La salud parece ser el factor decisivo de esta serie. Lo era desde un principio, por las ausencias de Marcel Souberbielle y Santiago Moglia en Nacional, así como el precario estado en el que se encuentra Carlos Cabezas, aquejado por dolores físicos.
Sin embargo, en el segundo partido de la serie las dolencias le pasaron factura a Biguá, que debió encarar un largo rato sin Santiago Pepo Vidal, su conductor. El base del pato sufrió una lesión muscular en una de sus piernas y, si bien lo intentó, no pudo volver a la cancha en un nivel aceptable. Preocupación que se extenderá para el resto de la serie.
El peor mal de Biguá, de todas formas, no fue un estado de forma física, sino su porcentaje de tiro exterior. Fueron 11 triples en 44 intentos, para anotar apenas 25%. Su figura, Donald Sims, anotó “apenas” 21 puntos -fue el goleador del equipo-, pero con 2 de 14 en tiros de tres. Diego Pena García puso 17 unidades y Hátila Passos, 16.
Nacional vivió gracias al bajo porcentaje de efectividad de su rival y siguió permitiendo durante toda la noche los tiros que no entraban. La receta fue efectiva esta vez, pero es difícil que le lleve a ganar el título.
Dominique Morrison estuvo letal con 4 de 5 en triples y una producción de 25 unidades, bien acompañada por 16 de Charles Mitchell y 14 de Manuel Romero. Este último maneja los hilos del equipo, en una conducción siempre activa, con carácter movedizo para cambiar constantemente las perspectivas visuales, los ángulos de pase y propiciar la construcción de espacios libres para aprovechar las ventajas. Seis asistencias fueron el saldo de su visión de juego.
La serie, al mejor de cinco, está 1-1. El próximo partido se jugará el viernes a las 18.30 para evitar la coincidencia de horario con el encuentro de Uruguay en la Copa América de fútbol. El cuarto partido se jugará sábado o domingo y el eventual quinto juego sería el lunes, fecha para la que indefectiblemente conoceremos al nuevo campeón.