En 1969, exjugadores de básquet crearon en Buenos Aires la Unión Argentina de Veteranos de Básquetbol y comenzaron a establecer las reglas de juego para esta categoría. La difundieron y promocionaron y en 1978 llevaron a cabo un Torneo Sudamericano que fue auspiciado por la Confederación Sudamericana de Básquetbol. A raíz de ese evento se empezó a practicar en Uruguay, Brasil, Chile, Perú, entre otros países que fueron creando sus entidades federativas.

El primer Campeonato Panamericano de maxibásquetbol data de 1980 y fue auspiciado por la Confederación Panamericana de Básquetbol. Luego se organizó un evento en Canadá, en 1984, que también fue patrocinado por las principales organizaciones de la disciplina. Desde ese momento la categoría empezó a despertar interés a nivel mundial.

Por salud y sentimiento

La Unión de Veteranos de Básquetbol del Uruguay se fundó en 1979 y se define como un espacio de encuentro para exjugadores que quieren seguir vinculados con el deporte.

“La categoría maxibásquetbol es el ámbito donde seguir compitiendo de acuerdo a cada edad, una vez pasado el tiempo de la alta competencia. Miles de jugadores y jugadoras de todo el mundo demuestran las ventajas del deporte como calidad de vida en la madurez y practican activamente el básquetbol continuando en el deporte. Ellos se erigen como ejemplos a la juventud y abren el camino a muchos otros para evitar los daños del sedentarismo, el tabaquismo y de la droga”, promueven desde la organización.

Parte del equipo de Maxibasquetbol Femenino en Union de Veteranos de Basquetbol del Uruguay.

Parte del equipo de Maxibasquetbol Femenino en Union de Veteranos de Basquetbol del Uruguay.

Foto: Natalia Rovira

Uruguay es miembro fundador de la Federación Internacional de Maxibásquetbol (Fimba), y desde 1991 participa en los Mundiales y Panamericanos. En 1995 obtuvo las dos primeras medallas de oro en torneos mundiales, en las categorías +45 y +55.

En 2015 se fundó un gimnasio construido especialmente para esta rama del básquetbol, ubicado en el barrio La Blanqueada. Allí, desde las nueve de la mañana hasta las once de la noche entrenan distintos equipos, divididos en categorías masculinas y femeninas, con edades separadas por década. El espacio también está a disposición de los adultos mayores del barrio, que pueden concurrir a hacer actividad física.

La rama masculina compite tanto a nivel local como internacional, en las categorías que van desde +30 años hasta +75 años. En la femenina va de +30 años a +60 años.

Actualmente la Unión de Veteranos tiene más de 800 socios, entre los que hay basquetbolistas y otros deportistas, “organizados en distintos clubes, unidos por su pasión por nuestro deporte, que abarca más de una generación y en la cual alternan personas que desarrollan las más variadas actividades o que ejercen distintas profesiones en los más diversos círculos”, explican.

Lugar para todos

Las mujeres empezaron a tener presencia en el movimiento en 1999, cuando se hizo en Montevideo un Mundial y Uruguay presentó por primera vez una categoría femenina de maxibásquetbol. Antes de la creación del gimnasio específico, se reunían selecciones para viajar, los años pares a los Panamericanos y los impares a los Mundiales.

En el 2000 viajaron a Guatemala. Luego retomaron en 2008 con un Panamericano en Montevideo y en 2011 viajaron a Natal, en 2013 a Tesalónica, al 12º Campeonato Mundial Juega, en el que participaron más de 170 equipos, sumando 4.000 participantes, que disputaron 450 partidos. En esa ocasión Fimba TV superó los 240.000 espectadores en línea del campeonato y sus partidos.

Patricia Márquez, jugadora +50, y Sergio Mancebo, director técnico.

Patricia Márquez, jugadora +50, y Sergio Mancebo, director técnico.

Foto: Natalia Rovira

En 2016 compitieron en Costa Rica y en 2018 Uruguay presentó cinco categorías femeninas a nivel internacional, algo histórico, porque siempre había participado con una o dos. Concurrieron la 30, 35, 40, 50 y 55. La 35 obtuvo la medalla de bronce.

La pasión no tiene fin

Laura Arriera forma parte de la institución desde hace más de 30 años. Colaboraba con el maxibásquetbol por voluntad propia y luego pasó a ocupar el rol de dirigente y desde hace cinco años es la vicepresidenta de la Unión. Algo que considera, “muy meritorio, porque la mayoría son personas mayores y que le den el lugar a la mujer ha sido de mucho valor”, sostiene.

Oriunda de Mercedes, llegó a Montevideo como delegada para representar al equipo masculino de Soriano. En ese entonces todavía no había básquetbol femenino en su ciudad y al viajar a la capital jugó en Aguada, Nacional y Welcome, aunque su fuerte siempre fue el atletismo.

En 1997 se dio la creación de la liga femenina en Mercedes: fue un éxito y lograron que todos los equipos masculinos tuvieran equipo de mujeres. Desde ese momento, todas las jugadoras que se retiraban se unían al maxibásquetbol.

Desde su aporte dirigencial, Arrieta empezó a trabajar para las ligas del interior como neutral. “Siempre intentando fomentar el básquetbol en el interior”, cuenta. Llegó a ser la primera neutral en la Liga Uruguaya en 2009, porque no había ninguna mujer en este rol en la liga masculina.

En 2008 se consolidó como neutral con los veteranos, y al mismo tiempo seguía con su trabajo voluntario de generar acciones para hacer crecer la rama femenina, tanto en Montevideo como en el interior.

“Este grupo trabaja para fomentar la práctica de mujeres en el básquet a cualquier edad”. Laura Arrieta

Cuando dejó de formar parte como jugadora de equipos que compiten a nivel local, eligió seguir vinculada como deportista y lo hizo desde el maxibásquetbol, en el conjunto Las Pioneras, que abarca tres categorías, la 30, la 35 y la 50.

Las pioneras

“Es un grupo que tiene una fuerza especial, solidario, que trabaja en pos de los otros, tratamos de fomentar en los clubes donde no hay femenino, vamos al interior, contamos historias”, explica.

Cecilia Silva, jugadora +35, y Mariela Saporiti, jugadora +50.

Cecilia Silva, jugadora +35, y Mariela Saporiti, jugadora +50.

Foto: Natalia Rovira

La particularidad de este cuadro es que no sólo promueven la práctica deportiva de mujeres ya “retiradas”, sino que militan para promover el crecimiento de todo el básquetbol de mujeres. Además de jugarlo, trabajan voluntariamente difundiendo y potenciando el espacio. Se trata de mujeres organizadas que quieren seguir unidas a su pasión, pero también aportar para que otras mujeres lo hagan.

Dentro del equipo hay jugadoras de selección, profesionales, maestras, profesoras de Educación Física; es muy heterogéneo. “Es un grupo fuera de serie, estamos muy identificadas con el básquet y creamos un espacio integrado por las pioneras del maxibásquetbol al que también se le fueron sumando otras por la particularidad de este grupo, que trabaja para fomentar la práctica de mujeres en el básquet a cualquier edad”, sostiene.

“Hemos allanado el camino para las que vendrán, las incentivamos a que permanezcan vinculadas, que sepan que van a heredar un gimnasio precioso, una estructura espectacular y sobre todo un espacio deportivo para la mujer que es muy bueno”, explica Arrieta.

Los grupos se conforman por aproximadamente 15 jugadoras. Los lunes y sábados entrenan +55, los martes y jueves la categoría 40, martes y viernes la 30, la 35 y la 50 juntas.

Todas las categorías femeninas contratan cuerpos técnicos. Las Pioneras cuentan con el profesor Sergio Mancebo. Pero también tienen la ventaja de que entre las jugadoras hay muchas profesoras de Educación Física y algunas son entrenadoras, entonces siempre hay alguien a la orden para dirigir.

Antonella Santaelli, jugadora +35.

Antonella Santaelli, jugadora +35.

Foto: Natalia Rovira

En Uruguay no hay competencia femenina a nivel de maxibásquetbol, entonces suelen ir al exterior a participar de los torneos que organizan las uniones de veteranos a lo largo del mundo. A veces compiten con equipos masculinos más grandes que ellas, con los de 60 o 65 años, aunque se dificulta porque las mujeres juegan con un balón más chico, por lo que consideran que en Uruguay “estamos a años luz, no hay competencia a nivel de maxibásquetbol”. También hacen partidos amistosos con equipos locales.

Incentivan a otras a jugar maxibásquetbol porque lo viven como una pasión. “Me ha dado mucho, conocer muchas personas importantes, amigas, grupos, que siempre están y lo considero como mi segunda familia, es muy importante”, finaliza Arrieta.

A Las Pioneras se las puede ver con indumentaria propia del equipo, jugando y divirtiéndose en un espacio de colaboración y pertenencia. Promoviendo los valores del deporte a todas las mujeres que deciden seguir vinculadas con la disciplina que les dio “libertad e independencia”, desde un lugar de lucha y militancia en el que crean oportunidades para todas las mujeres, con la equidad de género como objetivo dentro del básquetbol.