Faltaban 15 para el fin, para el final. Larriera apostó por más juveniles, más delanteros, y se sumaron Alejo Cruz y Brian Mansilla. Antes había entrado Lucas Viatri, después Ruben Bentancourt. El tiempo pasaba y Cerro Porteño defendía el cero de su arco, que lo mantenía en carrera hacia la clasificación. Las ganas y la desesperación iban juntas, se potenciaban, se desestabilizaban. Y así en la esquina de la frustración y la amargura cayó la eliminación de la Libertadores, y la esperanza de poder llegar a la Sudamericana se hizo presente.

Peñarol y Cerro Porteño empataron sin goles en el Campeón del Siglo y eso hizo que los aurinegros llegaran a cuatro unidades, con un techo de siete si la semana que viene le ganan a Colón, pero ya nunca podrán llegar a los ocho o más con que terminarán por lo menos dos clubes después del partido de este mismo grupo entre los santafesinos y Olimpia. A lo máximo que puede aspirar ahora el carbonero es a clasificar a la Sudamericana como tercero del grupo, y para ello sólo dependerá de sí mismo si los argentinos pierden este miércoles en Santa Fe ante Olimpia.

Lo que el viento se llevó

En el Campeón del Siglo hace frío. Mucho frío. Frío, lluvia, y el viento que amaga llevarse los carteles.

La gente igual ha llegado al todavía nuevo estadio de Peñarol, y a pesar de la mojadura, del barro, del frío que te acuchilla hasta los huesos, están ahí, con el calorcito que les dan sus colores, con el fuego de la esperanza, que en algunos casos se apoyó en lo realmente posible, y en otros, en la fe de esa religión construida a patadas, pelotazos, sudor y trabajo.

El viento fue un elemento extremadamente perturbador en el comienzo del partido. También seguramente lo era la incómoda situación de Peñarol para tratar de seguir adelante en la Libertadores. La imprecisión era hija del viento, pero también de los nervios, y Cerro Porteño ponía lo suyo jugando posesiones largas que generaban más perturbación aún por la ausencia de la pelota en los pies de los locales.

No obstante ello, los dos tuvieron oportunidad de llegar a las redes. Peñarol, a través de una escapada del sanducero Ignacio Laquintana, y Cerro Porteño, en una acción en la que Moreno Martins y el viento hicieron que la pelota quedara cerca del gol.

Mauricio Larriera ensayó variantes estratégicas y de nombres, jugando con tres puntas, los jóvenes Laquintana, Agustín Álvarez Martínez y Máximo Alonso, el experimentadísimo Walter Gargano esta vez como único y retrasado eje central, y a su lado Pablo Cepellini y el juvenil Saravia.

Jugando rotundamente con el viento en contra en la primera parte, los atacantes aurinegros tuvieron pocas situaciones de extremo peligro, pero tuvieron mucho más juego cerca del arco contrario que en los partidos anteriores. Le quedó una al Canario Álvarez Martínez, pero el arquero tapó bien, y hubo un par más.

En la segunda parte el viento empezó a jugar para un lado y para el otro, y Cerro Porteño generó en cinco minutos mucho más que en los primeros 45. Le costó al equipo de Larriera volver a quedarse con la pelota en campo contrario. El paso de los minutos se transformó en un elemento tan perturbador como el viento y el diluvio. Los nervios, las frustraciones.

Un penal

Entró Lucas Viatri a jugar detrás de Álvarez Martínez, y el juego del argentino pesó positivamente, hasta que a los 20’ del segundo hubo penal para los carboneros. Como en todos los últimos partidos del Uruguayo, lo pateó Cepellini, pero la pelota se fue por encima del travesaño y la frustración subió el nivel.

Estos partidos contra el rival de turno, contra la tabla de posiciones, contra el futuro inmediato, y encima contra la frustración de un penal errado suelen ser situaciones de muy difícil resolución, aún más cuando el minutero avanza por sobre las expectativas.

El reloj, el juego, le pasó por encima. La amargura de la eliminación de la Libertadores fue un trago que deberá quedar superado, para la semana que viene procurar terminar tercero y entrar a los octavos de final de la Sudamericana.

Detalles

Copa Libertadores – Grupo G
Estadio: Campeón del Siglo
Árbitros: Wilson Sampaio, Bruno Pires y Danilo Manis (Brasil)

Peñarol (0): Kevin Dawson; Matías Aguirregaray (83′ Ezequiel Busquets), Hernán Menosse, Edgar Elizalde, Juan Manuel Ramos; Pablo Cepellini (75′ Alejo Cruz), Walter Gargano, Rodrigo Saravia; Ignacio Laquintana (63′ Lucas Viatri), Agustín Álvarez Martínez (83′ Ruben Bentancourt), Máximo Alonso (75′ Brian Mansilla). Entrenador: Mauricio Larriera.

Cerro Porteño (0): Jean Fernándes; Carlos Rolón (70′ Enzo Giménez), Juan Patiño, Alexis Duarte, Alan Rodríguez, Alan Benítez, Rafael Carrascal, Angel Cardozo Lucena, Claudio Aquino, Fernando Romero (70′ Alfio Oviedo), Marcelo Moreno Martins (82′ Daniel Rivas). Entrenador: Francisco Arce.

Goles: No hubo.