Un día en Maracaná y al día siguiente en Wembley. Los torneos continentales de selecciones más importantes se definieron con victorias visitantes frente al local en estadios míticos.

Inglaterra seguirá con la vitrina de la Eurocopa vacía. No hay una copa nueva para poner al lado de la Jules Rimet del Mundial de 1966, que por ahora seguirá sola y aguantando el recuerdo de arbitrajes polémicos que le dieron a los inventores del fútbol su único título relevante -y empañado- en el profesionalismo.

Hincha de Inglaterra, durante la final de UEFA EURO 2020, en la Fan Zone, en el centro de Londres.

Hincha de Inglaterra, durante la final de UEFA EURO 2020, en la Fan Zone, en el centro de Londres.

Foto: Daniel Leal-Olivas, AFP

Soñaron un rato

Cuántos partidos hay de esos que a los tres minutos de juego ni siquiera comenzaron. Este no. Apenas llegaba el reloj a dos vueltas cuando Italia ya tenía un córner a su favor y, de inmediato, Luke Shaw calzaba de sobrepique un preciso centro de Kieran Trippier. Por atrás de toda la defensa, atacando el segundo palo, el carrilero inglés impactó la pelota y la puso contra el palo, a quemarropa.

La ventaja temprana pudo haber sido combustible para seguir yendo, para seguir buscando. Lo fue, durante algunos minutos, pero las intenciones se fueron diluyendo a medida que el cronómetro se acercaba a los 90 minutos y los tres leones tenían que aguantar el resultado para obtener su primera consagración continental.

Italia comenzó a controlar pelota y terreno en el segundo tiempo, hasta encontrar su recompensa en el minuto 67, de la mano de Bonucci. Fue de un rebote, en un tiro de esquina que derivó en un cabezazo, con gran atajada de Pickford. La pelota, desviada por el arquero, rebotó luego en el palo y dio lugar al anticipo del defensor italiano que colocó el empate.

Hinchas italianos en la Fan Zon en Roma, tras la victoria en la final de la Euro ante Inglaterra.

Hinchas italianos en la Fan Zon en Roma, tras la victoria en la final de la Euro ante Inglaterra.

Foto: Vincenzo Pinto, AFP

En buenas manos

El alargue pasó sin goles y todo se definió en los penales. Es cierto que ambos goleros, Pickford y Gianluigi Donnarumma, atajaron dos penales cada uno. Lo cierto es que Inglaterra falló uno más, porque Rashford pegó el tercer penal en el palo. A partir de ese momento, al que Inglaterra había llegado con la ventaja por el penal atajado a Andrea Belotti, todo se vino abajo.

Los locales no volvieron a anotar. Erraron Jadon Sancho y Bukayo Saka. Pickford hizo lo suyo, porque le paró un penal decisivo a Jorginho, pero la última palabra la tuvo Italia, en las manos de su joven golero. Los dos penales atajados, idénticos, tirándose hacia su izquierda, volando a media altura. Donnarumma le dio a Italia la alegría de volver a ganar una Eurocopa, por primera vez desde 1968.

Ahora los italianos están en el segundo escalón continental en solitario, con dos copas, detrás de Alemania y España, con tres títulos cada uno.