Los cambios en el lenguaje propuestos en el marco de la agenda de derechos suelen generar fuertes resistencias desde varios sectores de la sociedad. La idea de que a un hombre que asumió una identidad de género diferente de la que se le asignó al nacer no se le debería seguir llamando hombre, por ejemplo, es cuestionada con frecuencia por parte de algunos intelectuales y también por dirigentes políticos. “Todo eso de los trans me parece una reverenda pelotudez. Me tienen podrido con eso de que a un hombre trans no se le puede llamar hombre. Un hombre es un HOMBRE, listo. Y que no me vengan con que por pensar así soy de derecha, porque yo creo que izquierda y derecha son cosas que ya no existen”, opinó un dirigente de un partido de la coalición multicolor. “Creo que el término ‘derecha’ se ha vuelto algo que se usa para encasillar o lisa y llanamente demonizar a las personas que no nos arrodillamos ante la hegemonía progresista. Por eso me enoja y me deprime que me llamen derechista. Es discriminatorio”.

La queja: “Cuando se refieren a nosotros como ‘brigadas antipasta’ nos están ofendiendo profundamente. Es una estrategia de la izquierda para cancelarnos por pensar diferente”. Persona que se dedica a apalear indigentes.