Casi desde su comienzo, la presente administración fue muy dura con la prensa, hablando frecuentemente de “medios opositores”, una tendencia que se agravó notablemente cuando comenzaron las filtraciones en los casos Astesiano, Marset y Penadés. El precandidato nacionalista y exsecretario de Presidencia Álvaro Delgado fue un poco más allá y habló de una “confabulación continental”. “Que nadie se llame a engaño. Esto no son filtraciones inocentes. Estas son las coberturas de prensa malintencionadas y desestabilizadoras que forman parte del Plan Atlanta”, expresó.

En opinión de Delgado, permitir que los “periodistas opositores” marquen la agenda con sus denuncias contra el gobierno “es una forma de colaborar con los planes de Estados Unidos de la región, es decir, con sus políticas neocolonialistas que buscan mantenernos sojuzgados en lugar de emancipados, sometidos en lugar de libres. De alguna manera, estas denuncias fomentan el cipayismo servil a los intereses del Imperio”.

La defensa: “Al presidente le están pegando en el piso. Eso no es oposición, eso es bullying”. Álvaro Delgado, precandidato no muy original.