En su despacho en la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), a pocos meses de haber asumido como director de Selecciones Nacionales, Jorge Giordano recibió a la diaria para hablar sobre su nuevo cargo. Explicó que la dirección se responsabiliza de todas las selecciones nacionales: fútbol femenino y masculino en todas sus categorías, fútbol playa y fútbol sala. Su función es tratar de dar un orden institucional en tres aspectos: metodología, infraestructura y desarrollo de recursos humanos. Apoyar a los encargados de cada área y armar un proceso interno deportivo en la AUF.
¿Qué novedades se han implementado en estos primeros meses?
Muchas, pero en silencio. Establecimos una estructura deportiva que tiene sus áreas, sus referentes, su descripción de cargo y su proceso. Al tomar el cargo hubo un diagnóstico, de él salió un análisis y de ahí se hizo el plan a desarrollar en el fútbol uruguayo. El plan de un año está pronto, pero tendríamos que ir por lo menos hasta cinco años. Ahora estamos trabajando sobre un tiempo ni corto ni largo, mediano plazo. El desafío es implementarlo, no escribirlo; hay que bajarlo al territorio.
¿Cuáles son los puntos más importantes de ese plan?
Estamos muy enfocados en tratar de establecer un proceso de trabajo a nivel nacional para el fútbol. En eso hemos encontrado socios ejecutores: la Organización Nacional de Fútbol Infantil [ONFI] y la Organización de Fútbol del Interior [OFI]. Vamos a trabajar codo a codo y queremos sumar a las intendencias y los clubes para que nos den el apoyo que nos permita desarrollar el fútbol a nivel nacional. Tenemos que descentralizar, y para hacerlo hay que trabajar en conjunto, no invadir. Apoyar, bajar ideas y, sobre todo, que las cosas se hagan.
En otra entrevista dijiste que se quería mejorar la infraestructura y el proceso de juveniles en el interior. ¿Esos factores van de la mano?
La mejor infraestructura está en el interior, los problemas no son de infraestructura. Habrá que mejorar un piso o alguna condición, pero los espacios están. Donde nosotros tenemos que mejorar la infraestructura, porque hemos quedado un poco atrás, es en el Complejo Celeste. Necesita un plan urgente de reestructura en todo sentido.
¿Qué hay que reestructurar?
Hoy en día, si está la selección mayor no pueden estar los juveniles porque no hay hotelería. Ha avanzado tanto el desarrollo de la FIFA con las selecciones que hoy estamos carentes de espacio y no tenemos un núcleo de trabajo en donde podamos monitorear a todas las selecciones. Que en un mismo predio esté el fútbol playa, sala y todas las categorías del femenino y masculino. No tenemos un espacio bien diseñado y con la privacidad correspondiente de cada selección; nuestra función es buscarlo y hacer lo posible para crearlo.
En el proceso de llevar las selecciones juveniles al interior mencionaste a las intendencias. ¿Hay un plan con el Estado para hacerlo?
Estamos buscando apoyo, estamos invitando a todos los actores posibles. Por ejemplo: si vamos al fútbol juvenil, el primer actor es OFI, que tiene que convencer a la liga de participar, la liga tiene que convencer al club y la intendencia tiene que apoyar. Nosotros tenemos que apoyar con un plan deportivo y la formación de los entrenadores. Hay gente muy bien formada en el interior, pero tenemos que invitarla a venir, tenemos que ir al interior, desarrollar algo sobre temas concretos que incidan en la formación de los futbolistas. Necesitamos especialistas que hablen de un tema y que pueda ser desarrollado en el territorio sin que el chiquilín tenga que venir a Montevideo. Queremos la igualdad de oportunidades para todos los que aspiran a ser futbolistas.
¿Qué se puede mejorar para que el futbolista uruguayo alcance todo su potencial?
Hoy, en 2022, en la élite, de los hombros para abajo prácticamente hay poco para mejorar. Las metodologías de entrenamiento han avanzado mucho, los estudios, los datos. Hoy sabemos las velocidades que se desarrollan, los frenos, los cambios de dirección, las contramarchas. El 90% del partido el futbolista lo hace sin el balón. Un partido en la élite dura 60 minutos (minutos de juego sin interrupciones), el jugador corre 58 minutos sin tocar el balón. Se asocia con los compañeros y con el adversario sin el balón.
Ese es el contenido físico del fútbol: trotó, picó, cambió de dirección. Hoy tenemos que estar abocados de los hombros para arriba, la toma de decisiones y lo cognitivo. Hay una variable que cada vez aumenta más: las decisiones con poco espacio y poco tiempo. Hay entrenadores muy inquietos en Europa, pero en Uruguay también. Hay entrenadores con muchísima capacidad que están haciendo cosas muy interesantes en otras disciplinas, apoyándose en la neurociencia o en otras cosas.
¿Cuáles son los grandes cambios que se busca implementar a largo plazo?
Esto me lo enseñó Diego Alonso, nosotros no hemos podido acortar distancia a Brasil y Argentina. Sin embargo, a nosotros nos han acortado mucha distancia las otras selecciones. Si no cambiamos los procesos de formación, vamos a estar en dificultades. Tenemos una dificultad que se puede mejorar pero no arreglar, que es la genética. Nosotros no tenemos jugadores rápidos en abundancia. Hoy el uno contra uno es determinante en un partido, y para eso una de las cosas básicas es la velocidad y la potencia. Si nosotros no mejoramos la formación con un plan nacional de desarrollo de futbolistas, vamos a estar en problemas.
“El futbolista es el envase, el contenido lo tienen que dar el programa de trabajo y el entrenador. Tengo que tener una buena formación como entrenador para identificar cuál es el método que voy a llevar a cabo”.
¿El plan se adaptaría más a las necesidades del fútbol moderno o a la identidad del futbolista uruguayo?
Si perdemos nuestra idiosincrasia estamos en serios problemas; tenemos que partir de lo que tenemos genético, de lo que tenemos ya sellado, y mejorarlo. Un futbolista se entrena de forma individual, grupal y colectiva. En lo individual, ¿cuántos futbolistas rápidos tengo en este centro de formación?, ¿cuáles son los trabajos para los futbolistas rápidos? Hay que ir a una formación en la que no perdamos la identidad, pero dar las pautas para la mejora del juego moderno. A nosotros no nos gusta, por ejemplo, que se vaya a entrenar a un lugar y el futbolista no reciba un plan de trabajo adecuado. El futbolista es el envase; el contenido lo tienen que dar el programa de trabajo y el entrenador. Tengo que tener una buena formación como entrenador para identificar cuál es el método que voy a llevar a cabo. Sin dudas que no quiero perder nuestra idiosincrasia por nada del mundo, pero quiero que los futbolistas mejoren con las necesidades que pide el deporte en este momento, que son extremadamente cognitivas.
¿Es necesario confeccionar una metodología de entrenamiento para las selecciones juveniles?
Lo primero que tienen que entender los entrenadores de selecciones es que no son entrenadores de clubes. Nosotros entrenamos mucho para jugar en escenarios en los que si perdés el primer partido y empatás el segundo, te volvés a Uruguay. No tenemos 44 partidos para revertir una situación. Tiene que haber objetivos claros en los entrenamientos; enseñarle al futbolista lo que quiere el entrenador para el Campeonato Sudamericano, por ejemplo. Yo puedo entrenar muy bien, pero si voy a un partido y decido mal la integración del equipo o hago mal los cambios, me vengo para Uruguay, y es un perjuicio tremendo no jugar una Copa del Mundo o no salir campeón sudamericano. Cuando organizo los microciclos, tienen que estar en dirección de lo que yo quiero ver en la competencia.
¿Se tiene una base de datos a nivel juvenil y de la mayor de futbolistas con doble nacionalidad?
Sí. Hay que hacer las cosas cuando hay que hacerlas. Si hubiésemos querido hacer una acción rimbombante, hubiésemos hecho un campamento en Madrid con hijos de inmigrantes uruguayos. Pero tenemos que ser responsables: ¿cuántos de esos chiquilines tiene nivel de selección? Si la situación lo amerita, claro que los vamos a tener en cuenta. Pero si no lo amerita, no es que no los consideremos, es que no vale la pena. Quedaría muy lindo que fuéramos, pero no estamos para hacer cosas lindas, estamos para hacer cosas efectivas y con austeridad.
Hace poco la AUF se asoció a Driblab, una empresa de big data. ¿Cómo se trabaja el big data en una selección nacional?
En la recolección de datos hay muchas cosas que hay que tener en cuenta. Son muy importantes cuatro pasos: capturar el dato, analizarlo, interpretarlo e implementarlo; eso es fundamental. Nuestro referente táctico es Diego Alonso. ¿Qué necesita Diego Alonso de la selección uruguaya como dato? ¿Y de los adversarios? Ahí se establece un protocolo estándar de selecciones, pero tenemos que cubrir lo que quiere el entrenador, que a veces requiere más cosas.
¿La herramienta va a estar disponible para las selecciones juveniles?
Sí, tenemos que dar soporte de tecnología a todas las selecciones, tanto en Montevideo como cuando salen al exterior. Tenemos que crear un departamento de análisis que tendrá distintos sectores; uno de ellos se encarga de la recolección y el procesamiento de los datos. Después de cada microciclo de las juveniles, les mandamos los datos del GPS a los clubes que aportan los futbolistas. Eso les interesa porque es el dato de la carga. Es una relación ganar-ganar, porque cuando un club pone un futbolista en la selección uruguaya la cotización aumenta. Nosotros tenemos que cuidarle el futbolista al club, hacerle entender qué queremos para la selección uruguaya, no podemos perjudicarlo. El club es el que lo sostiene toda la semana.
“La mayoría de los equipos, antes de iniciar los torneos, tiene claro lo que quiere, pero después el resultado los lleva a cualquier lado. [...] Es duro, pero es lo que pienso”.
¿Qué criterios se siguen para elegir a los entrenadores de las selecciones juveniles?
Otra de las cosas que se han hecho en este período es elaborar una guía sobre las cualidades que debería tener un entrenador de selección. No son las mismas las de la sub 20 que las de la sub 15. Cuando vos tenés una guía, podés hacer un ejercicio de datos, por ejemplo, ver qué experiencia internacional tiene el entrenador en torneos de eliminación. No voy a elegir un entrenador para jugar 44 partidos, voy a jugar menos. No puedo perder de vista eso. Hay un comité que está compuesto por el Ejecutivo, Diego Alonso, Jorge Hananía [gerente deportivo] y por mí. Ahí intercambiamos.
A veces los tiempos no son los que la gente quiere, está esa ansiedad de que todo tiene que ser ya. Es una responsabilidad seria elegir un entrenador, no sólo de selección, de un club también. Hoy en día las cosas siguen igual; dicen que cambian, pero no cambian: los clubes contratan un entrenador y hacen diez contratos [de jugadores], después sacan al entrenador y esos diez contratos quedan ahí, viene otro entrenador y no pone a ninguno de esos diez contratos. Así sucede en cuatro o cinco años. ¿Cuál es la conclusión? El club no tiene dinero ni futbolistas. La mayoría de los equipos, antes de iniciar los torneos, tiene claro lo que quiere, pero después el resultado los lleva a cualquier lado. La consecuencia en algunos equipos es perder la categoría, en otros es desaparecer. Después aparecen de vuelta por esto de las sociedades anónimas [SAD], la gente busca la oportunidad de reflotar un equipo. Pero si desaparecen, la responsabilidad es del que dirige un club. Por eso hay que elegir bien al entrenador, y por eso hay que tener claridad de que cuando las cosas no vienen bien, ver si sostengo o si no sostengo. Es duro, pero es lo que pienso.