Esta mañana, la tripulación del crucero sueco Encalacrasson, que visitó las costas uruguayas en enero y se destacó por la calidad de swingers de sus pasajeros (o sea: gente que intercambia parejas), difundió un comunicado en el que aclaró que “al final, no era tan así”.

“En realidad, se trataba de individuos que ven algo con color de piel y se tiran de cabeza; les pusimos ‘swingers’ porque, a los efectos administrativos, es así, pero la posta es que acá nadie sabe bien siquiera para qué vienen, pero como pagan y la pasan bien, nosotros no somos quiénes para cuestionarlos”, argumentó Stefan Svensson, vocero de la empresa titular de la embarcación y firmante de la carta.

“Sí, claro que les pinta el relajo, pero también leen, tejen, piden que vuelvan los milicos... en fin, gente adulta, plenamente responsable, consciente y en uso de sus facultades, que gasta su dinero en esto, mirá si nos vamos a oponer, tas loco, al revés”, se explica en otro fragmento de la misiva.