 1, sino que venían siendo monitoreados desde la adolescencia por McLaren y Red Bull, respectivamente, y cuando llegaron a la categoría, tuvieron a disposición un entorno altamente competitivo. Si bien la práctica se ha extendido y hay varios equipos, como Ferrari, que montaron “academias” y programas júnior, Hamilton y Verstappen son los productos más sobresalientes de ese sistema de protección y cooptación de talentos jóvenes.

De esas canteras, que también vieron surgir al ferrarista Charles Leclerc, vienen algunos de los pilotos que debutaron el fin de semana pasado y que serán animadores de disputas menores. El japonés Yuki Tsunoda es la más reciente incorporación del programa Red Bull, y su desempeño a bordo del coche AlphaTauri (el equipo “B” de la compañía) sorprendió a unos cuantos, especialmente por la forma en que enfrentó y sobrepasó al bicampeón Fernando Alonso. Tsunoda arribó noveno, y seguramente será una amenaza para Pierre Gasly, el otro conductor de AlphaTauri.

En la órbita de Ferrari, la novedad fue la llegada de Mick Schumacher al equipo Haas. El campeón de la Fórmula 2 porta el apellido ‒y por poco, también el nombre‒ del otro heptacampeón de la categoría, Michael Schumacher, lo que alcanza para que se le ponga foco especial a cada maniobra. Su debut, en un equipo muy modesto, fue correcto y, como cabía esperarse, “ganó” en la comparación con su coequiper, el ruso Nitita Mazepin, que llega a la categoría gracias al patrocinio de la compañía de fertilizantes y minería Uralkali, que es propiedad de su padre.

Curtidos por la revancha

Por otro lado, 2021 es la oportunidad para la redención de algunos veteranos de la categoría. El mencionado Alonso retornó, después de un hiato de dos años fuera de la Fórmula 1, a su viejo equipo Renault, con el que consiguió sus campeonatos en 2005 y 2006, sólo para encontrarse con que la escuadra cambió de nombre (ahora se llama Alpine) y de dirección técnica. En Baréin, Alonso peleó por posiciones intermedias antes de retirarse por problemas técnicos. Hace unas horas admitió que le será difícil pelear por el campeonato este año.

Sebastian Vettel, por otro lado, tiene 33 años ‒frente a los 36 de Hamilton o los 40 de Alonso‒, pero con cuatro campeonatos al hilo en su haber como piloto Red Bull y una telenovela de amor y desamor en Ferrari que duró cinco años, es quizás quien más sienta el paso de los años. Tras ser cesado en la scuderia, Vettel recaló en Racing Point, un equipo que también busca reinventarse a través de su rebranding como Aston Martin, una marca clásica del automovilismo. El alemán entró con optimismo al equipo inglés, pero tuvo mala suerte en las pruebas de pretemporada ‒pudo girar poco debido a fallas técnicas‒ y en Baréin circuló discretamente entre el medio y el fondo del pelotón, siendo superado por su compañero de equipo, el joven Lance Stroll, quizás el piloto más subvalorado de la categoría (se suele recordar que es hijo del multimillonario dueño del equipo, Lawrence Stroll, pero se olvida que conquistó varios podios y una meritoria pole position en la resbalosa pista de Turquía en 2020).

Además de algunos errores sostenidos ‒como los choques en recta al finalizar un sobrepaso propio o ajeno, tal como ocurrió en Baréin con Esteban Ocon‒, a Vettel le juega en contra su claridad al expresarse: es uno de los pilotos que mejor transmite la experiencia de manejar un auto técnicamente complejo, pero muchas veces eso se toma como una actitud de queja y culpabilización de otros. Todavía tiene algunas carreras para demostrar que puede adaptarse a su Aston Martin, pero el tiempo para “dar vuelta el resultado” se le acorta.

El mexicano Sergio Pérez, de 31 años, no es tan curtido como Vettel y Alonso, pero está atravesando un renacimiento en Red Bull. La marca austríaca rompió su tradición de reclutar únicamente a jóvenes valores de su programa júnior y trajo a Pérez ‒que había sido liberado por Aston Martin para hacerle lugar a Vettel‒ y así llevar la lucha contra Mercedes también al campeonato de equipos. Si bien el mexicano no llegó para complicarle la vida a Verstappen, en Baréin demostró, con una remontada memorable desde la última a la quinta posición, que va estar pronto para ganar cuando Red Bull lo precise.

Buenos deseos

Hay un moderado optimismo también en el equipo Ferrari. Tras un pésimo 2020 ‒en que el equipo sufrió por haber diseñado un coche basado en un motor poderoso que debió rebajar su potencia‒, lo visto en Baréin indica que el equipo italiano podrá disputar algunos podios este año, en particular gracias al talento de Charles Leclerc y a la esperada adaptación de su nueva incorporación, el español Carlos Sainz Jr. El promedio etario del dúo ferrarista es el más bajo en décadas, lo que habla de una saludable planificación a mediano plazo.

2021 es un año bisagra para la Fórmula 1. En medio de la pandemia, no llegó a implementar grandes cambios reglamentarios, pero sí los suficientes para volver atractivo al campeonato. La renovación generacional, que encabezan Verstappen, Leclerc, Sainz, Lando Norris y Pierre Gasly, también contribuirá a multiplicar las batallas contra pilotos curtidos pero no agotados, como Hamilton, Alonso, Pérez y Vettel.