La celeste peleará un lugar en los Juegos Olímpicos ante cinco potencias continentales. La parada es difícil, casi imposible, más en un deporte tan lógico como el básquetbol. Las diferencias son tan grandes que la clasificación parece más lejana que la distancia entre Uruguay y Japón. Nosotros tenemos ese rinconcito de ilusión con el que –quizás ingenuamente– pensamos que se nos puede dar. Tamos locos. Y sí. Es que el deporte de este país nos enseñó bastante de hazañas inalcanzables.
La celeste va más allá del objetivo primario que ofrece una competencia de estas características; eso, que lo sufran los que van repletos de estrellas de la NBA. Lo de Uruguay va por otro lado. Bruno Fitipaldo, jugador del Lenovo Tenerife español y uno de los estandartes de esta selección, dijo al respecto: “Aprovechar el torneo se transformó en nuestro objetivo. Competir con potencias europeas, ya que no tenemos la posibilidad de jugar contra ellos todos los días. Hay que usarlo para mejorar y darnos cuenta de dónde estamos parados al medirnos con los mejores. Después, el nivel mostrado nos pondrá en el lugar que nos tenga que poner. Obviamente no somos los candidatos a pelear una clasificación, hay que ser realistas”.
Luciano Parodi, quien estaba jugando en Minas Tenis de Brasil y recientemente fue anunciado como refuerzo del Oliver Baskets Würzburg alemán, le metió optimismo al sueño: “Los partidos hay que jugarlos, vamos con toda la ilusión de poder clasificar, sabiendo que es muy complicado”.
Forma de disputa
Uruguay enfrentará este martes a Turquía y el jueves a República Checa, ambos partidos serán en la ciudad de Victoria (Canadá) a las 23.35 de nuestro país. Para avanzar debe quedar entre los dos primeros del triangular B. En el A están Grecia, China y el local Canadá.
En la segunda ronda juegan el primero del A contra el segundo del B y viceversa, en una especie de semifinales. Los dos ganadores acceden al juego definitorio: una finalísima por un pasaje a los Juegos Olímpicos.
Hay otras tres sedes: Belgrado (Serbia), Kaunas (Lituania) y Split (Croacia), con un montón de potencias que buscan su lugar en Tokio (ver recuadro). El formato se repite, cada hexagonal otorga un boleto. No hay pasajes para todos, algún copetudo va a mirar los Juegos Olímpicos por televisión, pero esto es normal, ya que el básquetbol olímpico solo tiene lugar para 12 selecciones.
Victoria (Canadá)
Grupo A: Grecia, China, Canadá
Grupo B: Uruguay, R. Checa, Turquía
Kaunas (Lituania)
Grupo A: Lituania, Corea del Sur, Venezuela
Grupo B: Polonia, Eslovenia, Angola
Belgrado (Serbia)
Grupo A: R. Dominicana, Nueva Zelanda, Serbia
Grupo B: Puerto Rico, Italia, Senegal
Split (Croacia)
Grupo A: Alemania, Rusia, México
Grupo B: Túnez, Croacia, Brasil
Preparación
Uruguay comenzó a entrenar el 14 de junio en el Centro de Entrenamiento de la FUBB (Cefubb) bajo las órdenes de Rubén Magnano, quien convocó a 16 jugadores. En carácter de invitados se agregaron Federico Soto y el lituano Zygimantas Riauka.
Bruno Fitipaldo y Jayson Granger se sumaron una vez que terminaron su participación con sus equipos en Europa. Mientras que Esteban Batista, Mauricio Arregui y Martín Rojas lo hicieron cuando culminaron las finales de la Liga Uruguaya.
“Los entrenamientos vienen muy bien, estamos haciendo una buena preparación, tenemos poco tiempo de trabajo pero estamos enfocados en dar lo mejor”, aseguró Parodi antes de viajar. El sanducero agregó: “Con la pandemia nos estamos adaptando constantemente a las situaciones que nos tocan vivir, que se sumen compañeros sobre la marcha es una de ellas. Ya habíamos experimentado un poco con las ventanas de la Pre Americup, donde los del exterior llegábamos derecho a jugar los partidos. Apelamos a la memoria colectiva, en el poco tiempo que tenemos todos juntos tratamos de dar lo mejor para agarrar la idea de Rubén [Magnano] lo más rápido posible”.
Por protocolo, Uruguay no pudo hacer juegos previos. Fitipaldo se refirió al tema: “Las condiciones no son las mejores, son raras. Corremos en desventaja de no poder jugar amistosos que en Europa están haciendo, eso es un hándicap importante. Pero hay que adaptarse a lo que toca con ganas y positivismo. Acelerar los procesos. El grupo está bárbaro y es importante, porque vamos a pasar varios días en burbuja, donde las charlas van a intentar suplir el trabajo que no se puede hacer en cancha”.
Antes del viaje, Magnano dio la lista definitiva. Fueron desafectados Gustavo Barrera, Theo Metzger, Mauricio Arregui y Martín Rojas.
Los viajeros
Bases
Bruno Fitipaldo - Tenerife (España)
Jayson Granger - Alba Berlín (Alemania)
Luciano Parodi - Oliver Baskets Würzburg (Alemania)
Escoltas
Joaquín Rodríguez - Obras Sanitarias (Argentina)
Santiago Véscovi - Tennessee Volunteers (Estados Unidos)
Aleros
Juan Ignacio Ducasse - Trouville
Emiliano Serres - Obras Sanitarias (Argentina)
Ala-pívots
Nicolás Borsellino - Peñarol
Mathias Calfani - Kawasaki Brave Thunders (Japón)
Federico Haller - Malvín
Pívots
Esteban Batista - Nacional
Kiril Wachsmann - Malvín
Lo que somos
La selección uruguaya está atravesando un proceso de recambio con una camada de buenos proyectos, sobre todo en el perímetro. Fitipaldo, como referente, explicó qué relación tiene con los muchachos que se van sumando a la celeste: “En su momento yo absorbí muchas cosas de los grandes y su experiencia. Ahora trato de ayudar a los más jóvenes. Intento no volverlos locos, con la exigencia de la cancha y las prácticas tienen suficiente. Busco los momentos para decir algunas cosas útiles. Ellos tienen muchas ganas de mejorar y estar representando al país”.
Ese proceso de cambio lleva a una búsqueda de modernización en el juego. Aún existen carencias. La falta de aleros grandes y pivots atléticos hace que Uruguay se maneje con un estilo atrasado respecto del básquetbol que se practica mundialmente. De hecho, ya casi no se ve a un 5 posteado, generando juego de espaldas al aro. La celeste lo hace mucho utilizando las virtudes de Esteban Batista.
En los últimos torneos de alto nivel, jugar con tres bases al mismo tiempo dotó de mayor dinamismo el funcionamiento ofensivo, así lo analizó Parodi: “Uno de los déficits que tenemos es la intensidad de juego. El nuevo básquetbol es de grandes atléticos con posibilidades de correr la cancha. Nos tenemos que adaptar con nuestro estilo y los jugadores que hay. Al jugar con tres bases logramos un ritmo más elevado, que hace que la intensidad sea mayor y la lectura de juego mejore también. Nuestro déficit siempre fueron los centímetros, y siendo más intensos que los rivales tenemos que suplirlo”.
Rivales
Turquía, el primer rival celeste, disputó el Mundial de China en 2019. Terminó en la posición 22, lo que le valió la clasificación a este Preolímpico.
En su plantel cuenta con tres jugadores NBA: Cedi Osman (Cleveland Cavaliers), Furkan Korkmaz (Philadelphia 76ers) y Ersan Ilyasova (Utah Jazz). Además, está el pivot Omer Yurtseven, quien firmó con Miami Heat pero aún no debutó. También se destaca el interno Sertac Sanli, campeón con Anadolu Efes de la Euroliga y recientemente fichado por Barcelona para la próxima temporada. El base estadounidense nacionalizado Shane Larkin, otra de las figuras turcas, se perderá el certamen por hernia de disco.
República Checa, en tanto, fue sexto en el último Mundial y fue una de las revelaciones de la competencia. Quedó eliminado ante Australia en cuartos de final. Tomas Satoransky, escolta de Chicago Bulls, es la gran figura del equipo. Jan Vasely, pivot del Fenerbahce turco que se había perdido el torneo en China por lesión, es otro de los estandartes que presenta la nómina.
Los rivales celestes se enfrentaron en la fase de grupos del último Mundial, con triunfo categórico para los checos 91-76.
La última vez
Uruguay participó por última vez en básquetbol en los Juegos Olímpicos en Los Ángeles 1984, en los que terminó en un excelente sexto lugar. En fase de grupos la celeste venció a Francia y China, y perdió con Estados Unidos, España y Canadá.
En la carrera rumbo a las medallas cayó en cuartos de final ante Yugoslavia 110-82. Ya sin chances de título, cerró su participación con victoria frente a Australia y caída ante Italia.
Carlos Peinado, Wilfredo Ruiz, Horacio Tato López, Hebert Núñez y Luis Larrosa fueron el recordado quinteto celeste. También integraban la lista Luis Eduardo Pierri, Álvaro Tito, Horacio Perdomo, Juan Carlos Mignone, Walter Pagani, Víctor Frattini y Julio Pereyra. Ramón Etchamendy era el director técnico.
Tato López fue el que se coló entre las estrellas olímpicas, al erigirse como el goleador de la competencia por anotar 199 puntos. Fue la cuarta mejor colocación en Juegos Olímpicos para Uruguay, junto con la de Berlín 1936, solamente superadas por las medallas de bronce en Helsinki 1952 y en Melbourne 1956, y el quinto puesto en Londres 1948.
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