Los mejores equipos de la primera parte del campeonato de la Segunda División, que permitió la clasificación directa a los play-offs, se enfrentaron en el máximo escenario del fútbol criollo: el estadio Centenario. Dos equipos aplomados por el tiempo, desde las cabezas pensantes que los dirigen, hasta el pasado reciente de gloria, o cercano a la gloria, lo que también pesa en la experiencia.

La Luz ascendió de la vieja y querida C con la dirección técnica de Julio Fuentes. Significó la vuelta a la vida del cuadro de Aires Puros, que, más allá de alguna que otra aparición, no venía acostumbrado en los últimos tiempos a pelear en los puestos altos. Sin embargo, quizás el nuevo entorno que le acontece, sumado a la fuerza grupal, que es toda una variable, les haya permitido a los merengues no tan sólo el ascenso a la Segunda División, sino también ser de los mejores planteos y alcanzar esta final con puntaje ideal en el Torneo Competencia de la Segunda División.

Por su parte, el equipo de Sayago, dirigido por Damián Santín, venía de pelear el ascenso del año pasado, cuando fue protagonista pero quedó en las puertas de la gloria. Eso le significó un aplique en su memoria, y la mayoría de los jugadores repitieron campaña en esta petit entrega de fútbol de ascenso. Así, alcanzaron la final, aunque llegaron de perder con Miramar Misiones. Hay un marco común para estas historias y es la existencia de las sociedades anónimas deportivas, para algunos un mal necesario, para otros el fin de la soberanía.

El equipo merengue de Julio Fuentes estuvo, durante la primera parte, mejor armado que los cerveceros. Hay una bajada constante a lo grupal, desde el inicio, desde la foto del equipo, en la que participaron todos, hasta el final del primer tiempo, cuando nuevamente se aunaron en un abrazo todas las energías. La subida insistente de Enzo Castillo, la presencia de Carlos Muela hasta la sustitución, la potencia de Sequeira por un lado –que tuvo la más clara en el primer tiempo–, la movilidad acechante de Pablo Perla Silva en la delantera. Las apariciones de Santiago Ramírez, aunque intermitentes, siempre estuvieron teñidas de categoría.

El equipo dirigido por Damián Santín apeló a las individualidades, al verse superado en volumen de juego por el rival. Es que Racing plantó tanto en el 11 inicial como en el banco de los relevos nombres que hacen la diferencia en una baldosa. Hay una variable fundamental también en la jerarquía. Patricio Gregorio en el medio de la cancha estuvo en constante contacto con el balón, hilvanando, tejiendo. Fue José Varela quien hizo el trabajo más sucio de marcar, romper o quebrar. Los tiempos fueron manejados desde el fondo con Rodrigo Odriozola y Gastón Bueno. La diferencia en el marcador llegó de la mano de la experiencia de Diego Vera, que peleó una pelota que parecía dominada en los pies de Jonathan Píriz. Ganó la tenida y llegó al fondo, tuvo la certeza de levantar la cabeza y buscar a Gorocito, que definió con jerarquía al primer palo de Jhonny da Silva para irse a besar el escudo cerca de la hinchada.

El partido se tornó áspero. La batucada enfatizó. Diego Vera tuvo el segundo y Gorocito también exigió a Da Silva, que respondió en ambas oportunidades. Julio Fuentes se fue expulsado por una discusión no muy clara con el arquero rival mientras había un jugador caído. Subieron las tensiones y los equipos movieron los bancos de suplentes. Hubo expulsiones y discusiones. Tarjetas amarillas y tarjetas rojas. Pablo Fagúndez por una arremetida contra el buen arquero de la academia Rodrigo Odriozola, Patricio Gregorio por un manotazo en la gresca posterior a la falta.

Racing se afianzó en la marca. Fabián Píriz eliminó su sector, por donde quería caer Ramírez. Diego Vera generó de las únicas jugadas del segundo tiempo entre amagues y fuerza física, pero Tomás Verón Lupi no entendió que con levantar la cabeza podría haberse terminado el partido. El experimentado delantero lamentó la decisión del compañero.

El partido pisaba los 90. El delantero, de gran partido, tuvo la siguiente por esa exuberancia física que lo caracteriza, pero Jhonny da Silva se quedó con el grito. Surgió el baile del banderín y el partido se fue yendo. En los descuentos pudo haber sido de tiro libre para Racing por Agustín Ocampo, pero la pelota dio en el travesaño. Diego Viruta Vera, que lo merecía, convirtió el segundo apenas antes del pitazo final.

El equipo de Damián Santín se proclamó campeón del Torneo Competencia y aseguró un lugar en los play-offs por el ansiado ascenso a la Primera División.

Detalles

Estadio: Centenario
Árbitros: Mathías de Armas, Matías Rodríguez, Marcos Rosamen.

La Luz (0): Jhonny da Silva; Juan Pablo Fagúndez, Jonathan Píriz, Sebastián Cardozo, Enzo Castillo (68’ Nicolás Rodríguez); Carlos Muela (46’ Agustín Gutiérrez), Pablo Porcile (68’ Juan Quintana), Rodrigo Viera, Horacio Sequeira (79’ Emanuel Fuentes); Pablo Silva, Santiago Ramírez. Entrenador: Julio Fuentes.

Racing (2): Rodrigo Odriozola; Agustín Pereira (70’ Gonzalo Aguilar), Gastón Bueno, Sebastián Diana, Fabián Píriz; José Varela (70’ Erick de los Santos), Patricio Gregorio, Tomás Verón Lupi (85’ Agustín Ocampo), Juan Sebastián Rivero (80’ Agustín rodríguez); Diego Vera, Luis Gorocito (70’ Joaquín Ochoa). Entrenador: Damián Santín.

Goles: 43’ Luis Gorocito (R), 94’ Diego Vera (R).
Expulsados: 77’ Patricio Gregorio (R), 77’ Pablo Fagúndez (LL).