Primero fue Manchester City, luego Arsenal y, finalmente, los principales medios de comunicación de Europa, entre los que se cuentan Marca, BBC, The Sun y La Gazzetta, anunciaron que los seis equipos ingleses se retiraban del proyecto de la Superliga Europea.

Un pasito pa’delante

El domingo la noticia estalló en la cara de las autoridades de la UEFA y la FIFA: 12 clubes europeos anunciaban la creación de la nueva competencia. Eran seis ingleses (el denominado Big Six), tres españoles y tres italianos los que dieron el paso al frente. El principal reclamo detrás de esta propuesta era la distribución de la riqueza. Una riqueza que, según los clubes, UEFA no reparte de forma justa.

La solución propuesta para este conflicto, que por otra parte es muy probable que se siga desarrollando en los escritorios de UEFA, fue la de crear una competición propia, financiada por fondos estadounidenses. Con el apoyo de firmas como el banco JP Morgan, 12 clubes crearían un torneo para 20 equipos, con 15 plazas fijas y cinco invitaciones. La procedencia de los capitales no es un dato anecdótico. El mismo JP Morgan es el banco que prestó a Real Madrid parte de los más de 500 millones de dólares con los que se está reformando el Bernabéu. El escenario pospandemia, que agravó el endeudamiento del club, puede presumirse como una razón que los aliente a encabezar cuanto antes una propuesta con beneficios multimillonarios.

El País de Madrid constataba que el torneo daría unos 7.000 millones de euros a repartir entre los clubes participantes, pero al mismo tiempo mermaría la recaudación de La Liga en unos 1.800 millones. Esto último demuestra que el proyecto produciría un gran perjuicio a los clubes europeos que quedan por fuera, es decir, la gran mayoría.

El aspecto económico no fue el único que molestó a la opinión pública. El mundo del fútbol y su particular organización supone que cualquier club europeo, en este caso, puede subir la escalera del éxito por mérito deportivo propio hasta llegar a competir contra los más grandes y disputarles los principales títulos. Algunos de esos “12 fundadores” lo han vivido recientemente.

Así las cosas, el lunes, en el programa radial El Larguero, de Cadena SER de España, ya se daba cuenta de que los promotores de la Superliga no esperaban el aluvión de reacciones negativas que provocaron.

Un pasito p’atrás

Las líneas de tiempo que relatarán este momento puntual de la historia podrán mencionar que el lunes de noche, Florentino Pérez, presidente de Real Madrid y primer presidente de la European Super League Company SL, dio sus explicaciones en el programa televisivo El Chiringuito. 24 horas después, Florentino tenía pactada una entrevista con El Larguero. No fue. Lo que pasó en el medio podrá ser recordado como un día en que la opinión pública se agitó tanto como para depositar el tema en las principales esferas de los gobiernos de Europa. Emmanuel Macron y Boris Johnson fueron algunos de los que no demoraron en pronunciarse en contra. El primero, comentando que amenazaba contra la solidaridad y el mérito deportivo; el segundo, diciendo que los clubes deberían responder ante sus aficionados y la comunidad futbolística.

“Si algunos eligen seguir su propio camino deben convivir con las consecuencias de su elección, son responsables de ella. Concretamente, esto significa que estás dentro o estás fuera. No puedes estar mitad dentro y mitad fuera”, fue la sentencia del presidente de FIFA, Gianni Infantino.

En Reino Unido se evaluaron medidas contra los seis clubes participantes. Se especuló con impedirles disputar la Premier League, se habló de la posibilidad de aplicar normativas para que no puedan contratar a jugadores extranjeros, revocando sus permisos de trabajo. Incluso pusieron en marcha una iniciativa para que la propiedad de los clubes regrese a manos de los socios, al menos en 51%, como sucede en Alemania.

La primera baja fue la de Manchester City. “El Barça no se unirá a la Superliga si no es aprobado por los socios”, dijo luego su presidente, Joan Laporta, quien además demostró ser un hábil estratega por haber incluido una cláusula en el contrato para que su club pudiera retirarse del proyecto sin sanciones, si su asamblea de socios no lo aprobaba.

Por esas horas Florentino declaró: “No me preocupa que nadie abandone la Superliga”, pero un rato más tarde faltaba a una entrevista. Para entonces, Arsenal emitía su comunicado: “No tomamos la decisión correcta y lo aceptamos por completo. Los hemos escuchado”, señalaba en alusión a sus socios.

Los seis clubes ingleses están fuera del proyecto, y los planes del dúo Florentino Pérez-JP Morgan no parecen tener un futuro auspicioso, al menos en el corto plazo.

Los 12 clubes fundadores

Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid, Manchester United, Manchester City, Arsenal, Chelsea, Tottenham, Liverpool, AC Milan, Inter Milan y Juventus.